La infelicidad nace generalmente de algún tipo de bloqueo o resistencia emocional, ya sea consciente o inconsciente. Esto nos impide aceptar las cosas y superar nuestras dificultades.
Cuando nos aferramos a determinadas actitudes o situaciones (ya sean pasadas o presentes), inmediatamente surgen la desdicha y los trastornos psicológicos. Son estos apegos o "fijaciones" los que, chocando con la realidad siempre cambiante, nos producen toda clase de dolorosas perturbaciones: miedo, culpa, rabia, egoísmo, dependencias... Todos los maestros de todos los tiempos, desde Buda hasta Freud, han coincidido en ello.
Por tanto, para curar nuestros síntomas neuróticos y ser más felices, o simplemente para superar ciertas situaciones, necesitamos detectar y superar estos apegos patológicos, ser emocionalmente más flexibles, descubrir -¡y utilizar!- nuestra inagotable capacidad de fluir natural y satisfactoriamente con la vida. (Ver también: "El crecimiento Personal").
La terapia psicodinámica es una de las herramientas que nos ayudan a ello.
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