Logopedia. Tratamiento
TRATAMIENTO
Aunque el tratamiento está en función del tipo de disfonía, los pasos fundamentales suelen ser:
1. Relajación: total o parcial. Se pueden utilizar diferentes técnicas.
a) Total: trabajando el cuerpo entero y favoreciendo también la relajación a nivel mental.
b) Parcial: trabajando por separado cada parte del cuerpo o la zona que veamos está más contraída y afecta a la producción de la voz.
Para la relajación, especialmente de la zona de los hombros, cuello, laringe y cara, se suele utilizar el masaje.
De todas formas hay que tener en cuenta que en las disfonías producidas por una relajación de los músculos de la laringe no se trabaja la relajación ya que agravaría el problema.
2. Respiración
Es una de las fases más importantes en el tratamiento ya que suele ser la causa o uno de los aspectos que más influyen en las disfonías.
Se comienza a trabajar con el paciente tumbado para posteriormente pasar a la posición de sentado y finalmente de pie.
El tipo de respiración que se intenta conseguir es la costo-diagragmática ya que es la que permite una mayor inspiración e espiración de aire y aumenta la capacidad pulmonar del paciente.
En esta fase del tratamiento también se suelen introducir ejercicios fonatorios durante la espiración.
3. Ejercitación muscular: del sistema bucofonatorio y musculatura asociada
En esta fase trabajamos mediante ejercicios y masajes los músculos de hombros, cuello y cara.
Estos ejercicios son una especie de "gimnasia" en la que, por ejemplo, el paciente debe mover el cuello hacia derecha-izquierda, girarlo... o abrir-cerrar la boca exageradamente, colocar la lengua en una determinada posición, etc.
4. Impostación vocal
Es la última fase del tratamiento y la culminación de este. En ella se enseña al paciente a fonar (producir voz, hablar) correctamente coordinado la respiración y los movimientos de la boca, cuello,... necesarios evitando la contracción de los músculos innecesarios y la realización de pautas incorrectas que son las que llevaron a la disfonía.
Se enseña al paciente a escuchar su voz y emitirla en el tono e intensidad más óptimos para él.
Pero lo más importante del tratamiento es enseñar al paciente a vigilar y controlar su higiene vocal y los malos hábitos ya que suelen ser la causa principal de las disfonías y si no los eliminamos el tratamiento será inefectivo.
PREVENCIÓN
Se puede enfocar desde la evitación y/o eliminación de:
Agentes externos: tabaco, alcohol, gases nocivos (lacas, tintes,...), comidas y bebidas fuertes o demasiado calientes o frías, determinados medicamentos, ambientes muy calientes o fríos, cambios bruscos de temperatura, ambientes ruidosos que obligan a forzar la voz, situaciones de estrés...
Hábitos incorrectos:
respirar por la boca
hablar más alto o en un tono inadecuado,
"carraspear" o toser frecuentemente,
forzar la voz cuando ésta no está bien
chillar, gritar frecuentemente,...
hablar susurrando
hablar mientras se realiza un esfuerzo físico importante (ej. Levantar o moverse con algo de peso)
La mayoría de estos hábitos pueden corregirse o modificarse para que, si se dan, el perjuicio para la laringe sea el menor posible.
Hábitos correctos:
mantener una buena hidratación de las cuerdas bebiendo agua, haciendo gárgaras, tomando vahos,...
en personas que necesiten hablar mucho por su profesión tener periodos de descanso y no forzar la voz
postura corporal correcta
alimentación correcta
dormir 8 horas mínimas diarias
relajación
Lo más importante es que el paciente se dé cuenta de cómo habla y qué pautas sigue para hacerlo para así intentar evitar o corregir aquellas que no realice correctamente.
De la misma forma se debe concienciar a la población de la importancia de su voz y de la incorporación a su vida diaria de una serie de hábitos para cuidarla y mejorarla.
TRATAMIENTO
Aunque el tratamiento está en función del tipo de disfonía, los pasos fundamentales suelen ser:
1. Relajación: total o parcial. Se pueden utilizar diferentes técnicas.
a) Total: trabajando el cuerpo entero y favoreciendo también la relajación a nivel mental.
b) Parcial: trabajando por separado cada parte del cuerpo o la zona que veamos está más contraída y afecta a la producción de la voz.
Para la relajación, especialmente de la zona de los hombros, cuello, laringe y cara, se suele utilizar el masaje.
De todas formas hay que tener en cuenta que en las disfonías producidas por una relajación de los músculos de la laringe no se trabaja la relajación ya que agravaría el problema.
2. Respiración
Es una de las fases más importantes en el tratamiento ya que suele ser la causa o uno de los aspectos que más influyen en las disfonías.
Se comienza a trabajar con el paciente tumbado para posteriormente pasar a la posición de sentado y finalmente de pie.
El tipo de respiración que se intenta conseguir es la costo-diagragmática ya que es la que permite una mayor inspiración e espiración de aire y aumenta la capacidad pulmonar del paciente.
En esta fase del tratamiento también se suelen introducir ejercicios fonatorios durante la espiración.
3. Ejercitación muscular: del sistema bucofonatorio y musculatura asociada
En esta fase trabajamos mediante ejercicios y masajes los músculos de hombros, cuello y cara.
Estos ejercicios son una especie de "gimnasia" en la que, por ejemplo, el paciente debe mover el cuello hacia derecha-izquierda, girarlo... o abrir-cerrar la boca exageradamente, colocar la lengua en una determinada posición, etc.
4. Impostación vocal
Es la última fase del tratamiento y la culminación de este. En ella se enseña al paciente a fonar (producir voz, hablar) correctamente coordinado la respiración y los movimientos de la boca, cuello,... necesarios evitando la contracción de los músculos innecesarios y la realización de pautas incorrectas que son las que llevaron a la disfonía.
Se enseña al paciente a escuchar su voz y emitirla en el tono e intensidad más óptimos para él.
Pero lo más importante del tratamiento es enseñar al paciente a vigilar y controlar su higiene vocal y los malos hábitos ya que suelen ser la causa principal de las disfonías y si no los eliminamos el tratamiento será inefectivo.
PREVENCIÓN
Se puede enfocar desde la evitación y/o eliminación de:
Agentes externos: tabaco, alcohol, gases nocivos (lacas, tintes,...), comidas y bebidas fuertes o demasiado calientes o frías, determinados medicamentos, ambientes muy calientes o fríos, cambios bruscos de temperatura, ambientes ruidosos que obligan a forzar la voz, situaciones de estrés...
Hábitos incorrectos:
respirar por la boca
hablar más alto o en un tono inadecuado,
"carraspear" o toser frecuentemente,
forzar la voz cuando ésta no está bien
chillar, gritar frecuentemente,...
hablar susurrando
hablar mientras se realiza un esfuerzo físico importante (ej. Levantar o moverse con algo de peso)
La mayoría de estos hábitos pueden corregirse o modificarse para que, si se dan, el perjuicio para la laringe sea el menor posible.
Hábitos correctos:
mantener una buena hidratación de las cuerdas bebiendo agua, haciendo gárgaras, tomando vahos,...
en personas que necesiten hablar mucho por su profesión tener periodos de descanso y no forzar la voz
postura corporal correcta
alimentación correcta
dormir 8 horas mínimas diarias
relajación
Lo más importante es que el paciente se dé cuenta de cómo habla y qué pautas sigue para hacerlo para así intentar evitar o corregir aquellas que no realice correctamente.
De la misma forma se debe concienciar a la población de la importancia de su voz y de la incorporación a su vida diaria de una serie de hábitos para cuidarla y mejorarla.
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