martes, 8 de febrero de 2011

Atención a personas disminuidas adultas:

Atención a personas disminuidas adultas:
LOS CENTROS OCUPACIONALES
Por Lda. Veronika Griessner, psicóloga


DE QUÉ TIPO DE CENTROS SE TRATA:

En España, como en la mayoría de los países occidentales, existe una política de normalización obligatoria: deben ponerse a disposición de las personas disminuidas condiciones diarias de vida tan aproximadas a la normalidad como sea posible. Esto quiere decir que estas personas tienen derecho a recibir los servicios que precisan, dentro de las circunstancias más normales posibles. Por otra parte, se les debe proporcionar la oportunidad de integrarse en la vida de la comunidad, lo cual implica en un sentido ideal, escolaridad regular, empleo y todo lo que necesiten para vivir independientemente. Significa, además, dignidad y vida privada.

Hay un servicio muy importante para las personas adultas con retraso mental: la capacitación laboral. En la mayoría de los casos se lleva a cabo en un taller supervisado y amparado. Estos talleres capacitan a las personas impedidas en aptitudes laborales generales y específicas y les ofrecen oportunidades de empleo.

Sin embargo, hay personas que están tan severamente impedidas que difícilmente pueden trabajar en un empleo competitivo y, por lo tanto, la mejor programación para ellas es un centro ocupacional, a donde pueden ir todos los días, donde se les ayuda a conseguir una buena adaptación a la comunidad y donde pueden recibir apoyo. La meta de estos centros es ayudar a sus beneficiados a alcanzar la mayor autonomía personal posible y a conseguir la máxima integración dentro de la sociedad. Al mismo tiempo intentan ayudarles a conservar aquellas facultades que han aprendido en etapas anteriores de su vida, por ejemplo en la escuela, y se procura potenciar todo tipo de actividad que esté relacionada con el mundo laboral y las tareas habituales de la vida adulta. Además les suelen ofrecer a las personas disminuidas apoyo y ayuda tanto a nivel de cuidado personal como a nivel psicológico. Se pretende reforzarlos y ayudarles a mejorar su autoestima y autoconfianza que muchas veces se ven muy afectadas a causa de sus limitaciones.

Resumiendo, podríamos decir que en los centros ocupacionales se intenta ayudar a personas adultas con disminuciones importantes a encontrar la manera de llevar una vida feliz y satisfactoria, a pesar de que tengan que afrontar múltiples dificultades por su condición física y mental.




CÓMO TRABAJAN LOS CENTROS OCUPACIONALES:

La atención ofrecida generalmente en los centros ocupacionales es de tipo rehabilitadora integral e incluye unos servicios de ajuste personal, terapia ocupacional y un programa de rehabilitación individualizado. En cualquier tipo de actividad se suele tener presente que ésta se debe adaptar a las posibilidades de las personas y que se deben potenciar al máximo estas posibilidades. Esto significa que se les anima a los usuarios a hacer las cosas sin ayuda siempre que haya la más mínima posibilidad de hacerlo. Además, siempre que sea posible se intenta que todos participen de alguna manera en las diversas tareas que se realizan aunque muchos sólo puedan hacerlo de forma muy limitada. Es importante para estas personas experimentar la satisfacción de colaborar en las actividades y ver de esta manera que son capaces de hacer cosas ya que esta experiencia influye de forma positiva en su autoconcepto y su bienestar psicológico general.

Los siguientes son los servicios principales que se suelen ofrecer en este tipo de centros: actividades relacionadas con la socialización, la comunicación y los hábitos de autonomía personal, actividades de ocupación terapéutica, actividades de mantenimiento físico, talleres de cocina, actividades musicales, actividades de ocio, piscina, atención psicológica a las personas afectadas y a los familiares, salidas, etc.




DIFICULTADES CON LOS QUE SE ENCUENTRAN ESTOS CENTROS:

En el ámbito de atención a personas disminuidas en general y en el de los centros ocupacionales en concreto, nos encontramos con múltiples dificultades de diferentes tipos:

Por un lado, muchas dificultades surgen a causa de las mismas limitaciones de las personas afectadas, tanto a nivel físico como mental. Estas dificultades se refieren a los aspectos de cuidado personal (por mucho que se intente conseguir autonomía, a menudo es imposible), a los de las habilidades para realizar tareas que a veces son mínimas, y al conflicto psicológico y emocional ya que suele ser muy duro para estas personas tomar conciencia de la situación tan difícil que deben afrontar.

Por otro lado, surgen muchas dificultadas relacionadas con el medio. Sólo hay que salir a la calle acompañando a una persona en silla de ruedas para darse cuenta de que hoy en día todavía existen muchas barreras arquitectónicas urbanísticas. No es raro encontrarse con pasos de peatones sin rampas adecuadas para poder cruzar cómodamente la calle. Tampoco es inusual chocar de repente con otros obstáculos en medio de la acera, como por ejemplo una farola que no deje espacio suficiente para la silla o bien material de obras depositado de manera que tampoco permite el paso a dicha silla de ruedas. Otro problema suelen ser las escaleras, demasiadas veces sin rampas al lado, tanto en espacios abiertos como edificios, y los ascensores muchas veces demasiado estrechos para la silla o incluso inexistentes. Podríamos referirnos, además, al servicio público: aunque se haya adaptado una parte de los autobuses a las necesidades especiales de las personas disminuidas, todavía falta mucho para que se pueda hablar de un servicio realmente satisfactorio para esta parte de la población.

Un tercer tipo de dificultades a destacar por su importancia sería el causado por la escasez de los medios económicos con la que se encuentran a menudo los centros en cuestión. Este aspecto es fundamental tanto en lo que se refiere a la adquisición de material adaptado (suele ser bastante caro por lo que muchas veces no se puede disponer de todas las ayudas técnicas necesarias) como también a los recursos humanos: para atender adecuadamente a personas con deficiencias importantes y diferentes es fundamental poder contar con los suficientes profesionales de diferentes ámbitos. Pero esto muchas veces no es del todo realizable por falta de recursos económicos.




EL PAPEL DEL PSICÓLOGO EN LOS CENTROS OCUPACIONALES:

Hoy en día hay un consenso bastante alto sobre la idea de que la atención a las personas que son beneficiados de los centros ocupacionales debería desarrollarse siempre a nivel interdisciplinario. En este sentido, debería existir una estrecha colaboración entre diferentes profesionales (educadores, terapeutas, psicólogos, médicos, asistentes sociales, etc.).

En cuanto al papel del psicólogo dentro del ámbito que estamos tratando, podríamos subrayar los siguientes aspectos:

En el día a día de las personas discapacitadas puede surgir en muchos momentos, o sea también durante su estancia en el centro ocupacional, un malestar psicológico, desánimo profundo o tristeza, a menudo causados por sentimientos de impotencia o desesperación ante la situación personal que les ha tocado afrontar. En esos momentos es fundamental que encuentren apoyo y consuelo, no sólo por parte de los compañeros y cuidadores, sino también por parte de un/a experto/a en Psicología, que, basándose en su formación y experiencia profesional, pueda enfocar los problemas desde una perspectiva distinta y así posiblemente ofrecer a estas personas una ayuda más eficaz. Por tanto, lo más adecuado sería seguramente una presencia continuada de dicho profesional.

Además, para ofrecer una asistencia psicológica más amplia podrían ser muy indicadas unas sesiones grupales de terapia de apoyo ofrecidas por el/la psicólogo/a del centro y/o incluso unas sesiones individuales para determinados casos en que los pacientes necesiten ayuda para poder superar situaciones o estados de ánimo especialmente delicados.

A la hora de la evaluación, el profesional de Psicología no sólo debería diagnosticar y clasificar a la persona afectada, sino evaluarla multidimensionalmente, o sea teniendo en cuenta su interacción con diferentes contextos para poder determinar los tratamientos y servicios que más le convengan. Debería tener en cuenta cuatro dimensiones básicas: los aspectos intelectuales y habilidades adaptativas, los factores psicológicos y emocionales, los aspectos físicos y las condiciones ambientales.

El papel del psicólogo en el ámbito de atención a personas disminuidas es muy importante ya que esta parte de la población, al igual que otros grupos de personas altamente vulnerables por su condición (enfermos, niños, personas en duelo, etc.) pueden necesitar especialmente el trato y la ayuda profesional de una persona experta en cuestiones de comportamiento y funcionamiento mental humano.




PERSPECTIVAS DEL FUTURO:

Si nos fijamos en cómo se percibía el concepto de disminución hace tan sólo unos años y qué tipos de ayuda existían para las personas afectadas, nos damos cuenta de que, afortunadamente, todo esto ha mejorado mucho.

Hoy en día hay bastantes instituciones que realmente se preocupan por la realidad de estas personas y que les ofrecen su ayuda y apoyo. Sin embargo, es preciso que continuemos buscando maneras para que las personas con discapacidades importantes puedan adquirir su máximo nivel de desarrollo y una buena integración en la vida social. Es imprescindible hacer todo lo posible para que puedan sentirse bien, estar satisfechas, ser felices, o sea, que puedan alcanzar una buena calidad de vida.

En cuanto a los organismos oficiales, es del todo necesario que muestren una mayor implicación en el tema, tanto a nivel práctico como económico ya que las personas de las que estamos hablando forman una parte importante de la población y es fundamental que puedan existir las suficientes instituciones dedicadas a ellas, como lo son por ejemplo los centros ocupacionales, para asegurar los servicios de terapia y ajuste personal y social de estas personas.

Finalmente, parece acertado volver una vez más a la ya mencionada actuación interdisciplinaria: esto sería, según mi entender, otro aspecto a potenciar. Dicha colaboración ya se está llevando a la práctica en muchos casos pero está claro que todavía hace falta mejorar y acentuarla. Al fin y al cabo, en la rehabilitación de un paciente no nos encontramos solamente con problemas de tipo físico y/o intelectual, sino también con factores psicológicos, médicos y sociales diversos, por lo que deberían intervenir siempre varios tipos de profesionales. En cuanto a la normalización, o sea, el intentar establecer conductas y características personales que sean tan culturalmente normativas como sea posible, debemos procurar entre todos proporcionar a las personas devaluadas socialmente la dignidad completa a la que tienen derecho, como todo ser humano.

Por suerte, no todos tenemos que vivir con discapacidades pero deberíamos tener claro que hay muchísimas personas afectadas que forman parte de la misma sociedad que nosotros y que el problema, por tanto, es de todos.





Veronika Griessner
Licenciada en Psicología

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