Descripción
Descripción La tristeza y la melancolía son dos sentimientos presentes en algún momento de la vida de todas las personas, al igual que la alegría y el placer. Los dos primeros no son en sí patológicos, pero en algunas ocasiones pueden llegar a serlo para ciertas personas. Cuando el estado de ánimo de un individuo, en un determinado momento de su vida, sufre sentimientos severos y prolongados de tristeza o síntomas relacionados que afectan a su capacidad para relacionarse con otros, trabajar o afrontar el día, la tristeza se convierte en una enfermedad, que se conoce como depresión. Esta puede ser detonada por algún tipo de pérdida o desgracia, pero su duración se extiende más allá de lo razonable. Coexiste con, al menos cuatro de los siguientes síntomas: trastornos del sueño, trastornos del apetito, desinterés por las actividades cotidianas, disminución de la capacidad de experimentar placer, dificultad para concentrarse, fatiga fácil, desinterés sexual, pérdida de la autoestima, sentimientos de culpa, desesperanza, ataques de llanto, angustia e impaciencia, irritabilidad, jaqueca o trastornos digestivos y deseos de morir e ideas de suicidio.
Causas
Aunque existen sucesos que de por sí puedan detonar una depresión -en estos casos se habla de depresión “reactiva”-, también existen depresiones que no muestran relación con ningún suceso en particular –en estos casos se habla de depresión “endógena”-. Puede haber trastornos físicos que influyen: la intoxicación alcohólica, el tratamiento para dejar la adicción al alcohol o a alguna droga, el consumo prolongado de tranquilizantes, corticosteroides o medicamentos para tratar la hipertensión. Ciertas infecciones (SIDA, tuberculosis, sífilis), trastornos hormonales (enfermedad de Addison o de Cushing o problemas tiroideos), trastornos neurológicos (tumores cerebrales, esclerosis múltiple) y nutricionales (pelagra, anemia perniciosa) pueden también originar cuadros de depresión. Finalmente, hay rasgos de la personalidad o tendencias familiares por las que algunas personas son más propensas a sufrir depresión que otras.
Síntomas
Los problemas depresivos más comunes son tres, según la clasificación que realiza la Asociación Americana de Psiquiatría. Dentro de esta clasificación hay que tener en cuenta que existen variaciones dependiendo de la severidad, la cantidad de síntomas que se presentan o la persistencia del problema: La depresión mayor Se manifiesta por una combinación de síntomas (ver la lista de síntomas) que interfieren en la capacidad de las personas para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que, en circunstancias normales, deberían resultar placenteras. La depresión suele ocurrir una vez, pero es una enfermedad que suele provocar recaídas a lo largo de la vida. La distimia es un tipo de depresión menos grave. Los síntomas se mantienen a largo plazo, pero no evitan la actividad de las personas,. También puede ser recurrente, es decir aparecer más de una vez en la vida. El desorden bipolar es el tercer tipo. También se denomina enfermedad maniaco-depresiva. La prevalencia de esta patología no es tan alta como las dos anteriores. Se caracteriza por cambios de humor. Estados de ánimo muy altos se ven sucedidos por otros muy bajos. Estos cambios son bruscos a veces, pero lo más frecuente es que sean graduales. En el ciclo de depresión, las personas tienen alguno o todos los síntomas de un problema depresivo. En el ciclo maníaco, pueden sentirse hiperactivos, excesivamente locuaz y con demasiada energía. A veces la manía afecta al pensamiento, el juicio y el comportamiento social del individuo. Si la manía se deja sin tratar puede llevar a un estado psicótico.
Diagnostico
A partir de los síntomas, de la historia clínica y de la historia familiar, el médico puede diagnosticar una depresión. Existen también cuestionarios estandarizados que permiten medir el grado del trastorno. Un análisis de sangre puede brindar información de posibles alteraciones hormonales u otros trastornos físicos que puedan causar depresión.
Descripción La tristeza y la melancolía son dos sentimientos presentes en algún momento de la vida de todas las personas, al igual que la alegría y el placer. Los dos primeros no son en sí patológicos, pero en algunas ocasiones pueden llegar a serlo para ciertas personas. Cuando el estado de ánimo de un individuo, en un determinado momento de su vida, sufre sentimientos severos y prolongados de tristeza o síntomas relacionados que afectan a su capacidad para relacionarse con otros, trabajar o afrontar el día, la tristeza se convierte en una enfermedad, que se conoce como depresión. Esta puede ser detonada por algún tipo de pérdida o desgracia, pero su duración se extiende más allá de lo razonable. Coexiste con, al menos cuatro de los siguientes síntomas: trastornos del sueño, trastornos del apetito, desinterés por las actividades cotidianas, disminución de la capacidad de experimentar placer, dificultad para concentrarse, fatiga fácil, desinterés sexual, pérdida de la autoestima, sentimientos de culpa, desesperanza, ataques de llanto, angustia e impaciencia, irritabilidad, jaqueca o trastornos digestivos y deseos de morir e ideas de suicidio.
Causas
Aunque existen sucesos que de por sí puedan detonar una depresión -en estos casos se habla de depresión “reactiva”-, también existen depresiones que no muestran relación con ningún suceso en particular –en estos casos se habla de depresión “endógena”-. Puede haber trastornos físicos que influyen: la intoxicación alcohólica, el tratamiento para dejar la adicción al alcohol o a alguna droga, el consumo prolongado de tranquilizantes, corticosteroides o medicamentos para tratar la hipertensión. Ciertas infecciones (SIDA, tuberculosis, sífilis), trastornos hormonales (enfermedad de Addison o de Cushing o problemas tiroideos), trastornos neurológicos (tumores cerebrales, esclerosis múltiple) y nutricionales (pelagra, anemia perniciosa) pueden también originar cuadros de depresión. Finalmente, hay rasgos de la personalidad o tendencias familiares por las que algunas personas son más propensas a sufrir depresión que otras.
Síntomas
Los problemas depresivos más comunes son tres, según la clasificación que realiza la Asociación Americana de Psiquiatría. Dentro de esta clasificación hay que tener en cuenta que existen variaciones dependiendo de la severidad, la cantidad de síntomas que se presentan o la persistencia del problema: La depresión mayor Se manifiesta por una combinación de síntomas (ver la lista de síntomas) que interfieren en la capacidad de las personas para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que, en circunstancias normales, deberían resultar placenteras. La depresión suele ocurrir una vez, pero es una enfermedad que suele provocar recaídas a lo largo de la vida. La distimia es un tipo de depresión menos grave. Los síntomas se mantienen a largo plazo, pero no evitan la actividad de las personas,. También puede ser recurrente, es decir aparecer más de una vez en la vida. El desorden bipolar es el tercer tipo. También se denomina enfermedad maniaco-depresiva. La prevalencia de esta patología no es tan alta como las dos anteriores. Se caracteriza por cambios de humor. Estados de ánimo muy altos se ven sucedidos por otros muy bajos. Estos cambios son bruscos a veces, pero lo más frecuente es que sean graduales. En el ciclo de depresión, las personas tienen alguno o todos los síntomas de un problema depresivo. En el ciclo maníaco, pueden sentirse hiperactivos, excesivamente locuaz y con demasiada energía. A veces la manía afecta al pensamiento, el juicio y el comportamiento social del individuo. Si la manía se deja sin tratar puede llevar a un estado psicótico.
Diagnostico
A partir de los síntomas, de la historia clínica y de la historia familiar, el médico puede diagnosticar una depresión. Existen también cuestionarios estandarizados que permiten medir el grado del trastorno. Un análisis de sangre puede brindar información de posibles alteraciones hormonales u otros trastornos físicos que puedan causar depresión.
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