Agorafobia.
La agorafobia es el temor a encontrarse en situaciones en las cuales la persona no puede obtener ayuda o de las cuales no puede escapar. A menudo involucra el temor de cruzar la calle o de encontrarse en espacios abiertos o públicos, particularmente si estos tienden a estar atestados. Algunos ejemplos son las tiendas, iglesias, elevadores o simplemente una calle concurrida. .
Las personas con agorafobia suelen evitar las situaciones que temen, llegando a veces al extremo de no dejar su propio hogar sin la compañía de un miembro de la familia o una amistad, si es que salen. Este trastorno puede entorpecer enormemente las actividades cotidianas.
Fobia social.
Las fobias sociales hacen que la gente tenga miedo de ser vista o humillada mientras realiza una actividad social. Pero esto va mucho más allá del nerviosismo o la tensión normales frente a estas situaciones. Las fobias sociales son temores irracionales y las personas que sufren este trastorno suelen evitar las situaciones a las que temen.
La fobia social más común es el temor a estar frente a otras personas, como en el caso de un discurso o actuación. Pero algunas veces las actividades más normales o rutinarias -comer, escribir un cheque, e incluso las relaciones sexuales- pueden ser una fuente de temor. Por lo general, los agorafóbicos temen, y tratan de evitar, las situaciones donde es necesaria la interacción personal. Como otros trastornos de ansiedad, la agorafobia puede incapacitar enormemente a la persona que la padece.
Fobias específicas.
Las fobias específicas suelen ser temores a objetos o situaciones particulares. La fobia simple más común es el temor a los animales, como perros, víboras, ratones o insectos. Otras fobias específicas comunes son el temor a las alturas, el miedo a volar en avión y el miedo a los lugares cerrados.
La mayoría de las fobias específicas se desarrollan en la infancia pero con el tiempo desaparecen por sí solas, como en el caso del miedo a la oscuridad. Si una fobia continúa en la edad adulta, por lo general, la única solución es el tratamiento. Como en el caso de otras fobias, las fobias específicas pueden evitar que las personas lleven vidas normales. Pero el nivel de discapacidad normalmente está determinado por qué tan a menudo el objeto de la fobia aparece en la vida de la víctima.
La agorafobia es el temor a encontrarse en situaciones en las cuales la persona no puede obtener ayuda o de las cuales no puede escapar. A menudo involucra el temor de cruzar la calle o de encontrarse en espacios abiertos o públicos, particularmente si estos tienden a estar atestados. Algunos ejemplos son las tiendas, iglesias, elevadores o simplemente una calle concurrida. .
Las personas con agorafobia suelen evitar las situaciones que temen, llegando a veces al extremo de no dejar su propio hogar sin la compañía de un miembro de la familia o una amistad, si es que salen. Este trastorno puede entorpecer enormemente las actividades cotidianas.
Fobia social.
Las fobias sociales hacen que la gente tenga miedo de ser vista o humillada mientras realiza una actividad social. Pero esto va mucho más allá del nerviosismo o la tensión normales frente a estas situaciones. Las fobias sociales son temores irracionales y las personas que sufren este trastorno suelen evitar las situaciones a las que temen.
La fobia social más común es el temor a estar frente a otras personas, como en el caso de un discurso o actuación. Pero algunas veces las actividades más normales o rutinarias -comer, escribir un cheque, e incluso las relaciones sexuales- pueden ser una fuente de temor. Por lo general, los agorafóbicos temen, y tratan de evitar, las situaciones donde es necesaria la interacción personal. Como otros trastornos de ansiedad, la agorafobia puede incapacitar enormemente a la persona que la padece.
Fobias específicas.
Las fobias específicas suelen ser temores a objetos o situaciones particulares. La fobia simple más común es el temor a los animales, como perros, víboras, ratones o insectos. Otras fobias específicas comunes son el temor a las alturas, el miedo a volar en avión y el miedo a los lugares cerrados.
La mayoría de las fobias específicas se desarrollan en la infancia pero con el tiempo desaparecen por sí solas, como en el caso del miedo a la oscuridad. Si una fobia continúa en la edad adulta, por lo general, la única solución es el tratamiento. Como en el caso de otras fobias, las fobias específicas pueden evitar que las personas lleven vidas normales. Pero el nivel de discapacidad normalmente está determinado por qué tan a menudo el objeto de la fobia aparece en la vida de la víctima.
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