La educación física como parte inseparable de la
atención temprana en niños de riesgo biológico.
por Lic. Anai Guerra Labrada
RESUMEN
Este trabajo tiene como objetivo resaltar el papel de la atención temprana, y dentro de ella la educación física, como parte importante para lograr atenuar y/o eliminar las anomalías en el desarrollo psicomotor a niños de riesgo biológico; asimismo, ilustrar algunos resultados del Programa de Atención Temprana que se desarrolla en la provincia de Camagüey. Es un hecho demostrado la capacidad del Sistema Nervioso Central de lograr la recuperación total o parcial de ciertas funciones en presencia de daño estructural. La Atención Temprana es el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Resultados de investigaciones realizadas en el Hospital Materno Infantil “Ana Betancourt de Mora”, de la provincia de Camagüey, inducen a afirmar la necesidad de la intervención de especialistas de la educación física en la orientación a los padres como parte del trabajo interdisciplinario de prevención en niños de riesgos. Se ha demostrado que en el comportamiento del desarrollo psicomotor hasta los 2 años de niños con Encefalopatía Hipóxico Isquemica (EHI) y Muy Bajo Peso -< 1500g- (MBP) nacidos en la ciudad de Camagüey, las principales dificultades se encuentran marcadamente en las áreas del lenguaje y motora, mientras que en el grupo MBP en el área motora solamente. Se concluye que la educación física, como parte de la atención temprana, de padres y la aplicación consecuente en los niños de riesgo biológico, contribuyen a prevenir, atenuar y/o disminuir las secuelas neurológicas en estos niños. Se hace necesario concientizar a padres y educadores en el importante papel de la atención temprana.
Introducción
El desarrollo infantil es un proceso dinámico, sumamente complejo, que se sustenta en la evolución biológica, psicológica y social. Los primeros años de vida constituyen una etapa de la existencia especialmente crítica ya que en ella se van a configurar las habilidades perceptivas, motrices, cognitivas, lingüísticas y sociales que posibilitarán una equilibrada interacción con el mundo circundante. Es bien conocido que la conjunción de la atención gineco-obstétrica y de los neonatos logró disminuir la morbimortalidad neonatal, pero propició el incremento de las secuelas.
Este trabajo tiene como objetivo resaltar el papel de la atención temprana, y dentro de ella la educación física, como parte importante para lograr atenuar y/o eliminar las anomalías en el desarrollo psicomotor a niños de riesgo biológico; asimismo, ilustrar algunos resultados del Programa de Atención Temprana que se desarrolla en la provincia de Camagüey.
Desarrollo
Las lesiones estáticas del Sistema Nervioso Central (SNC) constituyen el 60% de las afecciones neurológicas en la infancia como resultado de lesiones destructivas del SNC y se ponen de manifiesto desde los primeros meses de vida, todas las funciones cerebrales pueden ser afectadas en variadas combinaciones dependiendo del tipo, momento, grado de la lesión (Pascual, 1983; La Pine et al, 1995).
Es un hecho demostrado la capacidad del SNC de lograr la recuperación total o parcial de ciertas funciones en presencia de daño estructural. Sí la oferta de estímulos es organizada y planificada se podrá contar con una situación de desarrollo favorable (Villablanca, 1990; Martínez, 1996).
Estas afecciones neurológicas no solo repercuten en la salud y desarrollo del niño sino también en su familia ya que ellos requieren de largos períodos de hospitalización que unido a la atención y cuidados especiales alteran la dinámica y economía de la misma. Desde la perspectiva social estos niños sin un adecuado seguimiento pueden verse afectados en su integración social y su ubicación en la enseñanza normal (Parker et al, 1992). Reportes mundiales demuestran el bajo costo, la alta rentabilidad y la eficacia de los Programas de Atención Temprana para prevenir o atenuar discapacidades (Brooksgunn et al, 1992; Candel, 1993; Weisglaskuperus et al, 1993).
Se entiende por Atención Temprana (Anónimo, 2000) el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar (García,2002). El sistema nervioso se encuentra en la primera infancia en una etapa de maduración y de importante plasticidad. La situación de maduración condiciona una mayor vulnerabilidad frente a las condiciones adversas del medio y las agresiones, por lo que cualquier causa que provoque una alteración en la normal adquisición de los hitos que son propios de los primeros estadios evolutivos puede poner en peligro el desarrollo armónico posterior, pero la plasticidad también dota al Sistema Nervioso de una mayor capacidad de recuperación y reorganización orgánica y funcional, que decrece de forma muy importante en los años posteriores (da Fonseca 2004).
La evolución de los niños con alteraciones en su desarrollo dependerá en gran medida de la fecha de la detección y del momento de inicio de la Atención Temprana. Cuanto menor sea el tiempo de deprivación de los estímulos mejor aprovechamiento habrá de la plasticidad cerebral y potencialmente menor será el retraso. En este proceso resulta crucial la implicación familiar, elemento indispensable para favorecer la interacción afectiva y emocional así como para la eficacia de los tratamientos.
La Atención Temprana, desde los principios científicos sobre los que se fundamenta: Pediatría, Neurología, Psicología, Psiquiatría, Pedagogía, Fisiatría, Lingüística, etc., tiene como finalidad ofrecer a los niños con déficits o con riesgo de padecerlos un conjunto de acciones optimizadoras y compensadoras, que faciliten su adecuada maduración en todos los ámbitos y que les permita alcanzar el máximo nivel de desarrollo personal y de integración social.
La detección temprana y oportuna del daño neurológico infantil es una actividad prioritaria en el contexto de las deficiencias y de la rehabilitación.
El niño, en sus primeros años de vida, desarrolla y realiza acciones motrices desde el momento de su nacimiento (incluso antes). Esta actividad motriz, no es más que la forma de expresión y de conocimiento de sí mismo y del entorno que le rodea. Aprende a partir de la experiencia e irá estructurando y construyendo su esquema corporal al mismo tiempo que se va adaptando a los requerimientos funcionales de cada situación. Pero esta situación se ve alterada o comprometida en aquellos que por motivos de bajo peso, prematuros, retraso psicomotor o discapacidad, no tienen un desarrollo neurológico normalizado (Villagra, 2004).
En el mundo se incrementan cada vez más los “niños en riesgo” de secuelas egresados de las Salas de Neonatologías, que requieren el seguimiento de un equipo multidisciplinarios (Maldonado et al, 1996).
Con estos niños es en ocasiones notable las alteraciones en el área motora caracterizándose por hipo o hipertonía, por ello es necesario llevar a cabo desde los primeros días una adecuada estimulación de sus conductas motoras con el fin de mejorar sus posibilidades de movilidad y mayor exploración del medio.
Piaget, enfatizó la importancia de los reflejos tempranos y los patrones sensoriales motores en el desarrollo de la conducta intelectual. Los métodos de facilitar respuestas tempranas de succión, visual, auditivas y prensil, se sugieren. Las técnicas para el desarrollo neurológico deben combinarse con un programa de terapia física, durante muchos años los Bobaths, han demostrado el valor de la fisioterapia temprana para los niños con disfunción del sistema nervioso central, ellos sugieren que el manejo físico puede interrumpir o alterar el curso de maduración anormal, lo que permitirá que el niño logre un nivel superior de funcionamiento motor e intelectual. Las mismas razones que evidencian la eficacia de esta intervención temprana en niños con deficiencias cerebrales llevan a suponer que la estimulación física temprana en niños de alto riesgo, contribuiría a prevenir o atenuar tempranamente anormalidades que pueden presentarse desde las primeras semanas de vida (Candel,1993). La prevención de discapacidades físicas en niños de riesgos que puedan presentar alteraciones o defectos primarios o secundarios apunta a la necesidad de adaptar y/o modificar las actividades físicas, ya sean los juegos, deportes, la educación física y los ejercicios, según las particularidades individuales desde los primeros momentos de vida (Pascual, 2004).
La estimulación física tiene como objetivos:
· Estimular los reflejos en el niño.
· Facilitar tono normal del niño y patrones de movimientos, ofreciendo experiencias sensorio-motoras normales.
· Prevenir tempranamente contracturas o deformidades.
La prevención de discapacidades es también un problema de gran interés para la psicología y exige, desde el punto de vista metodológico, buscar vías para hacer más efectivo el proceso de concienciación de las tareas a realizar por los padres y los métodos educativos para alcanzarlas.
El trabajo de los especialistas es sólo un pequeño paso en este sentido. Los padres deben entender, que ellos poseen un poder de influencia muy importante sobre el desarrollo de sus hijos y no solo es lo temprano, sino lo eficaz, si se realiza una estimulación adecuada, los niños son capaces de realizar determinados aprendizajes mucho antes del momento en que suponen hacerlo. Es importante que la familia conozca que no se deben violentar etapas, estas son graduales y progresivas, se debe tener en cuenta no solo el nivel real alcanzado por el niño en un momento dado, es necesario estimular el desarrollo potencial del niño.
En Cuba se ha venido reforzando, en estos últimos años, el insustituible papel que junto a otros "agentes formadores" (círculo infantil, escuela, comunidad) debe jugar la familia en la educación y formación de sus miembros. Es importante que se organicen las actividades a realizar por el niño o la niña (alimentación, sueño, aseo, juego, deportes, etc.) (Bohigas y Folguera, 1992).
Teniendo en cuenta estos fundamentos teóricos se considera necesario implementar programas de orientación familiar a través de métodos educativos dirigidos a la estimulación física basados en la motricidad gruesa, comenzando con la estimulación de reflejos. Y siguiendo las pautas del desarrollo, la estimulación para mejorar adquisiciones como control cefálico volteos, cambios de posición o posturas, sedestación desplazamiento en el suelo, gateo, bipedestación y marcha. A partir de los 24 meses, las actividades se encaminan a mejorar la marcha ya adquiridas y otras conductas motoras relacionadas con el control postural y equilibrio, subir y bajar escaleras, carrera, saltos. Es precisamente el área motora la más afectada en los niños de riesgo neurológicos (Fernández-Carrocera et al, 1999). Las principales acciones por edades han sido abordadas por diferentes autores (MINSAP, 1983; Bohigas y Folguera, 1992; Candel, 1993; Heese, s/a, entre otros) en diferentes programas de estimulación, de forma general las actividades para potenciar el desarrollo en los dos primeros años se dirigen a:
0-3 Meses.
Estimulación de reflejos, favorecer movimientos del cuerpo, control cefálico, volteos.
3-6 Meses
Reforzar control cefálico, retención de objetos, cambios de posición o posturas, control del tronco, sedestación.
6-9 Meses
Reforzar sedestación, desplazamiento en el suelo, gateo, incorporación, bipedestación con apoyo, parcial prehensión.
9-12 Meses
Prehensión fina, equilibrio en bipedestación, marcha con ayuda, bipedestación sin apoyo, marcha independiente.
12-18 Meses.
Incorporación sin apoyo, perfeccionar marcha, equilibrio y coordinación, subir y bajar escaleras con ayuda, equilibrio en un pie con ayuda, marcha rápida.
18-24 Meses
Perfeccionar marcha, saltos, escalar, carrera, patear, lanzar pelota bilateral.
Investigaciones realizadas en el Hospital Materno Infantil “Ana Betancourt de Mora”, de la provincia de Camagüey, como parte del Programa de intervención temprana para la prevención de alteraciones en el desarrollo psicomotor en niños de alto riesgo (Barreras y Guerra, 2002), avalan la necesidad de la intervención de especialistas de la educación física en la orientación a los padres como parte del trabajo interdisciplinario de prevención en niños de riesgos. Se demostró que en el comportamiento del desarrollo psicomotor hasta los 2 años de niños con Encefalopatía Hipóxico Isquemica (EHI) y Muy Bajo Peso -< 1500g- (MBP), las principales dificultades se encuentran en las áreas del lenguaje y motora, mientras que en el grupo MBP en el área motora solamente. En ambos grupos las dificultades motoras se concentran en el primer año de vida, el 89.5% en EHI y el 100% en MBP. Las dificultades en el lenguaje aumentan a partir del primer año de vida, el 68.4% en EHI y el 85.7% en MBP. Las dificultades de coordinación representan el 58.8% en EHI, mientras que en MBP son solo el 6.3% del total. La socialización obtuvo la menor incidencia de problemas en ambos grupos. De manera general el área motora es la más afectada y el grupo de EHI presentó las mayores dificultades en su desarrollo psicomotor.
Conclusiones
La educación física, como parte de la atención temprana, de padres y la aplicación consecuente en los niños de riesgo biológico, contribuyen a prevenir, atenuar y/o disminuir las secuelas neurológicas en estos niños. Se hace necesario concientizar a padres y educadores en el importante papel de la atención temprana.
Bibliografía
- Anónimo, 2000. Libro blanco de atención temprana. Grupo de atención temprana. Disponible en: http://www.infodisclm.com/. Consultado mayo 2001.
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- Bohigas C, Folguera M. 1992. Bríndale ayuda a tu hijo. La Habana, Cuba: Pueblo y Educación
- Brooksgunn J, Liaw FR, Klebanov PK. 1992. Effects of early intervention on cognitive function of low-birth-weight preterm infants. Journal of pediatrics 120(3):350-359.
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- García, FA. Investigación en Atención Temprana. Rev Neurol 2002; 34 (Supl 1): 1-5
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- Maldonado, FS. et al. 1996. Participación de los padres en el desarrollo neurológico de neonatos enfermos. Revista Mexicana de Pediatría, 63, 3, 223-230. México.
- Martínez TE. 1996. La Estimulación temprana: Un punto de partida. Rev. Cub. Pediatr; 68:138-140.
- MINSAP. 1987. Educa a tu hijo. Programa para la familia dirigido al desarrollo integral del niño. La Habana, Cuba: Pueblo y Educación.
- Parker SJ, Zahr LK, Cole JG, Brecht Ml. 1992. Outcome after developmental intervention in the neonatalintensive-care unit for mothers of preterm infants with low socioeconomic-status. Journal of Pediatrics;120(5):780-785.
- Pascual A. 2004. La educación física y la atención a las discapacidades. 1er Congreso Internacional de Educación Física . 2do Simposio de psicomotricidad Infantil. Varadero. Cuba.
- Pascual J. 1983. Temas de Neurología Pediátrica. Ciudad Habana, Cuba: Instituto Superior de Ciencias Médicas.
- Villablanca JR. 1990. Recuperación funcional y reorganización anatómica del cerebro con daño neonatal. Premio “Reina Sofía”. Documentos 26/91, Madrid. España.
- Villagra HA. 2004 La estimulación acuática en los primeros años de vida para las personas de alto riesgo. Conferencia Magistral impartida en 1er Congreso Internacional de Educación Física . 2do Simposio de psicomotricidad Infantil. Varadero. Cuba.
- Weisglaskuperus N, Baerts W, Smrkovsky M, Sauer PJJ. 1993. Effects of biological and social-factors on the cognitive-development of very-low-birth-weight children. Pediatrics 92(5):658-665.
Lic. Anai Guerra Labrada
Dpto. Humanidades
Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas
Universidad de Camagüey
Camagüey 74650, Cuba.
anai.guerra@cso.reduc.edu.cu
atención temprana en niños de riesgo biológico.
por Lic. Anai Guerra Labrada
RESUMEN
Este trabajo tiene como objetivo resaltar el papel de la atención temprana, y dentro de ella la educación física, como parte importante para lograr atenuar y/o eliminar las anomalías en el desarrollo psicomotor a niños de riesgo biológico; asimismo, ilustrar algunos resultados del Programa de Atención Temprana que se desarrolla en la provincia de Camagüey. Es un hecho demostrado la capacidad del Sistema Nervioso Central de lograr la recuperación total o parcial de ciertas funciones en presencia de daño estructural. La Atención Temprana es el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Resultados de investigaciones realizadas en el Hospital Materno Infantil “Ana Betancourt de Mora”, de la provincia de Camagüey, inducen a afirmar la necesidad de la intervención de especialistas de la educación física en la orientación a los padres como parte del trabajo interdisciplinario de prevención en niños de riesgos. Se ha demostrado que en el comportamiento del desarrollo psicomotor hasta los 2 años de niños con Encefalopatía Hipóxico Isquemica (EHI) y Muy Bajo Peso -< 1500g- (MBP) nacidos en la ciudad de Camagüey, las principales dificultades se encuentran marcadamente en las áreas del lenguaje y motora, mientras que en el grupo MBP en el área motora solamente. Se concluye que la educación física, como parte de la atención temprana, de padres y la aplicación consecuente en los niños de riesgo biológico, contribuyen a prevenir, atenuar y/o disminuir las secuelas neurológicas en estos niños. Se hace necesario concientizar a padres y educadores en el importante papel de la atención temprana.
Introducción
El desarrollo infantil es un proceso dinámico, sumamente complejo, que se sustenta en la evolución biológica, psicológica y social. Los primeros años de vida constituyen una etapa de la existencia especialmente crítica ya que en ella se van a configurar las habilidades perceptivas, motrices, cognitivas, lingüísticas y sociales que posibilitarán una equilibrada interacción con el mundo circundante. Es bien conocido que la conjunción de la atención gineco-obstétrica y de los neonatos logró disminuir la morbimortalidad neonatal, pero propició el incremento de las secuelas.
Este trabajo tiene como objetivo resaltar el papel de la atención temprana, y dentro de ella la educación física, como parte importante para lograr atenuar y/o eliminar las anomalías en el desarrollo psicomotor a niños de riesgo biológico; asimismo, ilustrar algunos resultados del Programa de Atención Temprana que se desarrolla en la provincia de Camagüey.
Desarrollo
Las lesiones estáticas del Sistema Nervioso Central (SNC) constituyen el 60% de las afecciones neurológicas en la infancia como resultado de lesiones destructivas del SNC y se ponen de manifiesto desde los primeros meses de vida, todas las funciones cerebrales pueden ser afectadas en variadas combinaciones dependiendo del tipo, momento, grado de la lesión (Pascual, 1983; La Pine et al, 1995).
Es un hecho demostrado la capacidad del SNC de lograr la recuperación total o parcial de ciertas funciones en presencia de daño estructural. Sí la oferta de estímulos es organizada y planificada se podrá contar con una situación de desarrollo favorable (Villablanca, 1990; Martínez, 1996).
Estas afecciones neurológicas no solo repercuten en la salud y desarrollo del niño sino también en su familia ya que ellos requieren de largos períodos de hospitalización que unido a la atención y cuidados especiales alteran la dinámica y economía de la misma. Desde la perspectiva social estos niños sin un adecuado seguimiento pueden verse afectados en su integración social y su ubicación en la enseñanza normal (Parker et al, 1992). Reportes mundiales demuestran el bajo costo, la alta rentabilidad y la eficacia de los Programas de Atención Temprana para prevenir o atenuar discapacidades (Brooksgunn et al, 1992; Candel, 1993; Weisglaskuperus et al, 1993).
Se entiende por Atención Temprana (Anónimo, 2000) el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar (García,2002). El sistema nervioso se encuentra en la primera infancia en una etapa de maduración y de importante plasticidad. La situación de maduración condiciona una mayor vulnerabilidad frente a las condiciones adversas del medio y las agresiones, por lo que cualquier causa que provoque una alteración en la normal adquisición de los hitos que son propios de los primeros estadios evolutivos puede poner en peligro el desarrollo armónico posterior, pero la plasticidad también dota al Sistema Nervioso de una mayor capacidad de recuperación y reorganización orgánica y funcional, que decrece de forma muy importante en los años posteriores (da Fonseca 2004).
La evolución de los niños con alteraciones en su desarrollo dependerá en gran medida de la fecha de la detección y del momento de inicio de la Atención Temprana. Cuanto menor sea el tiempo de deprivación de los estímulos mejor aprovechamiento habrá de la plasticidad cerebral y potencialmente menor será el retraso. En este proceso resulta crucial la implicación familiar, elemento indispensable para favorecer la interacción afectiva y emocional así como para la eficacia de los tratamientos.
La Atención Temprana, desde los principios científicos sobre los que se fundamenta: Pediatría, Neurología, Psicología, Psiquiatría, Pedagogía, Fisiatría, Lingüística, etc., tiene como finalidad ofrecer a los niños con déficits o con riesgo de padecerlos un conjunto de acciones optimizadoras y compensadoras, que faciliten su adecuada maduración en todos los ámbitos y que les permita alcanzar el máximo nivel de desarrollo personal y de integración social.
La detección temprana y oportuna del daño neurológico infantil es una actividad prioritaria en el contexto de las deficiencias y de la rehabilitación.
El niño, en sus primeros años de vida, desarrolla y realiza acciones motrices desde el momento de su nacimiento (incluso antes). Esta actividad motriz, no es más que la forma de expresión y de conocimiento de sí mismo y del entorno que le rodea. Aprende a partir de la experiencia e irá estructurando y construyendo su esquema corporal al mismo tiempo que se va adaptando a los requerimientos funcionales de cada situación. Pero esta situación se ve alterada o comprometida en aquellos que por motivos de bajo peso, prematuros, retraso psicomotor o discapacidad, no tienen un desarrollo neurológico normalizado (Villagra, 2004).
En el mundo se incrementan cada vez más los “niños en riesgo” de secuelas egresados de las Salas de Neonatologías, que requieren el seguimiento de un equipo multidisciplinarios (Maldonado et al, 1996).
Con estos niños es en ocasiones notable las alteraciones en el área motora caracterizándose por hipo o hipertonía, por ello es necesario llevar a cabo desde los primeros días una adecuada estimulación de sus conductas motoras con el fin de mejorar sus posibilidades de movilidad y mayor exploración del medio.
Piaget, enfatizó la importancia de los reflejos tempranos y los patrones sensoriales motores en el desarrollo de la conducta intelectual. Los métodos de facilitar respuestas tempranas de succión, visual, auditivas y prensil, se sugieren. Las técnicas para el desarrollo neurológico deben combinarse con un programa de terapia física, durante muchos años los Bobaths, han demostrado el valor de la fisioterapia temprana para los niños con disfunción del sistema nervioso central, ellos sugieren que el manejo físico puede interrumpir o alterar el curso de maduración anormal, lo que permitirá que el niño logre un nivel superior de funcionamiento motor e intelectual. Las mismas razones que evidencian la eficacia de esta intervención temprana en niños con deficiencias cerebrales llevan a suponer que la estimulación física temprana en niños de alto riesgo, contribuiría a prevenir o atenuar tempranamente anormalidades que pueden presentarse desde las primeras semanas de vida (Candel,1993). La prevención de discapacidades físicas en niños de riesgos que puedan presentar alteraciones o defectos primarios o secundarios apunta a la necesidad de adaptar y/o modificar las actividades físicas, ya sean los juegos, deportes, la educación física y los ejercicios, según las particularidades individuales desde los primeros momentos de vida (Pascual, 2004).
La estimulación física tiene como objetivos:
· Estimular los reflejos en el niño.
· Facilitar tono normal del niño y patrones de movimientos, ofreciendo experiencias sensorio-motoras normales.
· Prevenir tempranamente contracturas o deformidades.
La prevención de discapacidades es también un problema de gran interés para la psicología y exige, desde el punto de vista metodológico, buscar vías para hacer más efectivo el proceso de concienciación de las tareas a realizar por los padres y los métodos educativos para alcanzarlas.
El trabajo de los especialistas es sólo un pequeño paso en este sentido. Los padres deben entender, que ellos poseen un poder de influencia muy importante sobre el desarrollo de sus hijos y no solo es lo temprano, sino lo eficaz, si se realiza una estimulación adecuada, los niños son capaces de realizar determinados aprendizajes mucho antes del momento en que suponen hacerlo. Es importante que la familia conozca que no se deben violentar etapas, estas son graduales y progresivas, se debe tener en cuenta no solo el nivel real alcanzado por el niño en un momento dado, es necesario estimular el desarrollo potencial del niño.
En Cuba se ha venido reforzando, en estos últimos años, el insustituible papel que junto a otros "agentes formadores" (círculo infantil, escuela, comunidad) debe jugar la familia en la educación y formación de sus miembros. Es importante que se organicen las actividades a realizar por el niño o la niña (alimentación, sueño, aseo, juego, deportes, etc.) (Bohigas y Folguera, 1992).
Teniendo en cuenta estos fundamentos teóricos se considera necesario implementar programas de orientación familiar a través de métodos educativos dirigidos a la estimulación física basados en la motricidad gruesa, comenzando con la estimulación de reflejos. Y siguiendo las pautas del desarrollo, la estimulación para mejorar adquisiciones como control cefálico volteos, cambios de posición o posturas, sedestación desplazamiento en el suelo, gateo, bipedestación y marcha. A partir de los 24 meses, las actividades se encaminan a mejorar la marcha ya adquiridas y otras conductas motoras relacionadas con el control postural y equilibrio, subir y bajar escaleras, carrera, saltos. Es precisamente el área motora la más afectada en los niños de riesgo neurológicos (Fernández-Carrocera et al, 1999). Las principales acciones por edades han sido abordadas por diferentes autores (MINSAP, 1983; Bohigas y Folguera, 1992; Candel, 1993; Heese, s/a, entre otros) en diferentes programas de estimulación, de forma general las actividades para potenciar el desarrollo en los dos primeros años se dirigen a:
0-3 Meses.
Estimulación de reflejos, favorecer movimientos del cuerpo, control cefálico, volteos.
3-6 Meses
Reforzar control cefálico, retención de objetos, cambios de posición o posturas, control del tronco, sedestación.
6-9 Meses
Reforzar sedestación, desplazamiento en el suelo, gateo, incorporación, bipedestación con apoyo, parcial prehensión.
9-12 Meses
Prehensión fina, equilibrio en bipedestación, marcha con ayuda, bipedestación sin apoyo, marcha independiente.
12-18 Meses.
Incorporación sin apoyo, perfeccionar marcha, equilibrio y coordinación, subir y bajar escaleras con ayuda, equilibrio en un pie con ayuda, marcha rápida.
18-24 Meses
Perfeccionar marcha, saltos, escalar, carrera, patear, lanzar pelota bilateral.
Investigaciones realizadas en el Hospital Materno Infantil “Ana Betancourt de Mora”, de la provincia de Camagüey, como parte del Programa de intervención temprana para la prevención de alteraciones en el desarrollo psicomotor en niños de alto riesgo (Barreras y Guerra, 2002), avalan la necesidad de la intervención de especialistas de la educación física en la orientación a los padres como parte del trabajo interdisciplinario de prevención en niños de riesgos. Se demostró que en el comportamiento del desarrollo psicomotor hasta los 2 años de niños con Encefalopatía Hipóxico Isquemica (EHI) y Muy Bajo Peso -< 1500g- (MBP), las principales dificultades se encuentran en las áreas del lenguaje y motora, mientras que en el grupo MBP en el área motora solamente. En ambos grupos las dificultades motoras se concentran en el primer año de vida, el 89.5% en EHI y el 100% en MBP. Las dificultades en el lenguaje aumentan a partir del primer año de vida, el 68.4% en EHI y el 85.7% en MBP. Las dificultades de coordinación representan el 58.8% en EHI, mientras que en MBP son solo el 6.3% del total. La socialización obtuvo la menor incidencia de problemas en ambos grupos. De manera general el área motora es la más afectada y el grupo de EHI presentó las mayores dificultades en su desarrollo psicomotor.
Conclusiones
La educación física, como parte de la atención temprana, de padres y la aplicación consecuente en los niños de riesgo biológico, contribuyen a prevenir, atenuar y/o disminuir las secuelas neurológicas en estos niños. Se hace necesario concientizar a padres y educadores en el importante papel de la atención temprana.
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Lic. Anai Guerra Labrada
Dpto. Humanidades
Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas
Universidad de Camagüey
Camagüey 74650, Cuba.
anai.guerra@cso.reduc.edu.cu
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