domingo, 24 de mayo de 2009

ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS EN BEBÉS Y NIÑOS

ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS EN BEBÉS Y NIÑOS

INTRODUCCION

Cuando un niño nace, requiere de un conjunto de cuidados especiales por parte de su madre, ya que de ahora en más el medio en el que le toca vivir le resulta hostil, agresivo; el recién nacido posee una fragilidad que lo hace muy vulnerable a virus, bacteria, golpes, etc.

El bebé que antes se encontraba totalmente abrigado, alimentado y protegido dentro del vientre de la madre ahora necesita adaptarse forzosamente a ese nuevo entorno, con la ayuda de ella y es allí donde comienza a incorporar lo que le llega del medio externo. Por esa razón en sus primeros tres meses establece una relación de dependencia casi exclusiva con la madre. Cuando hay fallas en ésta relación, o sea el bebé percibe irregularidades, climas de tensión o sus primeras necesidades no son satisfechas, esto lo puede expresar a través de su cuerpo por medio de enfermedades, que si bien terminan siendo orgánicas, son originadas desde su psiquismo, que se encuentra en estado de gestación. Por eso recalcamos los cuidados de las madres a sus bebés, no solo con respecto a sus necesidades elementales como ser el sueño, la eliminación de sus heces y orina, la respiración y la alimentación, sino a la relación que se establece entre ellos. El bebé percibe la voz y el olor de su madre, como así también las irregularidades, los estados de ánimo, de tensión, el cariño, la paciencia y la dedicación que le brinda la mamá e incluso el bebé sabe cuando y en que medida es deseado por sus padres. De allí surge que cualquier anomalía en ésta relación primaria podría ser nefasta para la futura personalidad del niño. Recordemos que en casos extremos algunos niños recién nacidos y hospitalizados, al no tener contacto con su madre ni con ninguna otra persona, han fallecido a pesar de haber estado bien alimentados, abrigados y dormidos.

Lo que les faltó es que los tocaran, los acariciaran, etc., que les hayan brindado el cariño que comúnmente una madre le entrega a su hijo.

René Spitz habla de tres etapas que son decisivas para el desarrollo de los niños y en las cuales se podría gestar el desarrollo de cualquier patología; estas son la etapa del tercer mes, el período de los seis a ocho meses y la mitad del segundo año.

También se da una ida y vuelta entre la mamá y el bebé, es decir, ella puede descodificar las necesidades y el estado de satisfacción de su hijo, a los que responde con gestos y actitudes instintivas que el niño percibe. Entre ellos se da una comunicación que va más allá de lo verbal; por eso la mamá, tal vez sin saberlo, va constituyendo los primeros rudimentos de la personalidad del niño, ya que si bien el niño nunca va poder recordar estas experiencias, ellas van a formar parte de la "huella mnémica", que son las primeras inscripciones en el psiquismo y que incidirán en el futuro desarrollo del niño.

Muchas madres se ocupan en forma casi exclusiva de los cuidados físicos del bebé, pero no siempre se comprenden los factores psíquicos que pueden ser los que originan diversas enfermedades psicosomáticas, pues como ya dijimos, muchas de ellas derivan de anomalías en las relaciones con el medio, fundamentalmente con su madre; dichas enfermedades se dan como una disfuncionalidad, ejemplo de ello son los cólicos del primer trimestre. Ya en la segunda parte del primer trimestre, hay una importante modificación en la estructura del niño, se da la adquisición de la primera sonrisa y también en éste período encontramos al niño un poco inestable, nervioso, su sueño es más frágil, comienzan los llantos que manifiestan su incomodidad, etc.

Más tarde, en el segundo semestre, observamos que el niño reconoce visualmente a su madre estableciéndose la primera relación de objeto, el niño diferencia a su madre de las demás personas y puede establecer una relación dual con ella. Michelle Fain en su libro " L’ enfant et son corps " nos dice que cuando esto se produce el niño concentra en su madre las dos pulsiones: La libidinal y la agresiva, lo que nos indica que es de esperar que el niño rechace y se enoje con su madre, es natural que se le permita expresar en forma moderada su agresión.

También en éste período se da la angustia de separación y por eso el niño emplea mecanismos defensivos para luchar contra la ansiedad que lo perturba: ( Desarrolla actividades de juego, adopta objetos transicionales que permiten reemplazar momentáneamente a su madre, realiza actividades autoeróticas y también motoras). Es de gran importancia poder tomar la distancia adecuada para el progreso del niño, es decir, facilitarle la separación paulatina de la madre.

Hacia el segundo año, el niño va dando una importancia cada vez mayor al aspecto intelectual, ya que según Piaget adquiere la función simbólica, con el acceso al pensamiento, al lenguaje entrando el pequeño en un nuevo mundo para conocer. Aunque también es el período de los conflictos: el niño se debate entre su independencia-dependencia de la madre, pues allí se dan el sentimiento de omnipotencia más el pensamiento mágico, que el niño todo lo puede, contrastado con esa necesidad de estar protegido por su madre.

En esta etapa, llamada pre-edípica se dan numerosas enfermedades como ser espasmo de glotis, insomnio, cóleras, etc. Aquí queda mucho por investigar, debido a que se están detectando numerosas patologías que sufren los adultos y que provienen de ésta época, que es el preludio de una fase vital para la vida posterior del adulto siendo parte del tránsito por el complejo de Edipo.

Finalmente nos cabe reflexionar sobre todo lo que es Un Bebé, ya que si bien destacamos como fundamental la visita del bebé al pediatra, no menos importante son los cuidados que es recomendable tener en su relación con la madre, porque el bebé estará incorporando en forma permanente lo vivido en dicha relación, recordando que su vulnerabilidad y dependencia los hace sumamente sensibles a cualquier desorden que perciben en su medio.

¿PORQUE UN BEBÉ O NIÑO ENFERMA?

nteriormente hablamos de la vulnerabilidad de los niños y el estado de dependencia con que nacen, esto nos indica que cualquier anormalidad que se produzca en el medio del bebé favorecerá la posibilidad de contraer o desarrollar una enfermedad. Las causas pueden ser múltiples, desde el carácter de la madre, su dedicación al niño, su grado de aceptación del mismo, el trato que le dé, etc. como también de otras circunstancias como ser condiciones adversas de vida de la familia, tensiones en la pareja, nacimiento de un hermano, modificaciones laborales a causa de la crianza del niño, etc.

Si el niño presenta una enfermedad al nacer, según Kriesler habría de investigarse los fenómenos psicológicos que rodearon al nacimiento del niño y que pueden ser generadores de una mala relación inicial con la madre y de problemas posteriores que el niño manifiesta a través de su enfermedad por ej.: después del nacimiento, muchas madres atraviesan un período difícil y se produce un rechazo, muchas veces inconsciente, hacia el bebé y el bebé lo refleja con una enfermedad psicosomática, como ser la obesidad, insomnio etc.

A. Carel destaca como el destino de ésta fase depende de la posibilidad que tenga la madre de elaborar la diferencia existente entre la representación del niño y su percepción real. Esto viene del hecho que toda madre durante su embarazo se plantea la posibilidad del nacimiento de su niño enfermo o deforme y este pensamiento se debe al fantasma de tener sentimientos de ser una mala madre y por ende ser la culpable del nacimiento del niño defectuoso. También sugiere Kriesler que si pensamos a la maternidad como la última fase de la maduración psicosexual de la mujer, se puede comprender que ésta situación está impregnada por todo un pasado actualizado por dicho acontecimiento y a veces cuestionado, si los viejos conflictos están mal elaborados.

Actualmente la función del padre ha cambiado en favor de una participación más activa en los cuidados del niño, aunque en los primeros meses la relación niño- madre es bastante estrecha y luego el padre se va incorporando paulatinamente tratando de interponerse entre la pseudo simbiosis formada por los dos primeros, para darse el triángulo madre - padre - bebé.

Si esto no se produce, se puede dar una relación que favorece la enfermedad psicosomática, reflejando la importancia de un equilibrio en la participación de ambos padres en los cuidados del niño.

Muchos ejemplos nos dan la pauta de la repercusión que tiene el padre en las enfermedades psicosomáticas, ya que es importante el lugar que tenga en esa relación, puede ser el de un padre con excesivos sentimientos maternales, un padre desinteresado, incomprensivo, o que está en constante presión para lograr los supuestos avances de su hijo; también es imprescindible el lugar que la madre le atribuye al padre delante del niño.

Otro aspecto a tener en cuenta son las condiciones sociales actuales: el trabajo de la madre, mayor proximidad del padre, el cuidado del niño confiado a otras personas, separación de la madre, pueden intervenir en la frecuencia y calidad de la patología precoz. Ej. Asma, Insomnio, etc.

EL NACIMIENTO PRECOZ

La vulnerabilidad y dependencia que trae el bebé al nacer, se agravan con los bebés prematuros en donde es necesario intensificar mucho más los cuidados.

Descartando las insuficiencias que se pueden producir en un parto prematuro, se debe tener sumo cuidado con las consecuencias que implican la atención del bebé, ya que por lo general éste debe estar en incubadora durante mucho tiempo, sometido a varios análisis y especialmente privado del contacto de la madre.

El niño pasa de estar en un ambiente protegido, como lo es el seno materno, a un medio mucho más hostil, en donde necesitará aún más del contacto con su madre, de saberse querido, alimentado y cuidado por ella, pero el distanciamiento existente entre ambos (cuando el niño está en la incubadora), dificulta el desarrollo y establecimiento de la ligazón en la relación madre- bebé, hecho que es recomendable elaborar con la madre.

Hoy en día se trata de dar una mayor importancia a éstos aspectos para prevenir las enfermedades secundarias y que podrían llegar a desarrollarse tardíamente como el insomnio, anorexia, problemas de conducta, tics, problemas escolares, etc.

¿CÓMO PODER AFRONTARLO?

Sin duda, para la madre se convierte en un hecho traumático, ya que imprevistamente deja una parte de ella en el hospital, que es nada menos que su hijo, salteando un período tan importante como es el final de su embarazo, donde terminaría de asimilar sus condiciones de madre y se prepararía para éste trascendente hecho. Por el contrario, el parto imprevisto deja a la mujer sola en el hospital con toda clase de fantasías de mal pronóstico. Una situación muy angustiante. Por éste motivo se sugiere a las madres en dicha situación solicitar ayuda psicológica, ya que necesitarían estar contenidas y poder prepararse de la mejor manera para el encuentro con un hijo que es objetivamente difícil.

Para una madre, es muy ventajoso tener un espacio donde pueda volcar sus angustias, miedos, su agresión, e inclusive si siente rechazo por el bebé, que pueden estar disfrazadas de diversas formas; por ende esta situación requiere que estén mejor preparadas para encontrar el equilibrio necesario para establecer un buen contacto con SU HIJO.

ALGUNAS ENFERMEDADES PSICOSOMATICAS INFANTILES

A continuación se detallarán a modo de una breve síntesis, las características más comunes de las enfermedades disfuncionales originadas por el sistema nervioso que repercuten en el soma:

Insomnio

Espasmo de Glotis

Cefaleas Anorexia mental del Bebé

Anorexia mental del adolescente

Bulimia y obesidad Potomanía

Cólicos Asma

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