miércoles, 8 de octubre de 2008

Ataques de pánico

Ataques de pánico

"De pronto, siento una tremenda ola de miedo por ninguna razón. Mi corazón late desbocado, me duele el pecho, se va haciendo difícil respirar. Creo que voy a morir".

"Tengo tanto miedo. Cada vez que voy a salir, tengo un horrible sentimiento de vacío en el estómago, y tengo el temor de que me venga otro ataque de pánico, o de que otra cosa terrible y desconocida vaya a suceder".

Los ataques de pánico aparecen repentinamente, sin una causa aparente ni dar aviso. Estos episodios pueden ocurrir en cualquier momento, incluso mientras se duerme. Una persona que los experimenta puede creer que está sufriendo un ataque de pánico o que su muerte es inminente.

El miedo y el terror que se experimenta en este estado no está en proporción con la verdadera situación y puede no tener relación con lo que está ocurriendo a su alrededor.

Entre sus síntomas, pueden incluirse:

- Latidos fuertes o acelerados del corazón.
- Dolor del pecho
- Molestia estomacal
- Vértigo, mareos, náuseas
- Dificultades para respirar, sensación de sofoco
- Zumbido o entumecimiento de las manos
- Acaloramientos o escalofríos
- Sensación de adormecimiento o distorsión de la percepción
- Terror: la sensación de que algo inimaginablemente horrible va a ocurrir y que uno es incapaz de evitarlo
- Miedo de perder el control y hacer algo embarazoso
- Miedo de morir

¿Qué son los ataques de pánico?

Los ataques de pánico pueden ser síntomas de un desorden de ansiedad. Estos ataques son un problema creciente en esta época. Muchos adultos han tenido uno de estos ataques alguna vez en
su vida.

Los síntomas son diferentes de otros tipos de ansiedad, porque aquí son repentinos y con frecuencia inesperados, aparecen sin provocación y con frecuencia inhabilitan al que los sufre.

Un ataque suele alcanzar su punto más alto dentro de los diez minutos, pero algunos síntomas pueden llegar a durar mucho más.

Una vez que una persona ha tenido un ataque de esta índole, mientras conduce, compra en un negocio lleno de gente, o sube por el ascensor, por ejemplo, puede desarrollar temores irracionales, llamados fobias, en relación a estas situaciones, y comienza a evitarlas.

Eventualmente, este patrón y el nivel de ansiedad sobre la posibilidad de otro ataque, puede alcanzar el punto en donde el individuo sea incapaz de conducir o incluso de poner un pie fuera de su casa. En este caso, la persona tiene un desorden de pánico. Por eso, los desórdenes de pánico tienen un impacto muy serio en una vida cotidiana del que los sufre, y requiere de un tratamiento efectivo para ayudarle a solucionar el problema.

¿Qué causa de los ataques de pánico?

De acuerdo a una teoría, el "sistema de alarma" normal del cuerpo, el conjunto de mecanismos mentales y físicos que permiten que una persona responda ante una amenaza, tiende a gatillarse innecesariamente, cuando no hay peligro.

Los científicos no saben exactamente por qué ocurre, o por qué algunas personas son más susceptibles a este problema que otras.

Con frecuencia, los primeros ataques pueden aparecer por una enfermedad física, un momento especialmente estresante de la vida, o tal vez por medicaciones que aumentan la actividad de una parte del cerebro involucrada en las reacciones del miedo.

¿Cuáles son los actuales tratamientos?

Gracias a las investigaciones, hay distintos tratamientos disponibles, incluyendo mediaciones efectivas, y formas específicas de psicoterapia.

Cuando se usan en la persona apropiada, con un monitoreo constante, las medicaciones pueden ser bastante efectivas como parte del tratamiento de un desorden de pánico. Sin embargo, como cualquier cosa ingerida conlleva el riesgo de efectos secundarios, es importante trabajar de cerca con el doctor para decidir cuál es el tratamiento que debe administrarse en cada caso particular. Además, la medicación no tiene una influencia totalmente directa sobre la psicología de la persona, que debe aprender a afrontar de una manera diferente sus conflictos, y allí es cuando ingresa la segunda parte del tratamiento.

El componente de psicoterapia es muy importante. De hecho, la combinación de medicación y psicoterapia es mucho más efectiva que el uso de una sola parte. Para calmar la ansiedad, la terapia cognitiva de comportamiento es bastante aceptada como una forma efectiva de psicoterapia. Esta forma de terapia busca ayudar a quienes sufren ataques de pánico identificando y disminuyendo los pensamientos y comportamientos irracionales que refuerzan los síntomas del pánico. Las técnicas de comportamiento que suelen usarse para disminuir la ansiedad incluyen técnicas de relajación y el aumento gradual de la exposición a situaciones que antes acrecentaban la ansiedad del individuo.

Con frecuencia, una combinación de psicoterapia y mediaciones produce buenos resultados. La mejoría es usualmente notada en un período bastante corto, alrededor de dos o tres meses. Un tratamiento apropiado de desorden de pánico puede prevenir de ataques o al menos reducir sustancialmente su severidad y frecuencia, trayendo del 70 al 90% de personas que los sufren.

También hay cosas que las personas con este problema pueden hacer para colaborar con la efectividad del tratamiento. Deben evitarse sustancias como cafeína, alcohol, drogas ilícitas, que pueden empeorar los ataques de pánico. Puede ser muy útil hacer ejercicios aeróbicos, y técnicas de control del estrés tales como ejercicios de la respiración y yoga.

Además, quienes tienen desórdenes de pánico pueden necesitar tratamiento para otros problemas emocionales. La depresión suele estar relacionada con estos desórdenes, al igual que el abuso de alcohol y drogas.

Recientes investigaciones sugieren que los intentos de suicidio son más frecuentes en personas con desórdenes de pánico. Afortunadamente, estos problemas asociados con el pánico pueden superarse efectivamente, así como el desorden de pánico mismo.

Trágicamente, muchas personas con ataques de pánico no buscan o reciben tratamiento.

¿Qué ocurre cuando no se tratan los ataques de pánico?

Los ataques de pánico tienden a durar meses o años. Mientras suelen comenzar en la adultez joven, en algunas personas los síntomas pueden surgir antes o después en su vida.

Si se deja sin tratamiento, puede empeorar hasta el punto en que la vida de la persona se vea seriamente afectada por ataques de pánico y por sus intentos de evitarlos. De hecho, muchas personas han tenido problemas con amigos y familia, o perdido trabajos, intentando controlar sus ataques de pánico.

Puede haber períodos de mejoría espontánea en los ataques, pero no suele desaparecer por completo a menos que la persona reciba los tratamientos diseñados específicamente para ayudar a quienes sufren este desorden.

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