ADICCIONES(Alcohol y Juego patológico)
Las adicciones son uno de los problemas con los que se enfrenta la sociedad de nuestros días. Permiten a la persona evadirse de los problemas y son una vía de escape emocional de una vida cotidiana insatisfactoria.
En la consulta se atajarán los factores que han desencadenado la situación y se trabajará sobre ellos. En este tipo de conductas será muy importante el apoyo y la colaboración de las familias para poder superar el problema. La familia funcionará como el terapeuta fuera de la consulta, ayudando al paciente a realizar las tareas y a conseguir los objetivos planteados.
En las adicciones se suelen utilizar entrenamiento en conductas incompatibles con la adicción y programas para el cambio de las estructuras de pensamiento de la persona. También dan muy buen resultado las terapias de grupo donde la persona se ve arropada por un grupo que tiene su mismo problema, así se reducen la sensación de soledad y el aislamiento.
Los grupos de autoayuda externos a la terapia nos proporcionarán una red de apoyo social la cual posibilita el desarrollo de estrategias de afrontamiento del problema y contribuye a deshacer el autoengaño que frecuentemente padecen las adicciones
miércoles, 30 de julio de 2008
TRASTORNOS ALIMENTICIOS
TRASTORNOS ALIMENTICIOS
SOBREINGESTA COMPULSIVA
La persona experimenta ataques repentinos de glotonería en los que come excesivamente alimentos con alto contenido calórico y que suelen estar prohibidos para una dieta.
Después de este ataque de glotonería aparece una fase de restricción alimentaria en la que baja la energía vital y se siente la necesidad imperiosa de comer.
Una vez que se inicia otra sobreingesta, disminuye la ansiedad, el estado de ánimo mejora, el individuo reconoce que el patrón alimenticio no es correcto y se siente culpable por la falta de control.
BULIMIA NERVIOSA
La persona con este problema experimenta ataques de voracidad que vendrán seguidos por vómitos para contrarrestar la ingesta excesiva, uso y abuso de laxantes para facilitar la evacuación, preocupación excesiva por la imagen corporal y sentimientos de depresión, ansiedad y culpabilidad por no tener autocontrol.
Los factores principales que van a mantener este problema son la ansiedad, la falta de autoestima y la alteración de la imagen corporal.
ANOREXIA
Se caracteriza por una pérdida de peso elevada por debajo del 25% debido al seguimiento de dietas extremadamente restrictivas y al empleo de conductas purgativas (vómitos, ejercicio físico en exceso). Estas personas presentan una alteración de su imagen corporal sobrestimando el tamaño de cualquier parte de su cuerpo.
Las características psicológicas y sociales incluyen miedo intenso a comer en presencia de otros, dietas bajas en hidratos de carbono y grasas, preocupación por el alimento, abuso de laxantes, robos y mentiras.
SOBREINGESTA COMPULSIVA
La persona experimenta ataques repentinos de glotonería en los que come excesivamente alimentos con alto contenido calórico y que suelen estar prohibidos para una dieta.
Después de este ataque de glotonería aparece una fase de restricción alimentaria en la que baja la energía vital y se siente la necesidad imperiosa de comer.
Una vez que se inicia otra sobreingesta, disminuye la ansiedad, el estado de ánimo mejora, el individuo reconoce que el patrón alimenticio no es correcto y se siente culpable por la falta de control.
BULIMIA NERVIOSA
La persona con este problema experimenta ataques de voracidad que vendrán seguidos por vómitos para contrarrestar la ingesta excesiva, uso y abuso de laxantes para facilitar la evacuación, preocupación excesiva por la imagen corporal y sentimientos de depresión, ansiedad y culpabilidad por no tener autocontrol.
Los factores principales que van a mantener este problema son la ansiedad, la falta de autoestima y la alteración de la imagen corporal.
ANOREXIA
Se caracteriza por una pérdida de peso elevada por debajo del 25% debido al seguimiento de dietas extremadamente restrictivas y al empleo de conductas purgativas (vómitos, ejercicio físico en exceso). Estas personas presentan una alteración de su imagen corporal sobrestimando el tamaño de cualquier parte de su cuerpo.
Las características psicológicas y sociales incluyen miedo intenso a comer en presencia de otros, dietas bajas en hidratos de carbono y grasas, preocupación por el alimento, abuso de laxantes, robos y mentiras.
ANSIEDAD
ANSIEDAD
Los trastornos de ansiedad se caracterizan principalmente por un estado de preocupación o temor acompañado de unos síntomas fisiológicos muy característicos y unos pensamientos muy concretos. Entre los síntomas fisiológicos pueden aparecer sudoración, palpitaciones, temblores, mareos, náuseas. La persona suele sentir miedo, se siente atrapada, tiene dificultad para concentrarse, para dormir y a menudo aparece irritable y nerviosa.
Estos tipos de problemas se pueden dividir en varios tipos:
- Pánico
- Fobia
- Obsesiones
En el tratamiento se suelen utilizar terapias de relajación con el fin de que la persona consiga asociar las respuestas de relajación con una situación temida. También se estudian los pensamientos negativos que tiene esa persona y se intentan transformar en positivos. Estas técnicas, junto con otros tipos de ejercicios conseguirán que el paciente supere el problema en pocas sesiones.
Los trastornos de ansiedad se caracterizan principalmente por un estado de preocupación o temor acompañado de unos síntomas fisiológicos muy característicos y unos pensamientos muy concretos. Entre los síntomas fisiológicos pueden aparecer sudoración, palpitaciones, temblores, mareos, náuseas. La persona suele sentir miedo, se siente atrapada, tiene dificultad para concentrarse, para dormir y a menudo aparece irritable y nerviosa.
Estos tipos de problemas se pueden dividir en varios tipos:
- Pánico
- Fobia
- Obsesiones
En el tratamiento se suelen utilizar terapias de relajación con el fin de que la persona consiga asociar las respuestas de relajación con una situación temida. También se estudian los pensamientos negativos que tiene esa persona y se intentan transformar en positivos. Estas técnicas, junto con otros tipos de ejercicios conseguirán que el paciente supere el problema en pocas sesiones.
DEPRESION
DEPRESION
La depresión es un trastorno afectivo del estado de animo que se caracteriza por alteraciones del humor, tristeza, disminución de la autoestima, inhibición, fragilidad, fatiga, insomnio y pensamientos negativos. Su consecuencia principal es la disminución de la actividad vital de la persona que la padece; aparece una incapacidad para llevar una vida normal.
A menudo, la depresión viene unida a crisis de ansiedad que provoca en la persona una inquietud y angustia repentina sin ningún motivo aparente.
Esta enfermedad puede aparecer en las diferentes etapas de la vida de una persona y en cada edad tiene unos factores desencadenantes distintos.
Para su tratamiento suelen combinarse los fármacos y la psicoterapia, dependiendo de cada caso y de la gravedad del mismo. En la terapia se intenta detallar entre el paciente y el terapeuta los factores que ocasionaron la enfermedad y entre los dos se buscan soluciones que hagan que el paciente consiga recuperar su vida anterior.
La depresión es un trastorno afectivo del estado de animo que se caracteriza por alteraciones del humor, tristeza, disminución de la autoestima, inhibición, fragilidad, fatiga, insomnio y pensamientos negativos. Su consecuencia principal es la disminución de la actividad vital de la persona que la padece; aparece una incapacidad para llevar una vida normal.
A menudo, la depresión viene unida a crisis de ansiedad que provoca en la persona una inquietud y angustia repentina sin ningún motivo aparente.
Esta enfermedad puede aparecer en las diferentes etapas de la vida de una persona y en cada edad tiene unos factores desencadenantes distintos.
Para su tratamiento suelen combinarse los fármacos y la psicoterapia, dependiendo de cada caso y de la gravedad del mismo. En la terapia se intenta detallar entre el paciente y el terapeuta los factores que ocasionaron la enfermedad y entre los dos se buscan soluciones que hagan que el paciente consiga recuperar su vida anterior.
Cuando el alma pende de un hilo
“Esta fragilidad de la cordura
este no saber cuando donde como
este arrabal del goce
estas ganas de no tener mas ganas
...esta alma en un hilo”.
Mario Benedetti.
Cuando leí estas frases de Benedetti me llamo la atención eso de “arrabal del goce”. Muchos se reconocerán en esa sensación de hastío que se siente en esos momentos donde nada ya es confortable, donde nos sentimos invadidos por esas ganas de no tener mas ganas. Donde el cuerpo yace y goza de su depresión, de su “triste agonía”. Allí se sufre por no desear ya nada.
Es la presencia del ARRABAL DEL GOCE, goce que habita en los limites, separado, al margen, que no tiene quien lo escuche porque es sin palabras, pero que se hace sentir.
La depresión es un goce arrabalero. No es el goce domado por la cultura, es aquel que quedo relegado en los limites y “más allá”, goce mas allá del placer.
Aquí el deseo que fluye y busca la vida pende de un hilo, son las ganas de no tener mas ganas de vivir.
El psicoanálisis propone encausar ese goce, darle una causa por la que vivir y manifestarse. Un tratamiento psicoanalítico de la depresión debería apuntar a que ese goce arrabalero pueda acomodarse, condescender, al deseo. Encausar la Depresión es un camino a recorrer, recorrido con forma de pregunta. Pregunta que es cuestionarse, interrogarse, buscar la dignidad de sujeto que a cada uno nos corresponde, “buscando la llave que habrá tu querer”.
Personas de figuras tristes, solas, de corazones engañados, de impulso vital agotado para hallar en el alma un sentimiento que subvierta el malestar.
La Depresión es una invitación a dejarse estar, a autoconformarse con el destierro del sentir. La Depresión es un exilio del deseo. Aquel que decida subvertir ese estado, tendrá, en un tratamiento psicoanalítico, la posibilidad de volcar ese sufrir que se hizo carne en el propio cuerpo, hacia Otro que brindara una escucha e ira realizando intervenciones, con el fin de hacer pasar ese goce mortífero por el filtro de palabra. Despejando poco a poco las coordenadas de un nuevo sujeto a constituir, para ello es indispensable que el analista que lleva a cabo la cura no tome a su paciente como objeto, ya que para el psicoanálisis el que ocupa la posición de objeto es el analista. El único sujeto que cuenta en una sesión es el paciente, sujeto que podrá contemplar su vida, desconocerse en algunos pasajes como aquel que en un momento llega a interrogarse: ¿Qué estuve haciendo de mi vida todos estos años?. Cosas que hacíamos sin-sentido que comienzan a adquirirlo, notando una repetición reiterada de situaciones pro-vocadas por nosotros mismos, y que conducían siempre a lo peor, aun sin quererlo. Sentido de esa vida inhibida que se pierde, sin-sentido que toma la posta y reemplaza a ese yo agotado en su sufrir por un nuevo sujeto: -¡No puedo creer que yo era así, para que aguante, desperdicie, hoy tengo ganas de...!.
Descubrir ese nuevo sujeto que ha todos nos habita, liberando la presión que oprimía ese cuerpo, trabajo de transformar la opresión en liberación.
Y que nos guíe el deseo.
este no saber cuando donde como
este arrabal del goce
estas ganas de no tener mas ganas
...esta alma en un hilo”.
Mario Benedetti.
Cuando leí estas frases de Benedetti me llamo la atención eso de “arrabal del goce”. Muchos se reconocerán en esa sensación de hastío que se siente en esos momentos donde nada ya es confortable, donde nos sentimos invadidos por esas ganas de no tener mas ganas. Donde el cuerpo yace y goza de su depresión, de su “triste agonía”. Allí se sufre por no desear ya nada.
Es la presencia del ARRABAL DEL GOCE, goce que habita en los limites, separado, al margen, que no tiene quien lo escuche porque es sin palabras, pero que se hace sentir.
La depresión es un goce arrabalero. No es el goce domado por la cultura, es aquel que quedo relegado en los limites y “más allá”, goce mas allá del placer.
Aquí el deseo que fluye y busca la vida pende de un hilo, son las ganas de no tener mas ganas de vivir.
El psicoanálisis propone encausar ese goce, darle una causa por la que vivir y manifestarse. Un tratamiento psicoanalítico de la depresión debería apuntar a que ese goce arrabalero pueda acomodarse, condescender, al deseo. Encausar la Depresión es un camino a recorrer, recorrido con forma de pregunta. Pregunta que es cuestionarse, interrogarse, buscar la dignidad de sujeto que a cada uno nos corresponde, “buscando la llave que habrá tu querer”.
Personas de figuras tristes, solas, de corazones engañados, de impulso vital agotado para hallar en el alma un sentimiento que subvierta el malestar.
La Depresión es una invitación a dejarse estar, a autoconformarse con el destierro del sentir. La Depresión es un exilio del deseo. Aquel que decida subvertir ese estado, tendrá, en un tratamiento psicoanalítico, la posibilidad de volcar ese sufrir que se hizo carne en el propio cuerpo, hacia Otro que brindara una escucha e ira realizando intervenciones, con el fin de hacer pasar ese goce mortífero por el filtro de palabra. Despejando poco a poco las coordenadas de un nuevo sujeto a constituir, para ello es indispensable que el analista que lleva a cabo la cura no tome a su paciente como objeto, ya que para el psicoanálisis el que ocupa la posición de objeto es el analista. El único sujeto que cuenta en una sesión es el paciente, sujeto que podrá contemplar su vida, desconocerse en algunos pasajes como aquel que en un momento llega a interrogarse: ¿Qué estuve haciendo de mi vida todos estos años?. Cosas que hacíamos sin-sentido que comienzan a adquirirlo, notando una repetición reiterada de situaciones pro-vocadas por nosotros mismos, y que conducían siempre a lo peor, aun sin quererlo. Sentido de esa vida inhibida que se pierde, sin-sentido que toma la posta y reemplaza a ese yo agotado en su sufrir por un nuevo sujeto: -¡No puedo creer que yo era así, para que aguante, desperdicie, hoy tengo ganas de...!.
Descubrir ese nuevo sujeto que ha todos nos habita, liberando la presión que oprimía ese cuerpo, trabajo de transformar la opresión en liberación.
Y que nos guíe el deseo.
LA TRISTEZA DEL SER
“Ser argentino es estar triste”. Julio Cortazar.
Alguien como Julio Cortazar indagaba en sus sentimiento sobre estas cosas, los argentinos en la actualidad aceptan o niegan, pero ¡cómo les cuesta indagar en sus afectos!.
Para indagar hay que dejar de lado los prejuicios, las respuestas fáciles, el fantasma que marca el ritmo de in-vivir la vida de cada uno. Indagar en nuestros sentimientos nos hace libres, mas humanos, mas argentinos.
La tristeza es un estado de animo que sobreviene cuando uno anhela aquello que ya no esta, aquello que paso y no pudo ser, es el inmenso vacío que nos habita y del que sufrimos. Es extrañar lo que nos hizo felices en aquel momento, cuando resultábamos “ser” alguien para aquel otro, cuando sentíamos “no ser” o “no estar” tristes.
¿Estar tristes nos hace ser argentinos? O ¿ ser argentinos nos hace estar tristes?. ¿El estar determina al ser, o el ser determina al estar?. Paradoja difícil de resolver.
El “ser” es aquello que nos da identidad, lo que nos presenta ante los otros, el tango triste y sentimental nos representaba, ante el mundo, como argentinos, hace algunas décadas atrás, nos daba un ser. El “ser” da identidad, pero en ocasiones resulta “ser” una carga, un estigma que nos nombra, y del que muchas veces padecemos. Como esa paciente que, harta ya de que su ser determine su forma de estar, escribe en su libro: “ Ahora cuando estoy cansada de “apellidarme” anoréxica, y ya estoy saciada de delgadez... Ahora es cuando veo que estoy pegada a esa terrible enfermedad”.
“ Estoy harta de “ser” anoréxica”.
A lo que usted, tal vez, podrá pensar: -“Y yo estoy harto de ser...”.
“Estar” es un sentimiento, un estado de animo del que somos sede. Cuando nos encontramos con alguien le preguntamos: “¿cómo estas?”, de esta forma interrogamos al otro mas allá de las apariencias, de esa imagen que tenemos enfrente, es como decirle: ¿Cómo te sientes detrás de esa imagen que me muestras, como estas detrás de tus apariencias?.
El “ser” y el “estar” se conjugan en las personas para dar una imagen, pero hay algo detrás de ella, algo mas “real” que el mero juego de apariencias, es esa fuerza indestructible que transforma la realidad que solo se sostiene de imágenes conformistas. Es esa fuerza “UTOPICA” que llevamos escondida bajo los ropajes de las falsas apariencias, y que se manifiesta por momentos haciéndonos sentir más "VIVOS". A esa fuerza transformadora la conocemos con el nombre de “DESEO”. Utópica porque, aunque es lo mas “real” que tenemos, no le damos el lugar necesario en nuestras vidas para trasformarla en vivible. Utópica porque es la única esperanza que tenemos de trasformarnos en un sujeto abierto al deseo y dejar de “ser” ese a-complejado “ser triste”.
El deseo de... nos empuja a actuar para concretar aquello que deseamos. Desear y actuar para lograrlo es una de las “30 mil utopías posibles” que nos ha legado el pasado reciente.
http://www.elalmanaque.com/psicologia/tema-tristeza.htm
Alguien como Julio Cortazar indagaba en sus sentimiento sobre estas cosas, los argentinos en la actualidad aceptan o niegan, pero ¡cómo les cuesta indagar en sus afectos!.
Para indagar hay que dejar de lado los prejuicios, las respuestas fáciles, el fantasma que marca el ritmo de in-vivir la vida de cada uno. Indagar en nuestros sentimientos nos hace libres, mas humanos, mas argentinos.
La tristeza es un estado de animo que sobreviene cuando uno anhela aquello que ya no esta, aquello que paso y no pudo ser, es el inmenso vacío que nos habita y del que sufrimos. Es extrañar lo que nos hizo felices en aquel momento, cuando resultábamos “ser” alguien para aquel otro, cuando sentíamos “no ser” o “no estar” tristes.
¿Estar tristes nos hace ser argentinos? O ¿ ser argentinos nos hace estar tristes?. ¿El estar determina al ser, o el ser determina al estar?. Paradoja difícil de resolver.
El “ser” es aquello que nos da identidad, lo que nos presenta ante los otros, el tango triste y sentimental nos representaba, ante el mundo, como argentinos, hace algunas décadas atrás, nos daba un ser. El “ser” da identidad, pero en ocasiones resulta “ser” una carga, un estigma que nos nombra, y del que muchas veces padecemos. Como esa paciente que, harta ya de que su ser determine su forma de estar, escribe en su libro: “ Ahora cuando estoy cansada de “apellidarme” anoréxica, y ya estoy saciada de delgadez... Ahora es cuando veo que estoy pegada a esa terrible enfermedad”.
“ Estoy harta de “ser” anoréxica”.
A lo que usted, tal vez, podrá pensar: -“Y yo estoy harto de ser...”.
“Estar” es un sentimiento, un estado de animo del que somos sede. Cuando nos encontramos con alguien le preguntamos: “¿cómo estas?”, de esta forma interrogamos al otro mas allá de las apariencias, de esa imagen que tenemos enfrente, es como decirle: ¿Cómo te sientes detrás de esa imagen que me muestras, como estas detrás de tus apariencias?.
El “ser” y el “estar” se conjugan en las personas para dar una imagen, pero hay algo detrás de ella, algo mas “real” que el mero juego de apariencias, es esa fuerza indestructible que transforma la realidad que solo se sostiene de imágenes conformistas. Es esa fuerza “UTOPICA” que llevamos escondida bajo los ropajes de las falsas apariencias, y que se manifiesta por momentos haciéndonos sentir más "VIVOS". A esa fuerza transformadora la conocemos con el nombre de “DESEO”. Utópica porque, aunque es lo mas “real” que tenemos, no le damos el lugar necesario en nuestras vidas para trasformarla en vivible. Utópica porque es la única esperanza que tenemos de trasformarnos en un sujeto abierto al deseo y dejar de “ser” ese a-complejado “ser triste”.
El deseo de... nos empuja a actuar para concretar aquello que deseamos. Desear y actuar para lograrlo es una de las “30 mil utopías posibles” que nos ha legado el pasado reciente.
http://www.elalmanaque.com/psicologia/tema-tristeza.htm
Lo que nos hace falta
“Cuando me levante hoy, sentí que ya estaba en el día de mañana;
hoy es una jornada que no sirve para nada, un día tachado... y ya no quedan tantos...”
JEAN-PAUL SARTRE
Sucede que los seres humanos somos todos mortales.
Usted pensara: - tu mira lo que viene a descubrir este tío. Alguien dirá que no es novedad, que es algo sabido, inevitable y punto.
Pero no se engañe, esa racionalización que hace del asunto no le va a servir en el momento que la muerte aparezca y se lleve lo que daba sentido a su vida.
Lo que angustia, lo grave, lo que no tiene consuelo es que lo que “falta”, cuando la “falta” irrumpe, es esa “falta” que le hacíamos al Otro.
Como cuando escuchamos que alguien dice: -“Yo era lo que le hacia falta a Él (o a Ella), ahora no sé mas quien soy, ni para que, ni para quien”.
Otro que no es cualquiera, ese para el que representábamos algo, ese que nos hacia sentir significante.
Hoy, porque partió para nunca mas volver, o porque siente que dejo de ocupar un espacio en su vida, o tal vez ese lugar es ocupado por otro, la angustia lo invade. Y no sabe que hacer, quiere no pensar mas en ella o él y no puede, y el tiempo pasa. Sensación de “no somos nada”, de insignificancia, de -¿qué hago ahora con lo que fui?.
Instantes de culpa por dejar pasar el tiempo, por no haber hecho algo cuando todavía éramos alguien en el corazón de ese Otro. Por convertir la vida en una comedia aburrida. Porque cada día que pasa no es solo uno en menos en su vida, también lo es para ese Otro que le brinda un espacio único, hueco donde somos solamente por ellos. ¿Qué significante es para su Otro?. ¿Cuál es esa palabra que solo usted y el Otro saben, y que lo nombra?.
Que todos seamos mortales es algo que no engaña. Que todos tenemos deseos parecería serlo también. Pero esto ultimo si engaña. Creemos (la creencia engaña) que somos “todo” para ese Otro, y no nos damos cuenta la asfixia que ello causa. Engaño que se cae cuando, por ejemplo, el Otro dice “necesito un tiempo para pensar”, o directamente se va, porque encontró alguna causa mas REAL que la de uno. A fin de cuentas, lo que no engaña es el deseo del Otro.
Toda partida es una perdida, y como tal necesita ser procesada, elaborada, es decir duelada. No todos logran llevar a buen termino el duelo. Hay personas que intentan fallidamente tapar esa falta, que hace falta, con algún sustituto, y se vuelven a engañar porque no alcanza, porque satura y no sutura, porque no ayuda a elaborar lo perdido; porque es repetición que insiste a cada paso. Así ese hueco en el Otro que nos daba un lugar, que por extraño se extraña, es rellenado por un fantasma, que intenta extraviar a la causa misma de nuestro deseo.
Poder atravesar aquello que lo atrapa a ese modo fantasmal de in-vivir la vida es un interesante fin. ¿No le parece?.
hoy es una jornada que no sirve para nada, un día tachado... y ya no quedan tantos...”
JEAN-PAUL SARTRE
Sucede que los seres humanos somos todos mortales.
Usted pensara: - tu mira lo que viene a descubrir este tío. Alguien dirá que no es novedad, que es algo sabido, inevitable y punto.
Pero no se engañe, esa racionalización que hace del asunto no le va a servir en el momento que la muerte aparezca y se lleve lo que daba sentido a su vida.
Lo que angustia, lo grave, lo que no tiene consuelo es que lo que “falta”, cuando la “falta” irrumpe, es esa “falta” que le hacíamos al Otro.
Como cuando escuchamos que alguien dice: -“Yo era lo que le hacia falta a Él (o a Ella), ahora no sé mas quien soy, ni para que, ni para quien”.
Otro que no es cualquiera, ese para el que representábamos algo, ese que nos hacia sentir significante.
Hoy, porque partió para nunca mas volver, o porque siente que dejo de ocupar un espacio en su vida, o tal vez ese lugar es ocupado por otro, la angustia lo invade. Y no sabe que hacer, quiere no pensar mas en ella o él y no puede, y el tiempo pasa. Sensación de “no somos nada”, de insignificancia, de -¿qué hago ahora con lo que fui?.
Instantes de culpa por dejar pasar el tiempo, por no haber hecho algo cuando todavía éramos alguien en el corazón de ese Otro. Por convertir la vida en una comedia aburrida. Porque cada día que pasa no es solo uno en menos en su vida, también lo es para ese Otro que le brinda un espacio único, hueco donde somos solamente por ellos. ¿Qué significante es para su Otro?. ¿Cuál es esa palabra que solo usted y el Otro saben, y que lo nombra?.
Que todos seamos mortales es algo que no engaña. Que todos tenemos deseos parecería serlo también. Pero esto ultimo si engaña. Creemos (la creencia engaña) que somos “todo” para ese Otro, y no nos damos cuenta la asfixia que ello causa. Engaño que se cae cuando, por ejemplo, el Otro dice “necesito un tiempo para pensar”, o directamente se va, porque encontró alguna causa mas REAL que la de uno. A fin de cuentas, lo que no engaña es el deseo del Otro.
Toda partida es una perdida, y como tal necesita ser procesada, elaborada, es decir duelada. No todos logran llevar a buen termino el duelo. Hay personas que intentan fallidamente tapar esa falta, que hace falta, con algún sustituto, y se vuelven a engañar porque no alcanza, porque satura y no sutura, porque no ayuda a elaborar lo perdido; porque es repetición que insiste a cada paso. Así ese hueco en el Otro que nos daba un lugar, que por extraño se extraña, es rellenado por un fantasma, que intenta extraviar a la causa misma de nuestro deseo.
Poder atravesar aquello que lo atrapa a ese modo fantasmal de in-vivir la vida es un interesante fin. ¿No le parece?.
Invasión de la Tristeza
El tema que hoy nos con-voca es un sentimiento al que dan por llamar tristeza. Para algunas personas, la cercanía de las fiestas de “FIN” de año, suele traer aparejado ese sentimiento. Pensé que la mejor forma de abordarla, (sin repetir lo tan trillado de las definiciones teóricas de enciclopedia que nada enuncian del sujeto que las propone), es dejándonos llevar por algún sentimiento, o por algún recuerdo.
Propongo entonces que nos dejemos llevar, afectar libremente por una serie de reflexiones que me parecieron oportunas:
El hastío es un estado común de los tiempos que corren. La monotonía del tic-tac relojero repite incansablemente que nada es para siempre.
Distancia, extrañeza, desconfianza y fuga parecen ofrecerse como la modalidad de vinculo afectivo entre los seres que pueblan esta pequeña esfera celeste que flota en una finitud imposible.
Nostalgias esperanzadas que esperan, tal vez preguntándole al corazón: ¿cuánto mas faltara para el amanecer?. Momentos de noche cerrada, de almas a oscuras, sin destellos de nuevas estrellas, de deseos aprisionados en la cárcel de lo oficial. Es la hora de las siestas con sueño pero sin sueños, de besos a la distancia y por celular.
Penas conservadoras que arden pero que no se animan, a dejar la garganta, a zambullirse en el mar del lenguaje, a expresarse, a decirse.
Reunión de concurridas soledades, seres a solas con sus corazones, que conviven y “¿viven?” la vida sin VIVIR. Vacíos del ser convertidos en atrapantes agujeros negros que comunican lo real con la realidad.
Partidas inesperadas de seres entrañables de la niñez de aquellos tiempos “de paz sin paz”. Porque no somos momias sentimos a pesar de las distancias, a pesar del pesar. Que difícil se hace remontar el barrilete en esta tempestad monótona y conformista del “no te metas”, del “quevachacher”, del “dale que va”.
Hoy todo, tal vez, se halla en penumbra, pero algún resplandor liberador podría convertirse en nuestro “barredor de tristezas”. Somos responsables de despertar a lo REAL de la vida, o de seguir durmiendo en nuestra realidad.
Propongo entonces que nos dejemos llevar, afectar libremente por una serie de reflexiones que me parecieron oportunas:
El hastío es un estado común de los tiempos que corren. La monotonía del tic-tac relojero repite incansablemente que nada es para siempre.
Distancia, extrañeza, desconfianza y fuga parecen ofrecerse como la modalidad de vinculo afectivo entre los seres que pueblan esta pequeña esfera celeste que flota en una finitud imposible.
Nostalgias esperanzadas que esperan, tal vez preguntándole al corazón: ¿cuánto mas faltara para el amanecer?. Momentos de noche cerrada, de almas a oscuras, sin destellos de nuevas estrellas, de deseos aprisionados en la cárcel de lo oficial. Es la hora de las siestas con sueño pero sin sueños, de besos a la distancia y por celular.
Penas conservadoras que arden pero que no se animan, a dejar la garganta, a zambullirse en el mar del lenguaje, a expresarse, a decirse.
Reunión de concurridas soledades, seres a solas con sus corazones, que conviven y “¿viven?” la vida sin VIVIR. Vacíos del ser convertidos en atrapantes agujeros negros que comunican lo real con la realidad.
Partidas inesperadas de seres entrañables de la niñez de aquellos tiempos “de paz sin paz”. Porque no somos momias sentimos a pesar de las distancias, a pesar del pesar. Que difícil se hace remontar el barrilete en esta tempestad monótona y conformista del “no te metas”, del “quevachacher”, del “dale que va”.
Hoy todo, tal vez, se halla en penumbra, pero algún resplandor liberador podría convertirse en nuestro “barredor de tristezas”. Somos responsables de despertar a lo REAL de la vida, o de seguir durmiendo en nuestra realidad.
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