miércoles, 27 de julio de 2011

CUANDO LA DEPRESIÓN REQUIERE TRATAMIENTO

CUANDO LA DEPRESIÓN REQUIERE TRATAMIENTO
por Óscar Asorey. Psicólogo clínico

En los últimos años es frecuente la participación de profesionales de la salud en los medios de comunicación dando a conocer la problemática que suscitan los trastornos del estado de ánimo, tanto para las personas que lo padecen como para sus familias. Esta patología psiquiátrica la padece alrededor de un 5% de la población, y no únicamente incide sobre la población adulta, sino que también está presente en población infantil y adolescente. La depresión se caracteriza por un estado de tristeza, fatiga o cansancio, dificultades de concentración y memoria, y falta de interés por actividades que antes resultaban gratificantes. Asimismo, las personas que padecen esta enfermedad tienen problemas durante el sueño (insomnio o hipersomnia), aumento o disminución del apetito, pérdida de interés por el sexo, molestias corporales (náuseas, jaquecas o dolores) y lentitud o agitación motriz. Es, por tanto, una alteración que, por su presencia en la población y por sus consecuencias en quien la padece, merece atención sanitaria.

Causas
Se han propuesto diversos factores como causa de la aparición de la depresión. Por un lado, como origen de la depresión se han hallado alteraciones orgánicas y, por otro, factores psicosociales. Los estudios sobre etiología de la depresión proponen que tanto las variables orgánicas como las psicosociales actúan conjuntamente en el desarrollo y mantenimiento de la depresión. A partir de los hallazgos relacionados con variables biológicas, se proponen diversas patologías como posible origen de los síntomas depresivos. Entre las principales se encuentran: los trastornos endocrinos, alteración en la modulación de los neurotransmisores cerebrales y enfermedades cardiovasculares, digestivas o infecciosas. Sin embargo, en numerosas ocasiones se observa que detrás de los trastornos del estado de ánimo no se hayan indicadores biológicos o médicos que los justifiquen.

Son numerosos los estudios científicos en los que se ha determinado cuáles son los factores psicosociales más comunes que preceden y que mantienen los cuadros depresivos. Entre los primeros están aquéllos que favorecen el desarrollo (la aparición) de la depresión como la pérdida de algún ser querido, la pérdida de una determinada condición laboral, como puede ser la jubilación, la soledad o el aislamiento social, el divorcio o la separación, historia familiar o personal de problemas emocionales, etc. También, y como ya se ha comentado con anterioridad, los estudios sobre depresión muestran la presencia de factores psicosociales que mantienen e, incluso, agravan la sintomatología depresiva. Los factores que con mayor frecuencia inciden en el curso de la enfermedad son la disminución de la actividad laboral o lúdica, el abuso de alcohol u otras drogas, el estrés, la dificultad para expresar emociones, la falta de apoyo social y/o familiar, etc.

Desde la psicología se ha intentado dar explicación a por qué aparecen los síntomas más habituales de la depresión. Los autores de las teorías cognitivas, aquéllas centradas en los procesos de pensamiento, afirman que ciertas experiencias tempranas en el desarrollo de la persona favorecen el aprendizaje de conceptos negativos hacia uno mismo, acerca de aquello que depara el futuro, y sobre el entorno social, laboral y familiar. Estos conceptos negativos pueden ser activados bajo determinadas circunstancias vitales que, de alguna forma, sean equivalentes a las que inicialmente generaron estos esquemas negativos. Otras líneas de investigación se han centrado en el estudio de cómo la persona con depresión tiene dificultad para disfrutar de los acontecimientos agradables de su entorno y esto deriva en una menor actividad encaminada a la búsqueda de determinadas experiencias gratificantes. Este hecho lleva a una mala adaptación al medio, lo que provoca dificultades en las relaciones sociales y laborales. En consecuencia, disminuye aún más la actividad de la persona y, por tanto, la probabilidad de experimentar situaciones agradables es cada vez menor.

Tratamientos y Soluciones
¿Cuáles son las acciones terapéuticas que, desde la psicología clínica, están destinadas a la prevención y el tratamiento de la depresión? Cualquier línea de tratamiento o terapia psicológica se suele acompañar de una valoración psiquiátrica y, si es pertinente, de la administración de los fármacos adecuados para el alivio de este trastorno. El uso de fármacos antidepresivos ayuda en el trabajo y la eficacia de las técnicas psicológicas, con lo que la resolución del trastorno es más pronta y efectiva.

El objetivo principal de los programas de intervención es, además de mejorar la sintomatología depresiva, el restablecimiento de la calidad de vida del paciente, recuperando aquellas actividades sociales, lúdicas y laborales que, en otro tiempo, eran satisfactorias, agradables y positivas para la persona. Además, se trata de modificar aquellos pensamientos negativos que pueden dar lugar a la depresión. Para ello, se ayuda a la persona a identificar y modificar las conceptualizaciones distorsionadas que mantiene sobre sí mismo, el mundo y el futuro. La persona aprende a resolver problemas y situaciones que anteriormente no se veía capaz de superar, y esto se logra mediante la reevaluación y la modificación de sus pensamientos. Otras estrategias terapéuticas que ayudan a superar los síntomas que acompañan al trastorno depresivo se encaminan al aprendizaje de recursos para la solución de problemas o el entrenamiento en habilidades sociales para aumentar la eficacia y la calidad de las relaciones sociales y familiares.

En ocasiones, la terapia para la depresión no se agota en la persona que la padece, sino que también se ofrece ayuda a las personas del entorno inmediato al paciente. A éstas se les proporciona información sobre la patología y se les ofrece asesoramiento acerca del modo más adecuado de interacción con el familiar enfermo. El acercamiento de los miembros de la familia a las peculiaridades de este trastorno mental permite que éstos puedan comprender mejor la conducta de desánimo, tristeza y la pérdida de interés por las cosas que antes resultaban agradables, sin que se produzcan acusaciones, reproches o presión sobre el enfermo que no harían sino que agravar las dificultades, no sólo del paciente, sino también de las relaciones familiares.

La depresión es, hoy en día, junto a los trastornos de ansiedad, uno de los principales motivos de consulta en los centros de salud. Dada su complejidad, no sólo etiológica, sino también sintomatológica, requiere de la acción conjunta de profesionales de la medicina, la psicología y también de la participación de la familia para una efectiva y pronta recuperación.



Óscar Asorey
Psicólogo clínico
ISEP Clínic Baix Camp (Reus)

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