“Cuando me levante hoy, sentí que ya estaba en el día de mañana;
hoy es una jornada que no sirve para nada, un día tachado... y ya no quedan tantos...”
JEAN-PAUL SARTRE
Sucede que los seres humanos somos todos mortales.
Usted pensara: - tu mira lo que viene a descubrir este tío. Alguien dirá que no es novedad, que es algo sabido, inevitable y punto.
Pero no se engañe, esa racionalización que hace del asunto no le va a servir en el momento que la muerte aparezca y se lleve lo que daba sentido a su vida.
Lo que angustia, lo grave, lo que no tiene consuelo es que lo que “falta”, cuando la “falta” irrumpe, es esa “falta” que le hacíamos al Otro.
Como cuando escuchamos que alguien dice: -“Yo era lo que le hacia falta a Él (o a Ella), ahora no sé mas quien soy, ni para que, ni para quien”.
Otro que no es cualquiera, ese para el que representábamos algo, ese que nos hacia sentir significante.
Hoy, porque partió para nunca mas volver, o porque siente que dejo de ocupar un espacio en su vida, o tal vez ese lugar es ocupado por otro, la angustia lo invade. Y no sabe que hacer, quiere no pensar mas en ella o él y no puede, y el tiempo pasa. Sensación de “no somos nada”, de insignificancia, de -¿qué hago ahora con lo que fui?.
Instantes de culpa por dejar pasar el tiempo, por no haber hecho algo cuando todavía éramos alguien en el corazón de ese Otro. Por convertir la vida en una comedia aburrida. Porque cada día que pasa no es solo uno en menos en su vida, también lo es para ese Otro que le brinda un espacio único, hueco donde somos solamente por ellos. ¿Qué significante es para su Otro?. ¿Cuál es esa palabra que solo usted y el Otro saben, y que lo nombra?.
Que todos seamos mortales es algo que no engaña. Que todos tenemos deseos parecería serlo también. Pero esto ultimo si engaña. Creemos (la creencia engaña) que somos “todo” para ese Otro, y no nos damos cuenta la asfixia que ello causa. Engaño que se cae cuando, por ejemplo, el Otro dice “necesito un tiempo para pensar”, o directamente se va, porque encontró alguna causa mas REAL que la de uno. A fin de cuentas, lo que no engaña es el deseo del Otro.
Toda partida es una perdida, y como tal necesita ser procesada, elaborada, es decir duelada. No todos logran llevar a buen termino el duelo. Hay personas que intentan fallidamente tapar esa falta, que hace falta, con algún sustituto, y se vuelven a engañar porque no alcanza, porque satura y no sutura, porque no ayuda a elaborar lo perdido; porque es repetición que insiste a cada paso. Así ese hueco en el Otro que nos daba un lugar, que por extraño se extraña, es rellenado por un fantasma, que intenta extraviar a la causa misma de nuestro deseo.
Poder atravesar aquello que lo atrapa a ese modo fantasmal de in-vivir la vida es un interesante fin. ¿No le parece?.
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