Muchas veces, con la mejor voluntad, damos a la pareja lo que nos gusta a nosotros, no lo que le gusta a ella o él, ya que en realidad lo desconocemos, y este desconocimiento hace que al terminar de hacer el amor se efectúe a la pareja preguntas cerradas como por ejemplo:
- ¿Has terminado?
- ¿Te ha gustado?
- ¿Soy un buen amante?
- ¿Te gusta que hagamos…tal cosa? Etc.
Estas y otras preguntas cerradas solamente dan pie a una respuesta afirmativa o negativa, pero nos dará poca información de los gustos, preferencias, sensaciones, vergüenzas, etc.
¡Todos desearíamos ser unos buenos amantes para nuestra pareja!...pero ¿cómo hacerlo? Muy sencillo: preguntándoselo, hablando del tema de la forma más cariñosa y sincera posible.
Si realizamos preguntas más abiertas tendremos más oportunidad de tratar el asunto y llegar a un entendimiento y conocimiento más profundo de nuestra pareja, así como conocer su escala de preferencias. Por ejemplo:
- ¿Con qué disfrutas más cuando hacemos el amor?
- ¿Cuáles son tus fantasías sexuales?
- ¿De qué forma te gustaría que hiciéramos el amor?
- ¿Cómo te gusta que te acaricie? ¿Qué te excita más?
- ¿Qué te parece... el sexo oral?
Hablar con cariño y complicidad de sexo provoca en la pareja una activación de toda la relación, no solamente del aspecto sexual. Los dos miembros de la pareja (especialmente la mujer), se sienten comprendidos, y (especialmente el hombre) sienten confianza y aceptación, y esto da como consecuencia una mejoría notable en las relaciones.
- ¿Has terminado?
- ¿Te ha gustado?
- ¿Soy un buen amante?
- ¿Te gusta que hagamos…tal cosa? Etc.
Estas y otras preguntas cerradas solamente dan pie a una respuesta afirmativa o negativa, pero nos dará poca información de los gustos, preferencias, sensaciones, vergüenzas, etc.
¡Todos desearíamos ser unos buenos amantes para nuestra pareja!...pero ¿cómo hacerlo? Muy sencillo: preguntándoselo, hablando del tema de la forma más cariñosa y sincera posible.
Si realizamos preguntas más abiertas tendremos más oportunidad de tratar el asunto y llegar a un entendimiento y conocimiento más profundo de nuestra pareja, así como conocer su escala de preferencias. Por ejemplo:
- ¿Con qué disfrutas más cuando hacemos el amor?
- ¿Cuáles son tus fantasías sexuales?
- ¿De qué forma te gustaría que hiciéramos el amor?
- ¿Cómo te gusta que te acaricie? ¿Qué te excita más?
- ¿Qué te parece... el sexo oral?
Hablar con cariño y complicidad de sexo provoca en la pareja una activación de toda la relación, no solamente del aspecto sexual. Los dos miembros de la pareja (especialmente la mujer), se sienten comprendidos, y (especialmente el hombre) sienten confianza y aceptación, y esto da como consecuencia una mejoría notable en las relaciones.
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