La principal diferencia entre la ansiedad en adultos y en un niño es que el niño no es el que decide ir al psicólogo, son los padres los que suelen tomar esa decisión. Pero ¿Cómo saber si nuestro hijo sufre una ansiedad o un miedo que requiere la ayuda de un profesional?
En general, para la ansiedad en adultos, a nivel clínico, se siguen los criterios de Marks para determinar que un miedo es una fobia, es decir, una fobia es un miedo desproporcionado para las demandas de la situación, es irracional, queda fuera del control voluntario y se emiten respuestas de evitación (escape o huida) cuando existe la posibilidad de encontrarse en la situación temida.
Estos criterios se quedan cortos para los niños, ya que muchas veces correríamos el riesgo de interpretar los miedos evolutivos como fobias, por lo tanto habrá que tener en cuenta que no se trate de un miedo evolutivo, la intensidad del sufrimiento que le ocasione al niño y el grado de perturbación que produzca en el desarrollo o en la vida de la familia.
Pero, ¿qué es un miedo evolutivo? El miedo y la ansiedad funcionan como un agente protector, ya que se disparan cuando la persona se siente en peligro, en este sentido existen una serie de miedos propios de cada etapa del desarrollo. Por ejemplo, los niños pequeños responden con llantos ante lo desconocido porque así alertan a la madre. A medida que el niño va madurando y desarrolla la capacidad para recordar el pasado, sus miedos se formulan en otros términos y aparecen los miedos a peligros imaginarios o lo que podría ocurrir.
Los miedos evolutivos forman parte del desarrollo, aparecen desde la primera infancia y van desapareciendo y apareciendo según la edad. Estos son los principales:
Miedos comunes en fases evolutivas
0-12 meses: Pérdida de apoyo, sonidos fuertes, alturas, personas, objetos extraños,
separación, objetos amenazadores.
1 año-2 ½ años: Separación de los padres, extraños, tormentas, pequeños animales, insectos.
2 ½ -6 años: Oscuridad, animales en general, quedarse solo, fantasmas, monstruos.
6-11 años: Sucesos sobrenaturales, heridas, daño, salud, muerte, miedos escolares.
11-13 años: Escolares, sociales, económicos, políticos, autoimagen.
13-18 años: Sexuales, autoidentidad, rendimiento personal, sociales, académicos,
políticos, económicos.
En resumen consideramos que un miedo es una fobia y por tanto sería conveniente consultar a una profesional cuando:
• Miedo intenso y desproporcionado frente a un peligro real
• Las reacciones no las pueden explicar ni razonar
• Las respuestas no pueden ser controladas
• Evita la situación
• Dura un periodo de tiempo prolongado (mínimo dos años o produce gran perturbación en el niño)
• Es desadaptativo, no tiene función
• No se asocia con ninguna edad o etapa del desarrollo
Cuando nos encontremos con que nuestro hijo presenta un miedo que cumple estas características quizás sería conveniente solicitar ayuda profesional.
Estos son algunos de los trastornos de ansiedad típicos en la infancia:
Trastorno de ansiedad por separación
Este el único trastorno de ansiedad específico de la infancia según la clasificación diagnóstica DSM-IV.
Se caracteriza por:
A. Ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del sujeto, concerniente a su separación respecto del hogar o de las personas a quienes se está vinculado, puesta de manifiesto por tres (o más) de las siguientes circunstancias:
• Malestar excesivo recurrente cuado ocurre o se anticipa una separación respecto del hogar
o de las principales figuras vinculadas
• Preocupación excesiva y persistente por la posible pérdida de las principales figuras vinculadas
o a que estas sufran un posible daño
• Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad de que un acontecimiento adverso
dé lugar a la separación de una figura vinculada importante (p.ej. extraviarse o ser secuestrado)
• Resistencia o negativa persistente a ir a la escuela o a cualquier otro sitio por miedo a la separación
• Resistencia o miedo persistente o excesivo a estar solo en casa o sin las principales figuras
vinculadas, o sin adultos significativos en otro lugar
• Negativa o resistencia persistente a ir a dormir sin tener cerca una figura vinculada importante
o a ir a dormir fuera de casa
• Pesadillas repetidas con temática de separación
• Quejas repetidas de síntomas físicos (como cefaleas, vómitos nauseas o dolores abdominales)
cuando ocurre o se anticipa la separación respecto de figuras importantes de vinculación
B. La duración del trastorno es de al menos 4 semanas
C. El inicio se produce antes de los 18 años de edad
D. La alteración provoca malestar clínicamente significativo, o deterioro social, académico o de
otras áreas importantes de la actividad del individuo
E. La alteración no ocurre exclusivamente en el transcurso de un trastorno generalizado del
desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno postpsicótico, y en adolescentes y adultos no se explica
mejor por la presencia de un trastorno de angustia con agorafobia.
La ansiedad de separación es un fenómeno universal que aparece a los 6-8 meses de edad y que persiste hasta los 2-3 años en diferentes grados de intensidad. Para tratar este tipo de trastorno habrá que determinar cuáles son las conductas problema, es decir qué hace y qué no hace el niño, qué situaciones evita, si se separa es qué circunstancias es, qué hace en caso de separación forzosa etc. En general el objetivo del tratamiento va a consistir en enseñarle a separarse gradualmente de sus figuras de apego, en estos casos la colaboración de los padres será fundamental.
Fobia social
A este trastorno anteriormente se le denominaba trastorno de ansiedad por evitación. Actualmente se siguen los mismos criterios que para los adultos, es decir, un miedo acusado y persistente a las situaciones sociales en las que uno puede verse expuesto a personas ajenas a su ambiente familiar. El temor está centrado en la posibilidad de comportarse de un modo embarazoso, humillante o que haga que los demás nos rechacen. Para poder diagnosticar una fobia social el niño debe ser mayor de 2 años y medio y debe persistir durante un periodo de 6 meses como mínimo.
El miedo suele manifestarse con lloros, palidez, búsqueda de la protección o abrazo de familiares cercanos, retraimiento social, eludir el contacto con extraños, evitar participar en deportes o juegos de equipo, quedarse en segundo plano en situaciones sociales etc.
Para el tratamiento de la fobia social infantil habrá que determinar todas las situaciones y personas con las que aparece la ansiedad en el niño y también las posibles carencias a la hora de saber relacionarse, para enseñarle cómo hacerlo si fuera necesario.
Fobia escolar
La fobia escolar consiste en un fuerte temor ante el hecho de asistir al colegio, se caracteriza por una severa dificultad para ir al colegio que provoca ausencias prolongadas. Este temor ocasione graves alteraciones emocionales que pueden ir acompañadas de quejas físicas, como dolores abdominales o de cabeza. Estos niños suelen quedarse en casa con el consentimiento paterno y no hay en ellos conductas antisociales, como mentiras; es decir no acuden al colegio pero no mienten a sus padres sobre ello. Un 4% de los niños escolarizados puede llegar a sufrir este tipo de fobia. La edad de aparición oscila entre los 5-6 años y los 10 y 11.
Los temores en las fobias escolares suelen estar relacionados con ansiedad social, una ansiedad de separación o una fobia específica, es decir: miedo al ridículo o a las burlas de sus compañeros, miedo a separarse de las figuras de apego, miedo específico hacia que le agrade un compañero, hacia un profesor, a una fracaso académico etc.
Es frecuente que aparezca al haber un cambio de colegio, de nivel académico o tras un periodo de enfermedad que haya obligado al niño a no ir a clase durante un tiempo.
El tratamiento se centra en que el niño vuelva al colegio, para conseguirlo en Psizama nos centramos en delimitar claramente cuál es el problema del niño, qué es lo que teme que pase en clase y qué está haciendo que se mantenga el comportamiento de quedarse en casa.
Una vez delimitados estos factores, se acuerda con los padres y el niño el plan a seguir, para trabajar los miedos del niño y motivarle para volver a clase, una vez acordado el plan de acción, se trata de que se enfrente a sus miedos gradualmente, según lo planificado y de eliminar factores que puedan estar manteniendo el problema ( como que cuando esté en casa no pueda ver la TV, o hacer cosas que le gusten), así como animarle a ir a clase y no prestar atención a sus quejas.
TOC Infantil
El trastorno obsesivo–compulsivo en la infancia se define exactamente igual que en adultos (ver apartado de obsesiones), con la diferencia de que muchas veces los niños no reconocen que sus miedos sean irracionales, inapropiados o excesivos.
El tipo de ritual más frecuente en los niños es el de lavado, comprobación y reorganizar objetos. Es habitual que el niño implique a la familia en los rituales incluso en ocasiones, no les dan importancia.
Como en el caso de los miedos hay muchos rituales que son totalmente normales en niños según su edad:
-Entre los 2 y 3 años: Jugar con la comida, en el baño, ritual para dormir.
-Entre los 2 y 6 años: Pensamiento mágico, supersticiones.
-Entre los 4 y 6 años: Aumentan los rituales para dormir, miedo a la oscuridad.
-Entre los 5 y 6 años: Rituales de grupo en el contexto de juegos, reglas muy meticulosas y
no se pueden variar.
-Entre los 6 y 11 años: Juegos muy formalizados, coleccionar objetos.
Tratamiento:
Es muy parecido al que se realiza con adultos, es decir, se trata de exponer en vivo y hacer una prevención de respuesta para que el niño no realice el ritual, la principal diferencia con los adultos es que con frecuencia los niños están poco motivados para hacer los ejercicios de exposición y habrá que utilizar métodos para incentivarlos, verbalmente, con colaboradores, y premiar los comportamientos que queremos que den.
En general, para la ansiedad en adultos, a nivel clínico, se siguen los criterios de Marks para determinar que un miedo es una fobia, es decir, una fobia es un miedo desproporcionado para las demandas de la situación, es irracional, queda fuera del control voluntario y se emiten respuestas de evitación (escape o huida) cuando existe la posibilidad de encontrarse en la situación temida.
Estos criterios se quedan cortos para los niños, ya que muchas veces correríamos el riesgo de interpretar los miedos evolutivos como fobias, por lo tanto habrá que tener en cuenta que no se trate de un miedo evolutivo, la intensidad del sufrimiento que le ocasione al niño y el grado de perturbación que produzca en el desarrollo o en la vida de la familia.
Pero, ¿qué es un miedo evolutivo? El miedo y la ansiedad funcionan como un agente protector, ya que se disparan cuando la persona se siente en peligro, en este sentido existen una serie de miedos propios de cada etapa del desarrollo. Por ejemplo, los niños pequeños responden con llantos ante lo desconocido porque así alertan a la madre. A medida que el niño va madurando y desarrolla la capacidad para recordar el pasado, sus miedos se formulan en otros términos y aparecen los miedos a peligros imaginarios o lo que podría ocurrir.
Los miedos evolutivos forman parte del desarrollo, aparecen desde la primera infancia y van desapareciendo y apareciendo según la edad. Estos son los principales:
Miedos comunes en fases evolutivas
0-12 meses: Pérdida de apoyo, sonidos fuertes, alturas, personas, objetos extraños,
separación, objetos amenazadores.
1 año-2 ½ años: Separación de los padres, extraños, tormentas, pequeños animales, insectos.
2 ½ -6 años: Oscuridad, animales en general, quedarse solo, fantasmas, monstruos.
6-11 años: Sucesos sobrenaturales, heridas, daño, salud, muerte, miedos escolares.
11-13 años: Escolares, sociales, económicos, políticos, autoimagen.
13-18 años: Sexuales, autoidentidad, rendimiento personal, sociales, académicos,
políticos, económicos.
En resumen consideramos que un miedo es una fobia y por tanto sería conveniente consultar a una profesional cuando:
• Miedo intenso y desproporcionado frente a un peligro real
• Las reacciones no las pueden explicar ni razonar
• Las respuestas no pueden ser controladas
• Evita la situación
• Dura un periodo de tiempo prolongado (mínimo dos años o produce gran perturbación en el niño)
• Es desadaptativo, no tiene función
• No se asocia con ninguna edad o etapa del desarrollo
Cuando nos encontremos con que nuestro hijo presenta un miedo que cumple estas características quizás sería conveniente solicitar ayuda profesional.
Estos son algunos de los trastornos de ansiedad típicos en la infancia:
Trastorno de ansiedad por separación
Este el único trastorno de ansiedad específico de la infancia según la clasificación diagnóstica DSM-IV.
Se caracteriza por:
A. Ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del sujeto, concerniente a su separación respecto del hogar o de las personas a quienes se está vinculado, puesta de manifiesto por tres (o más) de las siguientes circunstancias:
• Malestar excesivo recurrente cuado ocurre o se anticipa una separación respecto del hogar
o de las principales figuras vinculadas
• Preocupación excesiva y persistente por la posible pérdida de las principales figuras vinculadas
o a que estas sufran un posible daño
• Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad de que un acontecimiento adverso
dé lugar a la separación de una figura vinculada importante (p.ej. extraviarse o ser secuestrado)
• Resistencia o negativa persistente a ir a la escuela o a cualquier otro sitio por miedo a la separación
• Resistencia o miedo persistente o excesivo a estar solo en casa o sin las principales figuras
vinculadas, o sin adultos significativos en otro lugar
• Negativa o resistencia persistente a ir a dormir sin tener cerca una figura vinculada importante
o a ir a dormir fuera de casa
• Pesadillas repetidas con temática de separación
• Quejas repetidas de síntomas físicos (como cefaleas, vómitos nauseas o dolores abdominales)
cuando ocurre o se anticipa la separación respecto de figuras importantes de vinculación
B. La duración del trastorno es de al menos 4 semanas
C. El inicio se produce antes de los 18 años de edad
D. La alteración provoca malestar clínicamente significativo, o deterioro social, académico o de
otras áreas importantes de la actividad del individuo
E. La alteración no ocurre exclusivamente en el transcurso de un trastorno generalizado del
desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno postpsicótico, y en adolescentes y adultos no se explica
mejor por la presencia de un trastorno de angustia con agorafobia.
La ansiedad de separación es un fenómeno universal que aparece a los 6-8 meses de edad y que persiste hasta los 2-3 años en diferentes grados de intensidad. Para tratar este tipo de trastorno habrá que determinar cuáles son las conductas problema, es decir qué hace y qué no hace el niño, qué situaciones evita, si se separa es qué circunstancias es, qué hace en caso de separación forzosa etc. En general el objetivo del tratamiento va a consistir en enseñarle a separarse gradualmente de sus figuras de apego, en estos casos la colaboración de los padres será fundamental.
Fobia social
A este trastorno anteriormente se le denominaba trastorno de ansiedad por evitación. Actualmente se siguen los mismos criterios que para los adultos, es decir, un miedo acusado y persistente a las situaciones sociales en las que uno puede verse expuesto a personas ajenas a su ambiente familiar. El temor está centrado en la posibilidad de comportarse de un modo embarazoso, humillante o que haga que los demás nos rechacen. Para poder diagnosticar una fobia social el niño debe ser mayor de 2 años y medio y debe persistir durante un periodo de 6 meses como mínimo.
El miedo suele manifestarse con lloros, palidez, búsqueda de la protección o abrazo de familiares cercanos, retraimiento social, eludir el contacto con extraños, evitar participar en deportes o juegos de equipo, quedarse en segundo plano en situaciones sociales etc.
Para el tratamiento de la fobia social infantil habrá que determinar todas las situaciones y personas con las que aparece la ansiedad en el niño y también las posibles carencias a la hora de saber relacionarse, para enseñarle cómo hacerlo si fuera necesario.
Fobia escolar
La fobia escolar consiste en un fuerte temor ante el hecho de asistir al colegio, se caracteriza por una severa dificultad para ir al colegio que provoca ausencias prolongadas. Este temor ocasione graves alteraciones emocionales que pueden ir acompañadas de quejas físicas, como dolores abdominales o de cabeza. Estos niños suelen quedarse en casa con el consentimiento paterno y no hay en ellos conductas antisociales, como mentiras; es decir no acuden al colegio pero no mienten a sus padres sobre ello. Un 4% de los niños escolarizados puede llegar a sufrir este tipo de fobia. La edad de aparición oscila entre los 5-6 años y los 10 y 11.
Los temores en las fobias escolares suelen estar relacionados con ansiedad social, una ansiedad de separación o una fobia específica, es decir: miedo al ridículo o a las burlas de sus compañeros, miedo a separarse de las figuras de apego, miedo específico hacia que le agrade un compañero, hacia un profesor, a una fracaso académico etc.
Es frecuente que aparezca al haber un cambio de colegio, de nivel académico o tras un periodo de enfermedad que haya obligado al niño a no ir a clase durante un tiempo.
El tratamiento se centra en que el niño vuelva al colegio, para conseguirlo en Psizama nos centramos en delimitar claramente cuál es el problema del niño, qué es lo que teme que pase en clase y qué está haciendo que se mantenga el comportamiento de quedarse en casa.
Una vez delimitados estos factores, se acuerda con los padres y el niño el plan a seguir, para trabajar los miedos del niño y motivarle para volver a clase, una vez acordado el plan de acción, se trata de que se enfrente a sus miedos gradualmente, según lo planificado y de eliminar factores que puedan estar manteniendo el problema ( como que cuando esté en casa no pueda ver la TV, o hacer cosas que le gusten), así como animarle a ir a clase y no prestar atención a sus quejas.
TOC Infantil
El trastorno obsesivo–compulsivo en la infancia se define exactamente igual que en adultos (ver apartado de obsesiones), con la diferencia de que muchas veces los niños no reconocen que sus miedos sean irracionales, inapropiados o excesivos.
El tipo de ritual más frecuente en los niños es el de lavado, comprobación y reorganizar objetos. Es habitual que el niño implique a la familia en los rituales incluso en ocasiones, no les dan importancia.
Como en el caso de los miedos hay muchos rituales que son totalmente normales en niños según su edad:
-Entre los 2 y 3 años: Jugar con la comida, en el baño, ritual para dormir.
-Entre los 2 y 6 años: Pensamiento mágico, supersticiones.
-Entre los 4 y 6 años: Aumentan los rituales para dormir, miedo a la oscuridad.
-Entre los 5 y 6 años: Rituales de grupo en el contexto de juegos, reglas muy meticulosas y
no se pueden variar.
-Entre los 6 y 11 años: Juegos muy formalizados, coleccionar objetos.
Tratamiento:
Es muy parecido al que se realiza con adultos, es decir, se trata de exponer en vivo y hacer una prevención de respuesta para que el niño no realice el ritual, la principal diferencia con los adultos es que con frecuencia los niños están poco motivados para hacer los ejercicios de exposición y habrá que utilizar métodos para incentivarlos, verbalmente, con colaboradores, y premiar los comportamientos que queremos que den.
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