lunes, 1 de septiembre de 2008

AGRESIVIDAD Y CULPA

AGRESIVIDAD Y CULPA


Agresividad y culpa son emociones relacionadas y con componentes comunes. Veamos sus semejanzas y diferencias.

Agresividad: es la emoción que surge cuando se percibe una situación nociva y se cree que se puede cambiar o eliminar.
Culpa: Es la agresividad hacia uno mismo. La culpa es una mezcla emocional, es una emoción híbrida compuesta por agresividad, ansiedad y tristeza. La ansiedad y la tristeza por las posibles consecuencias del comportamiento y agresividad motivada por el deseo de cambiarlo, de haberlo hecho de otro modo.
Según la terapia cognitiva las situaciones en principio son neutras, nosotros somos los que las convertimos en elementos capaces de crearnos tal o cual emoción. En contra de lo que solemos pensar, las emociones o los sentimientos son creados por nuestro pensamiento. Ningún acontecimiento tiene capacidad para crearnos una emoción determinada. Es lo que nos decimos sobre esa situación lo que nos provoca el sentimiento.

SITUACIÓN (A) - PENSAMIENTO (B) -EMOCIÓN (C)

A x B =





Ante una situación como que un amigo me pida un favor y yo me niegue, dependiendo de cuál sea mi pensamiento viviré diferentes emociones, si pienso “Desde luego qué egoísta soy, tampoco me costaba tanto hacerlo” me sentiré culpable. En cambio si pienso “Me hubiera gustado hacerlo, pero me venía mal” tendré un emoción neutra; pero si pienso “¡Pero qué se ha creído que soy, una ONG!” seguramente sentiré agresividad.






Estos ejemplos dejan claro que las emociones, y la culpa y la agresividad son algunas de ellas, están causadas por lo que pensamos de las situaciones y no por la situación en sí misma. Nos sentiremos culpables si a la hora de hablarnos sobre situaciones vividas nos decimos que no hemos cumplido tal o cual norma o que deberíamos haber hecho tal o cual cosa. Nos sentiremos agresivos si pensamos que son otros los que deberían haberlo hecho. Las normas pues, son en muchos casos, el origen tanto de la culpa, como de la agresividad.

Una norma es un esquema, lo habitual es que nos sean inculcados de modo que aprendemos que si los seguimos obtendremos el máximo beneficio para nosotros y para el grupo, en este sentido las normas son útiles. Pero tienen un gran inconveniente: su rigidez, están para cumplirlas, ese es su objetivo y es evidente que cuantas más se tiene más difícil es seguirlas todas porque, entre otras cosas, muchas de ellas son incompatibles entre sí. Si para cada uno de nosotros resulta complicado atenernos a nuestras normas, qué decir de la expectativa de que otros las cumplan que tanta agresividad nos genera a veces. Vamos a profundizar un poco más en esta emoción que tanto desgaste ocasiona a veces.

La agresividad se dispara de forma automática ante determinadas situaciones, en general frente a las que interfieren con nuestros objetivos. Como toda emoción tiene una función, en este caso preparar al cuerpo para el esfuerzo necesario para vencer el obstáculo que se ha presentado.

El problema con esta emoción puede surgir de diferentes formas:

La conducta violenta puede ser un medio para conseguir determinados objetivos cuando no somos capaces de lograrlos por otros métodos. En este caso nuestra conducta responde a un déficit de habilidades y puede mejorar adquiriéndolas.
Cuando hemos aguantado demasiado y saltamos por algo sin importancia. En realidad reaccionamos a todo lo que nos ha ocurrido previamente. Como nuestra reacción se considera desmesurada, tenderemos a reprimirnos y aguantar más, en consecuencia nuestra siguiente reacción violenta será mayor y seguiremos en ese círculo vicioso. Para salir de ese círculo vicioso el camino no es aguantar más, sino poder reaccionar de forma inmediata a los problemas y frustraciones. En ese caso la reacción es más adecuada y comedida porque las razones que nos llevan a reaccionar serán muchas menos.
Otro problema puede surgir cuando nosotros interpretamos que existe un ataque y una dificultad que no es vista de la misma forma por los demás. Este problema suele ocurrir cuando reaccionamos ante las intenciones de los demás en lugar de reaccionar ante los hechos explícitos. El juicio de intenciones es la causa más frecuente que nos puede llevar a tener reacciones violentas desmesuradas y desproporcionadas.
El trabajo psicológico con la culpa y la agresividad se encamina hacia una reevaluación cognitiva de la situación, valorando si los pensamientos que están generando la emoción se ajustan a la realidad o son producto de una excesiva rigidez a la hora de aplicar las normas. Se trabajan también otro tipo de habilidades, si fuera necesario en cada caso; como fomentar habilidades que nos ayuden a defender nuestros derechos, aprender a comunicar nuestras emociones de manera más útil, aprender a responsabilizarnos y no culpabilizarnos de los hechos y aceptar las situaciones cotidianas que no podemos modificar sin llenarnos de ira por ellas.

DISFUNCIONES SEXUALES FEMENINAS

DISFUNCIONES SEXUALES FEMENINAS

¿QUÉ ES LA ANORGASMIA?

Es una disfunción bastante frecuente, sin embargo hay pocas mujeres que acudan a consulta por esto, lo habitual es que se acuda a consulta por otras causas y se detecte a lo largo de la terapia.

La anorgasmia se produce cuando, de forma repetida, una mujer es incapaz de alcanzar un orgasmo. Las mujeres tienen más dificultad que los hombres para conseguir el orgasmo, se podría asegurar que en el 90% de los casos en que un hombre eyacula, también disfruta de un orgasmo, sin embargo no ocurre lo mismo en las mujeres, sólo una de cada tres alcanza el orgasmo sin dificultad, e incluso muchas mujeres no han podido llegar al clímax en toda su vida sexual. Según indican los estudios sobre sexualidad, alrededor de un 15% de las mujeres no experimentan el máximo placer ni durante la masturbación. Algunas veces se confunde la anorgasmia femenina con casos de eyaculación precoz de la pareja.

Existen algunos factores a tener en cuenta para que una mujer alcance el orgasmo durante el coito: para una mujer, las fases de estimulación y excitación previas son muy importantes y deben desarrollarse de forma adecuada. Hay que tener en cuenta que la cantidad de estimulación necesaria para provocar el orgasmo femenino varía de una mujer a otra, y también según las circunstancias en que se efectúa la relación. Si pese a tener una adecuada estimulación, la anorgasmia se repite, entonces se convierte en un problema.

¿QUÉ ES UN ORGASMO?

Son las contracciones de la musculatura pubocoxígea (la musculatura que rodea la vagina y el ano) y que se acompañan de un intenso placer tras lo cual aparece una gran relajación sexual. También es una respuesta global del organismo, independientemente de la musculatura pubocoxígea.

Lo primero será averiguar si realmente estamos ante un caso de anorgasmia o no, ya que hay mujeres que creen que tienen orgasmos y no los tienen, y otras que dicen que no los tienen y sí los tienen.

¿Cómo saber si tengo orgasmos?

A parte de las contracciones rítmicas de la musculatura pubocoxígea, del arqueamiento de la espalda y de la sensación de placer, existen una serie de signos físicos que pueden ayudarnos a descubrirlo:

· Desaparición de la plataforma orgásmica: Durante la excitación y sobre todo en los momentos previos al orgasmo, el músculo pubocoxígeo se llena de sangre de modo que se hincha, haciendo que parezca que la entrada vaginal se estrecha, a esto le llamamos plataforma orgásmica. Al tener el orgasmo, pocos segundos después, la plataforma desaparece y se va deshinchando poco a poco (igual que la pasa con la erección en el hombre). Si una mujer no llega al orgasmo, su plataforma tarda en desaparecer 3 o 4 minutos o más tiempo.



· Desaparición de la ingurguitación de la aureola: cuando comienza la excitación los pechos se agrandan, el pezón también se pone erecto y conforme avanza la fase de meseta se hincha la aureola, así el pezón apenas queda visible (ingurguitado). Al tener el orgasmo, conforme van pasando los segundos, desaparece la hinchazón y queda expuesto de nuevo el pezón, con rapidez y facilidad. Si no ha tenido el orgasmo tarda minutos en volver el pezón a su estado de reposo. Hay que observarlo mucho para sea evidente.



CAUSAS DE LA ANORGASMIA:

Las causas pueden ser de dos tipos: ORGÁNICAS (que en realidad sólo constituyen el 5% de los casos aproximadamente) como diabetes, alcoholismo, carencias hormonales o lesiones pélvicas, entre otros, y las PSICOLÓGICAS, las más frecuentes, producidas por una mala educación sexual que favorece sentimientos de vergüenza o culpa respecto al propio placer, experiencias traumáticas o la simple falta de información y conocimientos sobre el propio cuerpo.



1) CAUSAS ORGÁNICAS:



- Hay muchos datos que indican que hay muchas dificultades fisiológicas en la mujer para tener orgasmos durante el coito. Aunque hay otras culturas, más desinhibidas sexualmente, donde sí tienen facilidad.

- En la vagina no hay receptores sensoriales. Se siente en el cervix, que es muy sensible, y en la entrada vaginal, pero muy poco en las paredes vaginales.

- En contraste hay zonas mucho más sensibles como el clítoris, que no llegan a estimularse durante el coito, y estimulando solamente la vagina es difícil llegar al orgasmo. Aquellas mujeres con orgasmos durante el coito suelen llegar a él, bien porque la postura favorece una estimulación de otras zonas, bien porque lo hayan asociado a caricias o estimulación externas. La anorgasmia no sólo se refiere a no alcanzar el orgasmo a través del coito sino a no hacerlo mediante ningún tipo de estimulación. Los datos estadísticos que hay apuntan que durante el coito, alrededor de un 30% de las mujeres tienen de vez en cuando orgasmos. Pero hay pocas mujeres que tengan orgasmos estimulando sólo el interior de la vagina. Mujeres que no tengan orgasmos de ninguna manera rondan el 30%.



2) CAUSAS PSICOLÓGICAS:



- Falta de asociación del placer con el sexo: por no haber tenido muchas prácticas placenteras, por lo que es más difícil llegar al orgasmo. Hay mujeres que no tienen orgasmos porque no saben que las mujeres los tienen, ni conocen su nivel de placer.

- Mujeres a las que han educado con la idea de que el sexo es malo, pecaminoso, asqueroso, etc. Han asociado el sexo a aspectos desagradables, culpa, rechazo, pensamientos negativos, etc.

- Insatisfacción, problemas con la pareja etc. Muchas mujeres castigan al hombre con el sexo, y muchas veces se castiga inhibiendo ese placer.

- Miedo a perder el control o hacer cosas inadecuadas que puedan comprometer su imagen pública, como que puedan parecer “putas”, ninfómanas. Miedo a perder el control y desmayarse, morir, sufrir un infarto; miedo a hacer algo insólito, tirarse un pedo, cagarse, mearse, etc.

- Sentimientos de competición con otras mujeres, a ver quién tiene más orgasmos y mejores. Un dato cierto es que un poco más del 50% de las mujeres simulan tener orgasmos. Además de simularlo con él, lo cuentan a sus amigas. En muchos se hace difícil contarlo por el temor a la opinión que otras mujeres pueden tener de nosotras. De este modo se enfoca la relación sexual como una competición y no como algo de lo que disfrutar, esa presión hace que no lleguen a sentir orgasmos.

¿QUÉ HACER ANTE LA ANORGASMIA?

Para solucionar la anorgasmia es importante hablarlo tranquilamente con la pareja, acudir a un especialista y seguir el tratamiento indicado.

En terapia cognitivo conductual se puede conseguir éxito, aunque hay porcentajes elevados de mujeres que no consiguen el orgasmo coital, sí consiguen orgasmos durante el coito con apoyo del clítoris.

El objetivo principal de estos tratamientos es lograr que la mujer se entregue a la experiencia sexual sin temores ni culpa, cambiando el sistema sexual en la que se mueve, buscando disfrutar del contacto sexual y descubrir que es lo que a ella le produce placer. A nivel vivencial, la Terapia intenta crear un ambiente no exigente, relajado y sensual, que permita el natural transcurrir de su respuesta sexual. Se alienta a la pareja (con ejercicios a realizar fuera del ámbito del consultorio) para lograr comunicarse abiertamente sus sensaciones y deseos y se prescriben tareas que ambos deberán realizar en su casa. Con esto se logra eliminar los obstáculos inmediatos que se oponen a un buen funcionamiento sexual.

¿QUÉ ES EL VAGINISMO?

Es una disfunción consistente en el espasmo involuntario de la musculatura pubocoxíge que rodea el tercio externo de la vagina ante los intentos de acercamiento a ella.

Cuando la mujer intenta introducir algo en la vagina esta se cierra dificultando notablemente la penetración. Si se produce la penetración será dolorosa, aunque no ocurrirá salvo en las violaciones.

La diferencia entre el Vaginismo y la DISPAREUNIA está en que en que en la Dispareunia se puede introducir el pene en la vagina, hay molestias, aunque se puede penetrar y en el Vaginismo no, ya que el temor al dolor hace que se contraiga la musculatura pubocoxígena y esto imposibilita el coito.

La mayoría de las mujeres que padecen vaginismo tienen problemas con los tampones, diafragmas, espermicidas, en definitivas con todo lo que implique que tengan que introducir algún objeto en su vagina.

· La dispaurenia: molestias o dolor al realizar el coito.



Durante la penetración, las mujeres pueden experimentar molestias e incluso dolor. En algunos casos esto es normal, como las primeras veces o debido a una determinada postura. Pero no es normal si se tiene siempre o con gran frecuencia. La mayoría de las ocasiones el dolor se debe a una causa física, como enfermedades o deformaciones en el aparato genital, pero en algunas ocasiones, la dispareunia se debe a problemas psicológicos producidos por malas experiencias anteriores, como abusos, alguna experiencia con penetración violenta, o simplemente a una educación sexual inadecuada. Ante este problema, la única solución es acudir inmediatamente al especialista, el cual determinará la causa de la dispareunia y determinará el tratamiento más adecuado.

CAUSAS DEL VAGINISMO:

- Son mujeres que suelen estar tensas, su nivel de miotonía es elevado con respecto a los demás.

- Muchas son mujeres con una educación sexual inhibida, restringida, etc.

- Mujeres que han sido protegidas por la madre; enseñadas a tener miedo al medio, con muchos miedos en general y también con miedos sexuales: al coito, hombre, violaciones, abandonos, desvirgación, embarazos, tara social de ser promiscua, etc.



El Vaginismo viene por Condicionamiento Clásico Aversivo: es decir por la asociación entre el coito y el dolor, puede que se trate de mujeres que hayan pasado por intentos de penetración dolorosa.

Son muchas las mujeres con vaginismo que han padecido violaciones cuando eran pequeñas, de hecho de las mujeres que padecen vaginismo, cuatro de cada cinco han sufrido violaciones o abusos sexuales.

Las que no han sido violadas lo han aprendido por Condicionamiento Vicario, lo han visto en gente cercana y lo viven con mucho malestar. Puede que hayan visto u oído diferentes cosas sobre lo doloroso de la primera vez, o hayan visto películas de violaciones o se las hayan contado, que una amiga le cuente su primera relación sexual de forma dramática, etc.

Otro posible miedo es que las primeras experiencias sexuales hayan sido desagradables, violentas, a la fuerza, etc. También por cualquier causa que haya hecho que hayan sufrido dolor durante el coito: herpes genitales, no respetar el periodo de cuarentena después del parto etc.

TRATAMIENTO

Es un programa completamente efectivo en que se trata de ir venciendo el miedo al dolor mediante la exposición gradual a la introducción de objetos de diferente grosor en la vagina.

No son ejercicios muy largos, pero sí requieren de constancia, la media ronda entre una hora y poco o una hora y media. Consiste en que en una situación de tranquilidad y comodidad vayan introduciendo objetos en la vagina cada vez de mayor tamaño. Se empieza por objetos de un calibre muy pequeño, del grosor de un lápiz y gradualmente a medida que desaparezca el miedo y los espasmos iremos aumentando el grosor.

También se introducen FANTASÍAS, para trata de enriquecer la vida sexual y de eliminar la asociación con aspectos desagradables y dolorosos; el objetivo es sentir placer y fijarse en lo que le gusta.

A media que vaya perdiendo el miedo se va pasando a que realice ejercicios con su pareja (que el introduzca un dedo suyo, dos dedos…) hasta conseguir llegar al coito.

¿QUÉ ES LA FALTA DE DESEO SEXUAL?

¿QUÉ ES LA FALTA DE DESEO SEXUAL?

Es la carencia subjetiva de las ganas de tener relaciones sexuales que se acompaña de falta de fantasías sexuales, también de la falta de sueños eróticos o sexuales, y además no atiende al material erótico ni percibe el atractivo sexual de la pareja potencial.

Se trata de la alteración en la etapa del deseo, que es anterior a la de excitación (erección en el varón, lubricación en la mujer).El deseo sexual inhibido se define a la pérdida pasajera del interés por el sexo debido a diversas causas, que pueden ir desde un estrés laboral hasta un conflicto de pareja. No siempre la persona disfuncional es consciente del origen de su problema. Un duelo no elaborado, una educación represora, la crisis de la mediana edad de la vida, fracasos económicos o amorosos, pueden inhibir su respuesta sexual.

Todo esto sin provocar frustración por no tener relaciones sexuales ( ya que si genera frustración no es un trastorno del deseo sexual).

Los estudios indican que hay una fase fisiológica en el hombre mayor para el deseo sexual. Fisiológicamente el deseo sexual es la producción de testosterona en sangre (no la cantidad sino la proporción). El hombre es el que mayor proporción de testosterona tiene en sangre, y la mujer tiene niveles ínfimos, aumentando el deseo sexual en las mujeres durante la ovulación, ya que hay mayor proporción de estrógenos en sangre en éste período.

Culturalmente , seguramente debido a la influencia del aprendizaje, se han ido reforzando en el hombre ciertos estímulos sexuales apetitivos de manera más frecuente que a las mujeres. Lo cual aumenta el deseo sexual en ellos y casi ni influye en las mujeres. La mujer con una vida sexual rica puede llegar a tener niveles de deseo tan grandes como los del hombre, pero se tendría que educar a éstas para desinhibir los estímulos sexuales, las respuestas de excitación, y además generar actividades que aumenten el deseo sexual.

DESEO SEXUAL HIPOACTIVO E INHIBIDO
¿Qué es el deseo sexual hipoactivo?:

Se caracteriza porque la persona presenta ausencia o pobreza de fantasías, y evita simplemente los contactos sexuales. El deseo sexual es una respuesta aprendida, condicionada apetitivamente, y en ocasiones nos encontramos con bajo deseo sexual debido a que no se tienen muchos estímulos sexuales condicionados apetitivamente. En algunos casos, la falta de deseo se manifiesta por una fallo en el inicio de la actividad sexual; mientras que en otros, lo típico es poco interés en la interacción con la pareja. El hipoactivo es alguien a quien le da igual el sexo, no presta atención a los estímulos sexuales.

El trastorno del deseo sexual hipoactivo afecta al 20% de los hombres que llevan una vida sexual activa. El deseo sexual hipoactivo representa una de las condiciones con mayor variabilidad de procesos causales

CAUSAS DEL DESEO SEXUAL HIPOACTIVO
- NO ha tenido prácticas sexuales apetitivas, ni ha tenido estímulos placenteros que hayan condicionado apetitivamente. Tampoco ha existido un condicionamiento Vicario apetitivo.

- Puede que los acercamientos sexuales no se los hayan reforzado e incluso castigado.

- Puede que no haya estímulos apetitivos por Saciación, y los pocos que tuviera se ha cansado por lo que se queda como si no los tuviera.

- Homosexuales con pareja heterosexual, por una imagen social, querer normalizarse, intentar conseguir pareja, etc.

- Gente que viene aparentemente por problema del deseo sexual: Desear mucho a otra persona y por eso inhibe el deseo hacia su pareja.

- Otro problema que ha aparecido y que es mayoritario en la población normal es el de“esperar el ánimo perfecto”. Sólo cuando tengo el ánimo perfecto me permito el deseo sexual. Se ponen muchas condiciones al deseo sexual.

El problema es el estilo de vida que llevamos, el cual nos aleja del ánimo perfecto. Si estoy preocupado, irritado, tenso, etc., no estoy con el ánimo perfecto. Y cuando tienes pareja esperas a que llegue un buen momento y como no es fácil acabas teniendo relaciones sexuales sin ánimo.

Y esto va a más limitando lugares donde no se puede hacer el amor, objetos sexuales con los que tampoco y sujetos con os que está prohibido, etc. La reducción del deseo como consecuencia de la persecución sexual de tu pareja. Ocurre en la mayoría de las parejas, cuando se empieza una relación la diferencia de apetito sexual no es muy grande. Pero poco a poco aparecen pequeñas diferencias, y se convierten con el tiempo en una mayor diferencia: el que desea siempre y el que sólo de vez en cuando. No es porque le guste más o menos su pareja, sino el que la diferencia inicial pase de un lado a otro

Al final uno inhibe el deseo un día para o tener relaciones cuando no le apetece. Entonces el otro también le pide más veces sexo y el otro tenga más inapetencia cada día, cediendo sólo de vez en cuando.

Aprende a inhibir el deseo para protegerse del acoso de su pareja. Si tu pareja siempre tiene deseo sexual y un día te apetece estar cariñosa, tu pareja intentará tener sexo, por lo que te tienes que frenar. Además, no deja espacio para tu desarrollo sexual.

La solución final es pedirle a la pareja que no acose al inapetente y se tiende a buscar un intermedio.

Las causas más comunes parecen ser los problemas de relación, en donde uno de los miembros de la pareja no se siente cercano a su compañero. Entre los factores comunes se encuentran: problemas de comunicación, falta de afecto que no está asociada con la continuidad en la relación sexual, conflictos fuertes y la falta de tiempo para que la pareja pueda estar a solas. Por otra parte, también se puede asociar con una educación sexual muy restringida, actitudes negativas hacia el sexo o experiencias sexuales traumáticas o negativas (como violación, incesto o abuso sexual).

Las enfermedades físicas y algunos medicamentos también pueden contribuir a que se presente esta disfunción, en particular cuando producen fatiga, dolor o sensación general de malestar. Las deficiencias hormonales a veces pueden estar implicadas en ello, al igual que condiciones psicológicas como la depresión y el estrés excesivo que pueden inhibir el interés sexual.

¿Qué es el deseo sexual inhibido?: El deseo Sexual Inhibido aparece cuando aún teniendo estímulos sexuales apetitivos dan respuestas de Evitación completas y muy tempranas, por lo que no llega a aparecer la respuesta condicionada porque frenan enseguida su aparición. Además desde pequeños estamos entrenados para frenar el deseo sexual.

Los inhibidos no tienen deseo pero sí quieren tenerlo; les encantaría poder disfrutar del sexo, pero lo inhiben porque el sexo se convierte en algo malo, aversivo. Tampoco se sienten frustrados porque lo tienen muy bien inhibido, dando respuestas de evitación completas y muy eficaces. Cuando se les pregunta sobre el sexo se ponen nervioso, hacen preguntas, bloqueos, ansiedad, etc., cuando se le confronta a aquello que intenta evitar. En el tratamiento generará ansiedad y frustración a enfrentarse a su miedo.

CAUSAS DEL DESEO SEXUAL INHIBIDO
- Han tenido problemas con el sexo y han recibido castigos por tener deseo y por eso evitan el deseo, para evitar esos estímulos aversivos. Inhiben el deseo para superar el problema que les ha ocasionado el sexo.

También ha tenido vida sexual apetitiva. Lo que tienen es MIEDO y deben aprender a enfrentarse a lo que le gustaba del sexo.

- No atienden a los estímulos sexuales, ni a los indirectos o alejados; así inhiben el deseo. Ni ligan, ni salen, ni se ponen guapos, etc. Son evitaciones totales. Incluso si alguien se fija en ellos, hacen que les caiga mal o caerle mal, hasta afearse para no gustar. Evitan mirar a nadie, lo cortan todo, sin darse cuenta.

- Otra habilidad de evitación es el fijarse en los aspectos negativos de la pareja potencial.

- MIEDOS: Anticipan que pueden llegar consecuencias negativas:

- Dolor.

- Trauma / agresión sexual.

- Miedo a enfrentarse a las consecuencias de la disfunción sexual – rechazo de tu pareja -.

- Miedo a la intimidad, al compromiso.

- Miedo a perder el control de su deseo.

- Alguien con pareja inhibe el deseo hacia otras personas por el miedo a perder el estatus, pareja, etc. Tener deseo sexual e irse con otro/a hace que puedas perder dinero, hijos, casa, etc. Se regula tanto el deseo que cuando les interesa no pueden.

- Miedo al embarazo.

- Miedo al rechazo.

- Miedo a la falta de rendimiento, no hacerlo bien, estar gordo, tener el pene pequeño, etc.

- CULPA: que no desees a la persona adecuada, por lo que inhibes tu deseo (primos, cuernos, menores, jefe, etc.)

- Miedo a pedir, por la mala imagen de pedir. Sirve para todos los problemas sexuales, ya que es el área donde menos se pide por mucho que te apetezca. Por miedo a comunicarse (mientras se mantienen relaciones sexuales no se habla, lo cual no favorece la comunicación ni dar feedback, pedir cosas, etc.), que ofenda a tu pareja, miedo a parecer salido (más aún para las mujeres), miedo a que crea que tienes deseo sexual, etc.

TRATAMIENTO DEL BAJO DESEO SEXUAL
El tratamiento se debe orientar en forma individual hacia los factores que pueden inhibir el interés sexual. Con frecuencia pueden existir diversos factores. Algunas parejas necesitarán mejorar su relación o terapia de pareja antes de centrarse directamente en el aumento de la actividad sexual. Algunas veces la disminución del interés sexual es una de las pocas áreas en donde, alguien que se siente dominado en casi todas las otras áreas del matrimonio, puede todavía ejercer control. Algunas parejas necesitarán un poco de instrucción sobre el desarrollo de destrezas en la resolución de conflictos y requerirán ayuda para resolver las diferencias en aquellas áreas no relacionadas con el sexo. Para fomentar el deseo sexual se debe hablar de los sentimientos, mostrar empatía en el entendimiento, resolver las diferencias de tal forma que refleje sensibilidad y respeto por los sentimientos de ambas partes, aprender cómo expresar la ira de manera constructiva y reservar el tiempo para las actividades de la pareja, el afecto y la comunicación.

Muchas parejas también necesitarán concentrarse directamente en la relación sexual, donde a través de la educación y las tareas de pareja puedan desarrollar la variedad y el tiempo dedicados a la actividad sexual. Es posible que algunas parejas necesiten concentrarse en las formas de poder acercarse sexualmente a la otra persona de una manera más interesante y conveniente y en cómo rehusar una invitación sexual de una forma suave y discreta. Pero cuando los problemas en la excitación sexual o en la realización del acto sexual son factores que disminuyen la líbido, se deben tratar estas disfunciones sexuales de manera directa.

Normas para la Terapia:

1ª No habrá actividad sexual a menos que los DOS tengan apetito. Si uno dice que no, no se fuerza.

2ª Si te aburres sexualmente tú eres responsable, no debe cambiar tu pareja, sino que tú cambias, tú propones cambios, mejoras tú la vida sexual, etc. Todas las frases se comienzan por “YO…”, eliminando las frases que empiecen por “TÚ…”.

3ª Nuestro OBJETIVO es GENERAR DESEO , no excitación ni sexo. Generamos deseo para que haya deseo y es un fin en sí mismo. A veces surgirá del deseo apetencia y excitación, y otras no.

Sólo trabajamos cuando ambos están dispuestos a hacer grandes cambios en su vida.

Para motivar al Hipoactivo le hacemos consciente de que el problema no es no tener deseo, sino los problemas que puede ocasionar en su vida a nivel de pareja, amigos, etc. Alguien sin pareja pierde la social de pareja, los hijos, casarse, la compañía (Ref. -). Generamos malestar donde no lo había, generamos un problema.

Es la mejor opción funciona aunque no es la panacea. A corto plazo nos ayuda a empezar a trabajar. A largo plazo no porque Lo olvida pronto.

También se les propone algunas otras actividades:

· Que hagan una cena romántica los dos solos desnudos.

· Meterse los dos en la bañera.

· Hacer deporte juntos de contacto corporal.

Algunos estímulos románticos que pueden gustar como: bailar, escuchar música, pasear por la noche, tomar una copa de champaña, etc. Son situaciones que ya están condicionadas por ir asociando a la pareja.

Muestras diarias de cariño como: besos, llamadas al trabajo, flore, piropos, coger de la mano, caricias, notitas, recogerte en el trabajo por sorpresa, cocinar a tu pareja lo que más le guste, etc.

Habrá algunos que sí fantaseen y no haga falta. (Sirve para todas las disfunciones sexuales)

Para enseñar a fantasear lo primero es definir ¿Qué es fantasear?: la fantasía como actividad cognitiva requiere de dos procesos:

1º. Información pasada o información de tu entorno.

2º. Reconstruir esa información (sacar un aspecto y combinarlo con otro).

Queremos que haga una mezcla que sea apetitiva. Se necesita mucha información sobre estímulos sexuales y acciones, para poder mezclarlos según le guste.

Las Terapias se suelen convertir en ajustarse a los mínimos, aceptar la realidad, disfrutar de ese mínimo a tope, sin agobiarse por esa vida sexual que desearía tener. Y esto es para los dos miembros de la pareja. Cuando no quieran cambios trabajamos Aceptación de los límites de la sexualidad.

La Ansiedad Infantil

La principal diferencia entre la ansiedad en adultos y en un niño es que el niño no es el que decide ir al psicólogo, son los padres los que suelen tomar esa decisión. Pero ¿Cómo saber si nuestro hijo sufre una ansiedad o un miedo que requiere la ayuda de un profesional?

En general, para la ansiedad en adultos, a nivel clínico, se siguen los criterios de Marks para determinar que un miedo es una fobia, es decir, una fobia es un miedo desproporcionado para las demandas de la situación, es irracional, queda fuera del control voluntario y se emiten respuestas de evitación (escape o huida) cuando existe la posibilidad de encontrarse en la situación temida.

Estos criterios se quedan cortos para los niños, ya que muchas veces correríamos el riesgo de interpretar los miedos evolutivos como fobias, por lo tanto habrá que tener en cuenta que no se trate de un miedo evolutivo, la intensidad del sufrimiento que le ocasione al niño y el grado de perturbación que produzca en el desarrollo o en la vida de la familia.

Pero, ¿qué es un miedo evolutivo? El miedo y la ansiedad funcionan como un agente protector, ya que se disparan cuando la persona se siente en peligro, en este sentido existen una serie de miedos propios de cada etapa del desarrollo. Por ejemplo, los niños pequeños responden con llantos ante lo desconocido porque así alertan a la madre. A medida que el niño va madurando y desarrolla la capacidad para recordar el pasado, sus miedos se formulan en otros términos y aparecen los miedos a peligros imaginarios o lo que podría ocurrir.

Los miedos evolutivos forman parte del desarrollo, aparecen desde la primera infancia y van desapareciendo y apareciendo según la edad. Estos son los principales:

Miedos comunes en fases evolutivas

0-12 meses: Pérdida de apoyo, sonidos fuertes, alturas, personas, objetos extraños,
separación, objetos amenazadores.

1 año-2 ½ años: Separación de los padres, extraños, tormentas, pequeños animales, insectos.


2 ½ -6 años: Oscuridad, animales en general, quedarse solo, fantasmas, monstruos.


6-11 años: Sucesos sobrenaturales, heridas, daño, salud, muerte, miedos escolares.


11-13 años: Escolares, sociales, económicos, políticos, autoimagen.


13-18 años: Sexuales, autoidentidad, rendimiento personal, sociales, académicos,
políticos, económicos.

En resumen consideramos que un miedo es una fobia y por tanto sería conveniente consultar a una profesional cuando:

• Miedo intenso y desproporcionado frente a un peligro real

• Las reacciones no las pueden explicar ni razonar

• Las respuestas no pueden ser controladas

• Evita la situación

• Dura un periodo de tiempo prolongado (mínimo dos años o produce gran perturbación en el niño)

• Es desadaptativo, no tiene función

• No se asocia con ninguna edad o etapa del desarrollo

Cuando nos encontremos con que nuestro hijo presenta un miedo que cumple estas características quizás sería conveniente solicitar ayuda profesional.

Estos son algunos de los trastornos de ansiedad típicos en la infancia:

Trastorno de ansiedad por separación

Este el único trastorno de ansiedad específico de la infancia según la clasificación diagnóstica DSM-IV.

Se caracteriza por:

A. Ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del sujeto, concerniente a su separación respecto del hogar o de las personas a quienes se está vinculado, puesta de manifiesto por tres (o más) de las siguientes circunstancias:

• Malestar excesivo recurrente cuado ocurre o se anticipa una separación respecto del hogar
o de las principales figuras vinculadas
• Preocupación excesiva y persistente por la posible pérdida de las principales figuras vinculadas
o a que estas sufran un posible daño
• Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad de que un acontecimiento adverso
dé lugar a la separación de una figura vinculada importante (p.ej. extraviarse o ser secuestrado)
• Resistencia o negativa persistente a ir a la escuela o a cualquier otro sitio por miedo a la separación
• Resistencia o miedo persistente o excesivo a estar solo en casa o sin las principales figuras
vinculadas, o sin adultos significativos en otro lugar
• Negativa o resistencia persistente a ir a dormir sin tener cerca una figura vinculada importante
o a ir a dormir fuera de casa
• Pesadillas repetidas con temática de separación
• Quejas repetidas de síntomas físicos (como cefaleas, vómitos nauseas o dolores abdominales)
cuando ocurre o se anticipa la separación respecto de figuras importantes de vinculación

B. La duración del trastorno es de al menos 4 semanas

C. El inicio se produce antes de los 18 años de edad

D. La alteración provoca malestar clínicamente significativo, o deterioro social, académico o de
otras áreas importantes de la actividad del individuo

E. La alteración no ocurre exclusivamente en el transcurso de un trastorno generalizado del
desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno postpsicótico, y en adolescentes y adultos no se explica
mejor por la presencia de un trastorno de angustia con agorafobia.

La ansiedad de separación es un fenómeno universal que aparece a los 6-8 meses de edad y que persiste hasta los 2-3 años en diferentes grados de intensidad. Para tratar este tipo de trastorno habrá que determinar cuáles son las conductas problema, es decir qué hace y qué no hace el niño, qué situaciones evita, si se separa es qué circunstancias es, qué hace en caso de separación forzosa etc. En general el objetivo del tratamiento va a consistir en enseñarle a separarse gradualmente de sus figuras de apego, en estos casos la colaboración de los padres será fundamental.

Fobia social

A este trastorno anteriormente se le denominaba trastorno de ansiedad por evitación. Actualmente se siguen los mismos criterios que para los adultos, es decir, un miedo acusado y persistente a las situaciones sociales en las que uno puede verse expuesto a personas ajenas a su ambiente familiar. El temor está centrado en la posibilidad de comportarse de un modo embarazoso, humillante o que haga que los demás nos rechacen. Para poder diagnosticar una fobia social el niño debe ser mayor de 2 años y medio y debe persistir durante un periodo de 6 meses como mínimo.

El miedo suele manifestarse con lloros, palidez, búsqueda de la protección o abrazo de familiares cercanos, retraimiento social, eludir el contacto con extraños, evitar participar en deportes o juegos de equipo, quedarse en segundo plano en situaciones sociales etc.

Para el tratamiento de la fobia social infantil habrá que determinar todas las situaciones y personas con las que aparece la ansiedad en el niño y también las posibles carencias a la hora de saber relacionarse, para enseñarle cómo hacerlo si fuera necesario.

Fobia escolar

La fobia escolar consiste en un fuerte temor ante el hecho de asistir al colegio, se caracteriza por una severa dificultad para ir al colegio que provoca ausencias prolongadas. Este temor ocasione graves alteraciones emocionales que pueden ir acompañadas de quejas físicas, como dolores abdominales o de cabeza. Estos niños suelen quedarse en casa con el consentimiento paterno y no hay en ellos conductas antisociales, como mentiras; es decir no acuden al colegio pero no mienten a sus padres sobre ello. Un 4% de los niños escolarizados puede llegar a sufrir este tipo de fobia. La edad de aparición oscila entre los 5-6 años y los 10 y 11.

Los temores en las fobias escolares suelen estar relacionados con ansiedad social, una ansiedad de separación o una fobia específica, es decir: miedo al ridículo o a las burlas de sus compañeros, miedo a separarse de las figuras de apego, miedo específico hacia que le agrade un compañero, hacia un profesor, a una fracaso académico etc.

Es frecuente que aparezca al haber un cambio de colegio, de nivel académico o tras un periodo de enfermedad que haya obligado al niño a no ir a clase durante un tiempo.

El tratamiento se centra en que el niño vuelva al colegio, para conseguirlo en Psizama nos centramos en delimitar claramente cuál es el problema del niño, qué es lo que teme que pase en clase y qué está haciendo que se mantenga el comportamiento de quedarse en casa.

Una vez delimitados estos factores, se acuerda con los padres y el niño el plan a seguir, para trabajar los miedos del niño y motivarle para volver a clase, una vez acordado el plan de acción, se trata de que se enfrente a sus miedos gradualmente, según lo planificado y de eliminar factores que puedan estar manteniendo el problema ( como que cuando esté en casa no pueda ver la TV, o hacer cosas que le gusten), así como animarle a ir a clase y no prestar atención a sus quejas.

TOC Infantil

El trastorno obsesivo–compulsivo en la infancia se define exactamente igual que en adultos (ver apartado de obsesiones), con la diferencia de que muchas veces los niños no reconocen que sus miedos sean irracionales, inapropiados o excesivos.

El tipo de ritual más frecuente en los niños es el de lavado, comprobación y reorganizar objetos. Es habitual que el niño implique a la familia en los rituales incluso en ocasiones, no les dan importancia.

Como en el caso de los miedos hay muchos rituales que son totalmente normales en niños según su edad:

-Entre los 2 y 3 años: Jugar con la comida, en el baño, ritual para dormir.
-Entre los 2 y 6 años: Pensamiento mágico, supersticiones.
-Entre los 4 y 6 años: Aumentan los rituales para dormir, miedo a la oscuridad.
-Entre los 5 y 6 años: Rituales de grupo en el contexto de juegos, reglas muy meticulosas y
no se pueden variar.
-Entre los 6 y 11 años: Juegos muy formalizados, coleccionar objetos.

Tratamiento:

Es muy parecido al que se realiza con adultos, es decir, se trata de exponer en vivo y hacer una prevención de respuesta para que el niño no realice el ritual, la principal diferencia con los adultos es que con frecuencia los niños están poco motivados para hacer los ejercicios de exposición y habrá que utilizar métodos para incentivarlos, verbalmente, con colaboradores, y premiar los comportamientos que queremos que den.

Técnicas de Modificación de Conducta

Para ayudar a los niños en el aprendizaje de los valores y, en especial, a la formación de una autodisciplina, los padres deben aprender a satisfacer sus necesidades, pero también a defender sus propios límites con sensibilidad y seguridad, a determinar sus diversas responsabilidades y obligaciones, al tiempo que definan claramente qué y cuándo pueden dar.

Hay que establecer límites para nuestros hijos y nosotros mismos; enseñar al niño que cuando se le dice que no puede hacer una cosa, no la debe hacer. Si dejamos que las cosas ocurran o hacemos caso omiso de ellas, actuaremos como maestros que imparten lecciones de indiferencia, inatención, apatía y les daremos a nuestros hijos ejemplos que contribuirán a su confusión.

Los niños catalogados de "malcriados" empiezan por ser traviesos pero lo son no porque lo hayan decidido así; en ocasiones lo son por ignorancia, porque no les han dado las señales adecuadas de actuar de otra forma, o porque son seres humanos aunque sólo tengan meses o años. Son personas que tienen curiosidad de provocar una reacción, que desean intentar una u otra actividad y ver qué pasa. No es que sean difíciles o que tengan un problema psicológico, simplemente hacen notar que son personas, que no son fáciles y que están dispuestos, incluso, a una confrontación; que necesitan que se les enseñe a desarrollar la autodisciplina.

Debemos ser conscientes de que a los niños desde muy pequeños, aún cuando no han adquirido el habla, hay que enseñarles a distinguir entre “el bien y el mal”, de una manera eficaz y no dañina. Lo importante es que aprendan a comportarse bien, pero no a la fuerza, sino por la persuasión para que adopten principios sociales y de comportamiento.

De aquí que se haya aprendido que siempre es oportuno darle al niño una alternativa, sugerirle que puede hacer otra cosa para que no se quede con las manos vacías.

En esta guía, hay que tener muy claro que como humanos, los niños y adultos estamos predispuestos para ser seres sociales. Nos necesitamos los unos a los otros; nos necesitamos para satisfacer nuestras necesidades económicas y sociales, experimentar amor y compañerismo y enfrentarnos a la vida cotidiana. Todo el mundo precisa de atención, contacto humano, relaciones efectivas y atención positiva. Éstos son motivadores primordiales de conducta, en especial para los niños. Pero, la atención crea dependencia. Un niño rara vez dirá: "¿sabes, mamá? Ya me has prestado bastante atención por hoy. Voy a jugar tranquilamente y dejar que tú trabajes un poco".

La atención crea un hábito en los niños quienes están diseñados para desearla y apreciarla hasta el punto que nunca les parece suficiente. En la mayoría de los casos la atención que los adultos prestan a los niños, es negativa y cuanta más atención negativa reciban, más inseguros se tornarán, lo que a su vez los llevará a querer atraer aún más atención. Este ciclo puede convertirse en un problema porque la atención negativa no es ni mucho menos tan satisfactoria como la positiva. Es posible que parezca que a los niños no les importa qué clase de atención reciben, positiva o negativa. Con frecuencia los padres preguntan al niño: "¿por qué haces que te grite?" La respuesta es que tal vez el niño quiere que le presten atención pero lamentablemente no sabe qué hacer para que le den atención positiva.

Lo ideal es prestar atención a los niños pero de manera positiva a la conducta apropiada, y retirarla en caso de conducta inapropiada aunque inofensiva. Es común que cuando los niños se portan mal, los padres retiren la atención positiva y presten atención negativa a esa conducta inapropiada, ya sea reprendiendo, sermoneando o gritando.

Para modificar la atención que los padres dan a sus hijos y para que sea positiva, pueden recurrir al elogio (refuerzo positivo). Pero deben hacerlo no como una técnica de control, sino como una reacción natural y sincera cuando se percaten de que sus hijos hicieron algo positivo o que esperaban de ellos.

Para que el elogio resulte efectivo, es necesario señalarle al niño las conductas específicas que puede identificar como formas de obtener la atención positiva de los mayores. Hay que seleccionar y concentrarse en esas conductas específicas y buscar las oportunidades para elogiar al niño cuando se comporte según ellas. Conviene elogiar también las conductas incompatibles con las que se quiera evitar.

El elogio explícito le aclara al niño por que ha merecido el reconocimiento, de modo que en el futuro pueda repetir la conducta. Con ello, también se le transmite qué es lo que consideramos relevante, es decir, sus valores. Es común que los padres pasen por alto una conducta apropiada, que la elogien con poco entusiasmo o que utilicen los elogios globales porque están cansados de pelear con conductas inapropiadas y no creen que el elogio cambie algo. Para que éste resulte y tenga éxito, es necesario que los padres cambien de actitud, pero aún así les llevará por lo menos un par de semanas tomar el paso.

Otra técnica útil y necesaria que se utiliza en la guía de los niños hacia la autodisciplina y la moderación, es ignorar (extinción). Un modo eficaz para eliminar las conductas que nos irritan, es simplemente ignorarlas. Muchos padres o maestros pensarán que con esta técnica no se hace nada para cambiar las cosas pero, finalmente, comprobarán que al ignorar sistemáticamente ciertos comportamientos y actuar como si no existieran, conseguirán resultados sorprendentes.

Cuando se lo proponen, los niños hacen cualquier cosa para conseguir la atención total e inmediata de sus padres; saben con exactitud lo que más les puede alterar o irritar especialmente en los momentos más delicados, en el recibidor de la casa cuando justo llegan los invitados, por ejemplo, o cuando se habla por teléfono o en la caja del supermercado. Si se ignora la conducta irritante cada vez que se produce, el niño dejará de hacerlo.

Hay que recordar que la extinción (ignorar y no reforzar su conducta) es el arte de no reaccionar ante los conductas que desagradan y prestar, al mismo tiempo, atención positiva a las que agradan. Nunca se debe hacer una cosa sin la otra. Sin embargo, antes de intentar esta estrategia, los padres tienen que valorar el comportamiento y decidir si pueden ignorar sin causar más conflictos. Es evidente que no debemos pasar por alto conductas peligrosas, como correr por la calle o subirse al refrigerador ni ignorar actos intolerables como pegar y morder.

Otro punto por considerar: la extinción es una técnica que sólo algunos padres utilizan eficazmente. En otros, sólo aumenta la tensión porque su capacidad para ignorar-extinguir es demasiado baja.

Es común que los niños se "hagan los sordos" cuando se les pide algo, pero no es porque en verdad sean sordos; se trata más bien de una tendencia suya a desconectarse hasta que el volumen de la voz paterna llega a un punto crítico determinado en que sabe que la cosa se pone seria.

Para acabar con este problema se requieren dos componentes esenciales: los padres tienen que decir lo que piensan y pensar lo que dicen, es decir, deben elegir sus palabras con cuidado y, después, apoyarlas con acciones justas, consecuentes y con sentido. El niño aprenderá rápidamente a escuchar la primera vez que se le pida algo.

Ya que los niños se distraen con tanta facilidad, los padres deben asegurarse de que el pequeño los mira cuando le hablan. Éste podría ser el factor más importante para conseguir que el niño siga las instrucciones de sus padres o, simplemente, para que escuche. Hay que enseñar lo que significa el contacto visual.

Hay veces en que es necesario el contacto físico para conseguir la atención de un niño. En este caso, es conveniente tocarle ligeramente el hombro y girarlo suavemente.

Cuando el pequeño mira a sus padres al hablarle, es bueno elogiarlo y agradecérselo. Más adelante, se le puede elogiar por escuchar y por hacer sin demora lo que se le pide.

Tenemos la costumbre de hablarle a los hijos con voz severa o levantamos la voz al pedirle algo. Con esto sólo conseguimos que aprenda a desconectarse hasta que la voz de sus padres alcance el volumen máximo. Si éstos se dan cuenta de que cada vez levantan más la voz, deben detenerse, respirar profundamente, restablecer el contacto visual, hablar lentamente y con mucha claridad. Decir: "Andrea (con largas pausas entre palabra y palabra y con contacto visual), quiero... que... recojas... tu... ropa... y... que... la... pongas... en... el... cesto... ahora".

Si se le pregunta al niño: "¿Qué tal si recoges la ropa?", no sería de extrañar que contestara: "¡Ahora no!". En cambio, si se le dice: "Ahora podemos lavar los platos", no se le da lugar a decir "No, ahora no". Cuando no hay ninguna duda de lo que se quiere que haga el niño, debemos formular afirmaciones definitivas que le indiquen exactamente lo que tiene que hacer, cuándo, dónde y cómo.

No deben usarse palabras que el niño no comprenda. Hable clara y sencillamente. No hable demasiado. Las instrucciones o explicaciones largas pueden hacer que el niño pierda interés o se olvide de lo que se le dijo al principio. Los niños tienen una capacidad limitada para recordar retahílas de información verbal. La comunicación corta y simple con su consecuencia lógica se entiende y recuerda infinitamente mejor que un largo discurso. Es mejor ofrecer al niño una elección clara: "o guardas la bicicleta ahora o no la verás durante el fin de semana".

Los padres deben explicarle al niño los sentimientos que les producen sus acciones o actitudes en lugar de criticarlo directamente.

Los progenitores deben estar conscientes de que inculcar autodisciplina y moderación mediante la modificación de la conducta de un niño, requiere de tiempo y de motivación adecuada. Al principio, hay que recompensar cualquier progreso, usando premios para modelar la nueva conducta. Posteriormente, se requerirán menos esfuerzos para mantenerla. Los padres tienen que definir con exactitud las normas que desean transmitir a sus hijos y, por supuesto, lo que quieren que el niño haga más a menudo. Con la máxima precisión que sea posible, hay que definir qué debe hacer para obtener la recompensa. No hay que decir: "debes ser más responsable", sino: "por favor, haz bien la cama por las mañanas". En este proceso de transmitir autodisciplina a los hijos, los padres deben recompensar los progresos iniciales con premios inmediatos y diarios. Su capacidad de recibirlos debe ser el doble al inicio del plan. La primera vez que guarde correctamente sus juguetes, puede adquirir un pequeño regalo. Incremente gradualmente las obligaciones a medida que progrese. Por ejemplo, si la meta es que ordene los juguetes en su sitio cuando haya terminado de jugar, al principio se le da una recompensa inmediata cuando guarde un juguete. Cuando ya haya obtenido varios premios, habrá que cambiar el criterio, para que ordene otros dos juguetes y reciba la misma recompensa. Con el tiempo, habrá que aumentar lo que se espera de él todavía más para modelar su conducta, pero no hay que hacer cambios demasiado rápidos.

Eso sí, habrá que eliminar gradualmente los refuerzos. Así, hay que entregar los premios diarios en días alternos, después cada tercer día, hasta llegar a recompensar excepcionalmente. En este proceso, los padres deben tener presente que no amenazarán al niño con castigarlo y luego no cumplir. No hay que darle una segunda, tercera, décima oportunidad antes de entrar en acción. Se debe decir lo que se va a hacer y hacer lo que se ha dicho en todas las ocasiones. La falta de consistencia y las amenazas vanas conducen a que la mala conducta se afiance más y sea más resistente al cambio.

Características de la modificación de conducta:

• Relación con la psicología del aprendizaje.
• Metodología experimental
• Adaptado a las características del paciente.
• Centrado en el aquí y ahora (centrarse en el problema que actualmente tiene el paciente, pero
sin olvidar el pasado del mismo).
• Recurre a la evaluación conductual (recoger y estudiar aquella información relevante de cara a
la terapia: qué le ocurrió al paciente, qué factores han hecho que aparezca y cuáles hacen que se
mantenga el problema).
• Criterio de cambio: conductas manifiestas.(Mejora a nivel conductual o motor).


Este paradigma del Condicionamiento Operante (CO) se incluye dentro de las escuelas psicológicas conductuales, que a modo de resumen tienen en común como principios básicos:

• Todas las conductas, tanto normales como anormales, son producto de un proceso de aprendizaje.
• La adquisición, elicitación, mantenimiento y extinción de las conductas se rigen por las leyes del
aprendizaje
• Los síntomas psicopatológicos son propiamente la enfermedad, es decir el tratamiento ha de ser
sintomático.


Desde el CO se establece que las leyes que rigen el condicionamiento están en función de las consecuencias contingentes a la emisión de las conductas, es decir que su emisión o no dependen de los cambios que produzcan en el ambiente (operacionalmente definidos como reforzadores. positivos o negativos), en todo caso modulado por la existencia de estímulos discriminativos que aumentan la probabilidad de contingencia del reforzamiento o no de la conducta. Así en función del efecto que produzca la contingencia sobre la conducta obtendremos un proceso de reforzamiento si lo que se consigue es el aumento de la tasa conductual o uno de disminución de tasa de emisión de la conducta en casos de castigo o extinción. Lo que queda recogido para mayor claridad en la tabla I.


Tabla I. Resumen de las contingencias posibles tras la emisión de una conducta y sus implicaciones en el aprendizaje según el CO

Aparece resultado en medio (contingencia +) Desaparece resultado en medio (contingencia -)
Resultado operacional apetitivo (Reforzador positivo) Reforzamiento positivo Extinción
Resultado operacional aversivo (Reforzador negativo) Castigo Reforzamiento negativo





El reforzamiento positivo busca el incremento de la probabilidad de aparición de una respuesta deseable presentando consecuencias positivas para el sujeto cuando realiza dicha respuesta.

Características de un reforzador útil:

1.- Los reforzadores deben ser resistentes a la saciación. Para ello:
- Hemos de utilizar diversos premios.
- Utilizar reforzadores condicionados generalizados y señales de logros de rendimiento.

2.- Los reforzadores deben ser administrados en unidades pequeñas.
- Es más eficaz un reforzador frecuente y en dosis pequeñas que otro más esporádico y en dosis mayores.

3.- Los reforzadores deben ser administrados inmediatamente después de la realización de la conducta deseada.
- Esta estrategia es fundamental al principio.
- Para incrementar la tolerancia del niño a la demora en el reforzamiento.
a) Podemos utilizar reforzadores simbólicos (ej: fichas) y verbales.
b) Mantener informado al niño de por qué conducta se le refuerza.

4.- La administración del reforzador debe hacerse exclusivamente bajo el control de los padres o tutores:
- Si el niño tiene acceso a reforzadores suministrados por otras personas, tiene el control sobre
ellos,son más potentes, o se le otorgan de forma no contingente, el efecto del tratamiento se
anula.

5.- Los reforzadores deben ser compatibles con el programa global de tratamiento.
- Evitar las incongruencias entre el objetivo del programa y los reforzadores utilizados
(ej. No utilizar golosinas para reforzar a un niño obeso, o armas de plástico como recompensa
cuando tratamos al matón de la clase).

6.- Los reforzadores deben ser prácticos.
- Deberían ser imaginativos, baratos, sin efectos indeseables, poder administrarse con facilidad y
disponer de ellos en cantidad suficiente.

El reforzamiento negativo consiste en retirar un estímulo aversivo contingentemente a la realización de una determinada conducta. Para incrementar la tasa de emisión de una conducta se hace desaparecer algo desagradable para el niño cada vez que emita la respuesta operante que queremos incrementar.

Para aprovechar esta técnica hay que aplicarle antes algo desagradable para que desaparezca tras su conducta. Así, se mantiene la estimulación aversiva hasta que el niño emita la conducta que se desea incrementar.

Es imprescindible para el funcionamiento de la técnica que expliquemos al niño las condiciones bajo las cuales vamos a eliminar la situación desagradable con el fin de que entienda lo que hacemos y asocie el fin de la estimulación aversiva con la emisión de la conducta deseada que queremos incrementar.

Por otra parte la terminación del estímulo aversivo debe ser contingente, inmediata y consistente, es decir, debe aplicarse todas las veces que ocurra la conducta en el menor lapso de tiempo posible. De igual modo el tiempo en el que debe retirarse la estimulación aversiva debe ser suficiente para permitir disfrutar del alivio.

Es una técnica poco usada porque obliga previamente a someter al niño a una situación aversiva. Además es precisamente esto lo fundamental de la técnica ya que hemos de asegurarnos que el estímulo o situación sea suficientemente aversivo para el niño o de lo contrario su desaparición no le provocará alivio y por tanto no habrá servido de nada.

En terapia se utiliza muy pocas veces ya que puede ocasionar huidas y conductas agresivas (no conviene olvidar que sometemos al niño a una estimulación aversiva durante bastante tiempo). Por lo tanto, siempre que podamos optar por otra técnica lo haremos.

Aunque las técnicas de castigo tienen una eficacia evidente para reducir conductas excesivas, hemos de tener presente los inconvenientes que conllevan. Produce reacciones emocionales como la ansiedad que dificultan el aprendizaje de nuevas conductas alternativas y pueden provocar conductas de escape y evitación no deseadas pudiendo además generalizarlas. El niño sometido a castigo aprende del modelo a castigar y éste tiende a perpetuar este tipo de comportamiento ya que la conducta de castigar queda reforzada al conseguir que cese algún comportamiento aversivo.

Conviene también recordar que aunque la conducta castigada disminuye inicialmente, no se mantiene estable sino que se recupera rápidamente cuando deja de ser sometida a castigo. Por otra parte los efectos que conseguimos son muy específicos y la conducta disminuye sólo en situaciones específicas que suelen estar acompañadas del agente castigador.


Extinción


- Hay que especificar las condiciones bajo las cuales se va a aplicar la extinción.

- Usarlo a la vez que el reforzamiento positivo de conductas adecuadas alternativas
incompatibles.

- Se identifican todos los reforzadores positivos que mantienen la conducta y que deben
ser retirados.

- Advertir y preparar para el posible incremento de la conducta a corto plazo.

- Hay que mantener el procedimiento durante el tiempo suficiente para comenzar a mostrar
efecto.

- Es normal que aparezcan reacciones emocionales como la agresividad.

- No es adecuado cuando la conducta debe eliminarse de golpe porque resulta físicamente
dañina para el individuo u otras personas.

- Se producen recuperaciones espontáneas, si ocurre esto proceder otra vez a la extinción.








Estos cambios ambientales, así como las conductas pueden tener tres niveles de análisis (cognitivo, motor y psicofisiológico). Así el ejemplo que se describe permite ser conceptualizado como se recoge en la tabla II.


Tabla II. Conducta problema: Mutismo selectivo

Estímulo discriminativo
Conducta
Consecuencias

Presencia de extraños





No emisión motora de habla

Evitar contacto visual

Cogniciones específicas

Respuesta psicofisiol.

(RPF)
Aumento del nivel de atención de figuras relevantes



Disminución de ansiedad








Mientras que la remisión del caso mediante una conducta adaptada, es decir el objetivo terapéutico, se podría, análogamente conceptualizar como se recoge en la tabla III.


Tabla III. Conducta adaptada: Relación social mediante el habla

Estímulo discriminativo
Conducta
Consecuencias

Presencia de cualquier situación social donde se requiera interacción por habla
Emisión motora del habla

Cogniciones específicas

No activación RPF
Reforzamiento social



El mecanismo de adquisición y establecimiento de la conducta adaptada, o de cualquier conducta, pasa por un procedimiento de aprendizaje en tres fases:

1- Inclusión de la conducta adaptada dentro del repertorio conductual del niño
2- Extinción diferencial de conductas incompatibles con la conducta adaptada
3- Generalización de la conducta adaptada fuera de las situaciones controladas

En el caso que se describe existe evidencia de que el niño tiene la conducta adaptada en su repertorio conductual (habla con los padres y abuelos maternos). Sin embargo se elicita la conducta incompatible al haber presente cualquier cambio situacional (cualquier otro adulto o niño de mayor tamaño). El plan terapéutico que se establece es incluir una técnica de refuerzo sobre la conducta adaptada en detrimento de las inadaptadas. Es decir aumentar la tasa de conductas adaptadas y extinguir la conducta incompatible.




Técnicas de estudio


Técnicas de estudio



Es bastante frecuente que en épocas de exámenes vivamos con estrés, ansiedad y la sensación de que nos falta tiempo, no es raro que una mala planificación nos haga llegar llenos de nervios y cansancio al examen. Todos hemos escatimado sueño alguna vez y hemos sufrido las consecuencias, y al fin de cada periodo de exámenes la promesa de organizarnos mejor y que no se vuelva a repetir. Pero la siguiente vez volvemos a caer en los mismos errores.

Si esto pasara una sola vez y luego el estudiante aprendiera de la experiencia y lograra no repetirlo, estaríamos ante un comportamiento lógico debido a la falta de experiencia; pero como en la mayoría de los casos esto se repite, me veo obligado a suponer que algo bueno debe tener todo esto, algo que los estudiantes no están dispuestos a ceder. Puede que haya estudiantes que en fondo a pesar del estrés de las épocas de exámenes, prefieren estudiar así.

Tendríamos que distinguir entre aquellos que se incluyen en el grupo anteriormente descrito y aquellos que simplemente tienen una dificultad por no saber organizarse. Una forma de distinguir si alguien pertenece al primer grupo o al segundo es simplemente enseñarle cómo organizarse.

Estudiar es igual que cualquier otro trabajo, para hacerlo bien hacen falta tres cosas: poder, querer y saber hacer ese trabajo o estudio.

Poder estudiar es tener inteligencia y el resto de las facultades humanas, es indudable que la inteligencia se relaciona mucho con el éxito escolar, en igualdad de esfuerzo y de “saber hacer” un alumno "inteligente" obtiene mejores notas que sus compañeros.

El querer estudiar es lo que llamamos motivación, es decir, tener el deseo de adquirir determinados conocimientos. Hay estudiantes que con una inteligencia normal consiguen buenos resultados a base de esfuerzo personal y dedicar el tiempo necesario. Tan importante o más que la inteligencia es la motivación o el querer estudiar.

El saber estudiar es el tercer factor importante para conseguir un resultado satisfactorio, puede ocurrir que un alumno tenga la inteligencia suficiente, dedique bastante tiempo al estudio, pero los resultados sean bajos y hasta que fracase. Probablemente se deba a que emplea unas malas técnicas de estudio. De ahí el desfase entre trabajo y rendimiento.

Además de estos factores importantes hay otros a tener en cuenta como el tener los conocimientos previos bien asimilados, dedicar el tiempo suficiente al estudio y utilizar los instrumentos adecuados, como libros de texto, diccionarios, atlas, etc.

Podemos hacer poco para mejorar la inteligencia, pero sí podemos mejorar la motivación y sobre todo las técnicas de estudio.

Las técnicas de estudio son una serie de estrategias que pone en práctica el estudiante para comprender, asimilar y memorizar conceptos y contenidos.

Algunos chicos suelen objetar que ya tienen su sistema de estudio y no necesitan otro, si con su sistema obtienen resultados satisfactorios no hay nada que objetar; pero si no es así habrá que plantearse que puede haber alternativas mejores. Como en cualquier aprendizaje, el conocer mejor la técnica nos ahorra esfuerzos y nos ayuda a obtener mejores resultados. Es como jugar al baloncesto, podemos tratar de encestar lanzando el balón de cualquier modo o hacerlo con la técnica más eficaz. Lo mismo ocurre con el estudio: se puede estudiar con un sistema personal o siguiendo unas técnicas de estudio que han sido experimentadas y con una validez contrastada en muchos estudiantes.

Los siguientes consejos pueden servirle a alguien, pero de ningún modo intentan ser útiles para todo el mundo. Únicamente le servirían a alguien cuya dificultad parta de un desconocimiento y alguno de estos consejos le soluciona su dificultad:


Dependerá de cada uno tomar realmente la decisión de no repetir más, si no se toma esa decisión no hay posibilidad de encontrar un modo de solución. No es solo cuestión de decidir cambiar, este es sólo el primer paso del camino.Para aprender a estudiar no basta con conocer las técnicas descritas y otras que se relacionan en los cursos, es necesario ponerlas en práctica diariamente en todas las asignaturas posibles hasta conseguir el hábito de aplicarlas con naturalidad. La combinación de teoría y práctica hará que mejore el rendimiento escolar.

LA DEPRESIÓN INFANTIL (TRISTEZA)

LA DEPRESIÓN INFANTIL (TRISTEZA)




Posibles Factores Desencadenantes

Tratamiento


Los niños y los adolescentes pueden sufrir depresión al igual que los adultos. Se habla en estos casos de depresión infantil. Pese a que hace unos años, no se admitía la existencia de la depresión infantil, se ha comprobado lo contrario. La depresión infantil tiene síntomas comunes con la de los adultos, pero además tiene otras peculiaridades debidas principalmente a la dependencia que el niño tiene con los adultos y su proceso de cambio continuo.



Esta alteración se presenta de muchas formas con grados y duración variados. Se define como un trastorno cuando la sintomatología depresiva persiste e interfiere con las capacidades y actividad de la persona. Normalmente todo ser humano presenta una depresión en situaciones de maltrato específicas. Lo que es muy importante de considerar tanto para su tratamiento como para su prevención.



La depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de tristeza mayor en intensidad y duración que ocurre en un niño. Se habla de depresión mayor, cuando los síntomas son mayores de 2 semanas, y de trastorno distímico, cuando estos síntomas pasan de un mes.



Los expertos en el tema de depresión infantil, a través de numerosas investigaciones han llegado a la aceptación de los siguientes síntomas característicos y criterios de la depresión infantil (Del Barrio 1997): tristeza, irritabilidad, anhedonia (pérdida del placer), llanto fácil, falta del sentido del humor, sentimiento de no ser querido, baja autoestima, aislamiento social, cambios en el sueño, cambios de apetito y peso, hiperactividad, disforia e ideación suicida. Esta definición operativa puede ser utilizada como guía diagnóstica y tiene la ventaja de representar un núcleo de coincidencia de un amplio espectro de la comunidad científica.



Los niños que viven con mucha tensión, que han experimentado una pérdida importante o que tienen desórdenes de la atención, del aprendizaje o de la conducta corren mayor riesgo de sufrir una depresión. Dos son los factores de riesgo más destacados en esta patología. En primer término está el que tiende a presentarse en determinadas familias. Y en segundo término, la existencia de situaciones de maltrato, que fundamentalmente afectan a la seguridad del niño y del adolescente.



Algunos de los problemas un niño puede tener son:

• Sentirse triste la mayoría del tiempo, llorando con más facilidad
• Desesperanza
• Sentirse amargado y molesto la mayoría del tiempo
• Querer estar a solas la mayoría del tiempo, se aleja de sus amigos y de la familia
• No querer las comidas preferidas o comer demasiado para sentirse mejor
• Perder o ganar peso
• Quejarse de dolores de barriga y de cabeza
• Perder el interés por jugar con sus juguetes o amigos favoritos
• Deterioro en los estudios y ausencias frecuentes de la escuela
• Querer morir o desaparecer para siempre, habla de escaparse de casa
• Tener problemas en dormir por la noche o el no querer levantarse por la mañana
• Preocuparse mucho o tener miedo de que algo malo le vaya a pasar
• Presenta una comunicación pobre
• Se aburre y se cansa con facilidad
• Presenta menos energía o concentración
• Está más irritable o demasiado sensible frente a pequeñas frustraciones, montando rabietas
o berrinches con más facilidad.
• Se le nota extremamente sensible hacia el rechazo y el fracaso
• Expresa baja autoestima, depreciándose a ellos mismos y sentimientos de culpabilidad
• Elige “finales tristes” para sus cuentos y representaciones
• Se comporta de una manera agresiva
• Sufre una regresión, hablando como un bebé u orinándose en la cama


Es así como niños y adolescentes deprimidos pueden mostrar cambios en su modo de ser habitual. Aquel que era muy sociable pasa a estar solo la mayor parte del tiempo. O pierde interés por todo. Y las cosas de que gustaba dejan de agradarlo. Igualmente, en ocasiones los niños y adolescentes deprimidos se refieren a que quisieran estar muertos o pueden hablar del suicidio. También, tratando de sentirse mejor pueden recurrir al alcohol u otras drogas



Por otra parte y paradójicamente, sucede con cierta frecuencia que se portan mal en la casa y en la escuela sin que nadie se dé cuenta de que están sufriendo una depresión porque eventualmente no parecen estar tristes. Entonces, para los padres y los maestros se trata simplemente de mala conducta. Aunque, algunas veces ellos admiten que están tristes o que son infelices (evidentemente en confidencias con quienes tienen confianza).



Es entonces, importante el que los padres y los adultos relacionados con el niño conozcan esta sintomatología, lo que indudablemente da la posibilidad de una intervención precoz, con todas las ventajas que ésta conlleva.



Crecer hace inevitable el tener cierto grado de inseguridad, y los niños no están demasiado preparados para enfrentarse a esa inseguridad y aún menos para ver el lado positivo de esos primeros traumas, conflictos, malentendidos o pérdidas. Cuando los niños sienten que han perdido el control y que son débiles, acuden a cualquier estrategia que les permita obtener un alivio de esa dicha situación (rabietas, llantinas, agresiones, etc.) Estos son las estrategias más primitivas utilizadas para reducir la vulnerabilidad y recuperar parte del control que han perdido.



Con el tiempo, esas técnicas de autocontrol que utiliza el niño se convierten en hábitos y el niño se acostumbra a usarlas en momentos de tensión o cambios “amenazantes” en su entorno. Esos hábitos son los que conforman su sistema cognitivo actual y, cuando hay problemas que no saben resolver o se ven amenazados, aparecen los pensamientos irracionales de indefensión, desesperanza, ansiedad, culpa, etc.



Cuando la inseguridad hace que el niño de sienta vulnerable e inútil, la ansiedad y la depresión no son más que intentos erróneos que pretenden recuperar el control. La ansiedad lo hace por medio de un derroche de energía (preocupación, berrinches, rabietas, evitación de personas y actividades preocupantes, etc.), mientras que la depresión lo hace por medio de un ahorro de energía (aislamiento, fatiga, dejar de preocuparse, desatención, etc.). Desgraciadamente, más que ayudar la ansiedad o la depresión se convierten en parte del problema, en un aparte importante.



La ansiedad moviliza todos los recursos de anticipación que posee intentando prepararse (lograr el control) para la amenaza; y la depresión controla mediante la desvinculación de lo que se percibe como una amenaza.



La inseguridad crea un sentimiento de vulnerabilidad; cuando se siente débil, querer estar en lugares seguros, buscando la seguridad y el control de la situación, parece un deseo natural y constructivo. Pero una vida controlada siempre nos lleva a mayor ansiedad y desesperación: a más control se tenga, más control se busca, nunca es suficiente porque parece lo suficientemente seguro.



La verdad es que la vida no se puede controlar y lo que confunde al niño es que ese control temporal ofrece un alivio temporal. La respuesta es incentivar el sentido de confianza en uno mismo que en vez de controlar la vida consiga que el niño se enfrente a los problemas y le ayudemos a buscar soluciones viables.

Principales y más frecuentes situaciones de maltrato que se encuentran en la base de las depresiones infantiles:
1) Las situaciones de pérdida específicas:
- de personas (duelos y separación)
- de animales
- de cosas (juguetes, refuerzos, etc.)
2) Pérdida directa de la seguridad por respaldo social:
- en relación a personas individuales
- rechazo y expulsión de grupos
3) Deterioro de la autoestima:
- En ambientes académicos
- En círculo de amistades
- En el seno de la familia (el niño “malo”, peleador, flojo...)

Posibles Factores Desencadenantes

• Acontecimiento o evento estresante: La aparición de un acontecimiento o evento estresante puede favorecer la existencia de pensamientos depresores, sobre todo en estas edades en las que el niño es mucho más vulnerable. Por lo general, la reiteración del fracaso (culpabilizar al niño de ciertos fracasos) y la ansiedad que suele acompañar a estos acontecimientos puede hundir al niño en un estado de indefensión, haciendo que se inhiba más, si cabe.

• La familia: Constituye un ambiente especialmente importante, tanto por las influencias que tiene en el comportamiento infantil, como por el conjunto de relaciones que en ella se configura. Por lo que cualquier conflicto que se de en la familia puede afectar directamente al niño, por ejemplo, disputas familiares o inestabilidad de la convivencia familiar.

• El carácter permisivo de los padres: Éste es un factor que quizás sea más determinante en chavales algo más mayores, pero a estas edades influye el que los padres riñan constantemente al niño por jugar con algo o que no le dejen experimentar como es propio en estas edades, es decir, que no le dejen tocar, moverse...

• La escolarización: El rendimiento escolar o las relaciones que se dan en la escuela, pueden propiciar la aparición de pensamientos depresivos. Este factor junto con los otros no suelen ser los únicos motivos de la depresión infantil, generalmente se dan combinados y con otros trastornos, como hiperactividad, agresividad, lo que hace difícil la detección de la depresión.

Tratamiento



Los padres o adultos a cargo de los niños afectados pueden intentar distintas acciones que indicaremos más adelante, las que dan posibilidades de modificar esta problemática de forma satisfactoria. De no lograrse éxito en su aplicación en un tiempo prudencial es necesario consultar a un especialista, debido a los riesgos que conlleva el que este cuadro se prolongue.



Un alto riesgo de sufrir depresión se encuentra en los niños que han experimentado una pérdida importante, tanto de seres queridos como de cosas o situaciones esenciales para ellos. O que presentan desórdenes de la atención, del aprendizaje o de la conducta. O, sometidos a otras problemáticas o situaciones de maltrato graves.



Es igualmente necesario tener en cuenta que constituye un factor de riesgo importante el ser miembro de familias con disposición a la depresión. Sin embargo, en nuestra experiencia el factor de mayor influencia, aparte de las pérdidas significativas mencionadas, es la pérdida de la seguridad social o su deterioro derivada de una baja autoestima.



Es decir, se trata de buscar la forma de modificar las situaciones negativas o, en última instancia, de abandonarlas. Se trata de trabajar sobre las situaciones que inciden en la depresión que viva el niño o adolescente. Esto, según nuestra experiencia, da posibilidades de superar esta problemática en una cantidad de casos y en corto tiempo, de contar con la cooperación de al menos parte de los implicados en los respectivos sistemas de interacción. Sin duda que los agentes de elección para intervenir allí son principalmente los adultos, aunque se debe estar abierto para obtener la cooperación de niños o de los adolescentes si ello es posible.



Las personas adultas que son importantes para el niño son las que tienen una mayor influencia sobre el proceso cognitivo del niño y por consiguiente intervendrán en él de manera más eficiente. Al mismo tiempo hay que dotar al niño de recursos propios que le permitan hacer frente a esas situaciones y le ofrezcan garantía de éxito para futuros problemas. Así como ayudarle a aumentar su autoestima proponiéndole actividades donde tengan cierto éxito y así promocionar el refuerzo.

• Que se puede hacer:

- No ignore los síntomas de depresión. Dé mas atención de lo normal a su hijo. Juegue con él y así le será más fácil hablar sobre sus problemas. Lea libros infantiles con temas relacionados, dibuje, pinte, construya un puzzle con su hijo. Debe dedicarle un momento especial y único y así, crear un ambiente más cercano y de confianza.

- Hágale preguntas y esté atento a las “pistas”. Un niño en edad de escolarización primaria puede llegar a decir “soy tonto”. No se trata simplemente de apoyarlos diciéndoles que no lo son, pregúnteles sobre el porqué piensa que es así, si pasó algo en la escuela, etc. El niño podrá contestar diciendo que todo es una porquería. Y entonces pregúntele qué es lo que le parece malo. Lo importante es indagar sobre lo que piensa el niño. El niño necesita de atención, del interés por su parte.

- Establezca y mantenga las rutinas. El niño necesita sentirse arropado por una disciplina. Se sienten colaboradores y partícipes cuando se establece un horario para cada actividad. Los “limites” los pide él. Por ejemplo: no existe nada más cálido y lleno de afecto como leer un cuento antes de dormir, y ser bien arropado en su camita. De esta forma estarás diciendo al niño que los problemas no son culpa de ellos. Que todo continúa como antes y que él es importante para ti.

- Esté atento por si el niño tiene estrés. Es necesario reevaluar el calendario diario de actividades del niño. Pregúntese si tu hijo no está haciendo demasiadas cosas. Si no le estás sobrecargando de actividades. Puede que el niño se siente cansado y estresado.

- Tranquilice al niño. Nada mejor que mimarlos y a la vez averiguar sobre su rutina. Estar pendiente sobre el tipo de comida que más le gusta, si duerme toda la noche, si necesita de nuevas actividades y rutinas.

- Busque tratamiento psicológico en el caso de que su hijo empiece a aislarse, comportarse mal, o a hacer comentarios negativos sobre él mismo. Tendrás que confiar en su instinto. Si ves que el niño ha sobrepasado el límite de la normalidad, busque ayuda y apoyo psicológico. El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión son esenciales para los niños deprimidos. Comente el caso con el pediatra.