Los problemas de soledad se tratan en el mismo contexto en que se analiza la depresión.
La experiencia de los psicólogos con personas solitarias, sugiere que la mayoría de éstas no parecen ser significativamente más exigentes que otras personas, y que sin embargo tienen amistades que serían insatisfactorias para la mayoría de la gente.
Por lo tanto, el entrenamiento por lo general incluye cambios conductuales específicos en la forma de iniciar y profundizar sus relaciones sociales del paciente, tanto en el momento actual, como antes de que surgiera el problema.
Se investiga: a) la cantidad de tiempo que el pacientes pasa con sus amistades; b) la capacidad de la persona para "abrirse" frente a otros, hablando de sus sentimientos y pensamientos íntimos; C) las conductas "cariñosas" que los amigos otorgan al paciente, (para determinar hasta qué punto cada amigo puede ser confiable y cuánto puede depender de ellos, especialmente en los momentos de crisis) y d) la intimidad física, que incluye la regularidad de estos contactos y la satisfacción que el paciente obtiene del aspecto físico de cada relación.
Es muy probable que exista una sobreposición de estos cuatro elementos, pero sirven para evaluar la naturaleza de la soledad del paciente. Porque puede ser solitario por las dificultades que tiene para iniciar una relación, o para profundizarlas.
Por otra parte, los pacientes crónicamente solos a menudo revelan muchos síntomas de depresión, como inactividad, pérdida de energía y pérdida de placer en actividades que para la mayoría resultan agradables. Se sienten aislados, diferentes a los demás; se quejan de que nadie los entiende; que a nadie le importan.
Esta actitud puede ser cambiada. Y el nuevo enfoque terapéutico para tratar la soledad como un problema clínico, permite desarrollar estrategias cognitivas y conductuales de las cuales hablaremos en un próximo capítulo.
Alfredo Ruiz
Psicólogo y psicoterapeuta
La experiencia de los psicólogos con personas solitarias, sugiere que la mayoría de éstas no parecen ser significativamente más exigentes que otras personas, y que sin embargo tienen amistades que serían insatisfactorias para la mayoría de la gente.
Por lo tanto, el entrenamiento por lo general incluye cambios conductuales específicos en la forma de iniciar y profundizar sus relaciones sociales del paciente, tanto en el momento actual, como antes de que surgiera el problema.
Se investiga: a) la cantidad de tiempo que el pacientes pasa con sus amistades; b) la capacidad de la persona para "abrirse" frente a otros, hablando de sus sentimientos y pensamientos íntimos; C) las conductas "cariñosas" que los amigos otorgan al paciente, (para determinar hasta qué punto cada amigo puede ser confiable y cuánto puede depender de ellos, especialmente en los momentos de crisis) y d) la intimidad física, que incluye la regularidad de estos contactos y la satisfacción que el paciente obtiene del aspecto físico de cada relación.
Es muy probable que exista una sobreposición de estos cuatro elementos, pero sirven para evaluar la naturaleza de la soledad del paciente. Porque puede ser solitario por las dificultades que tiene para iniciar una relación, o para profundizarlas.
Por otra parte, los pacientes crónicamente solos a menudo revelan muchos síntomas de depresión, como inactividad, pérdida de energía y pérdida de placer en actividades que para la mayoría resultan agradables. Se sienten aislados, diferentes a los demás; se quejan de que nadie los entiende; que a nadie le importan.
Esta actitud puede ser cambiada. Y el nuevo enfoque terapéutico para tratar la soledad como un problema clínico, permite desarrollar estrategias cognitivas y conductuales de las cuales hablaremos en un próximo capítulo.
Alfredo Ruiz
Psicólogo y psicoterapeuta
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