miércoles, 8 de octubre de 2008

Intoxicaciones: cómo evitarlas y qué hacer si ocurren

Intoxicaciones: cómo evitarlas y qué hacer si ocurren

Por Carlos Sanz Ayllon

Una de cada diez urgencias se debe a casos de intoxicaciones de la más diversa índole: alimentarias, farmacológicas o por ingestión de gasolina y productos corrosivos. Para tratarlas antes de llegar al hospital, los remedios caseros como la leche, el agua o el aceite resultan muy eficaces.

Toda la amplia y difundida gama de productos químicos de variada utilidad y no siempre exentos de toxicidad y que se emplean frecuentemente tanto en el medio doméstico - limpiadores, disolventes, combustibles - como en ámbitos laborales - pinturas, metales, gases diversos - han hecho que las intoxicaciones se conviertan en una de las causas frecuentes de enfermedad de esta época. Su importancia es tanta que cerca del 10 por 100 de las consultas en los servicios médicos de urgencias se deben a casos de intoxicaciones de la más diversa índole, sobre todo las producidas por el consumo abusivo de medicamentos por parte de la población actual. Nos referimos al peligroso hábito de la automedicación, es decir, al uso arbitrario de fármacos por una determinada persona y que no han sido indicados por el médico.

Existen muchos tipos de intoxicaciones, de mayor o menor gravedad, que en ocasiones son productos de descuidos temerarios o también de una mala selección de alimentos de consumo, entre otras causas.

Hay que actuar rápido

Cuando se trata de ayudar a una persona intoxicada no siempre se hace con la misma eficacia. De hecho, nuestros primeros auxilios pueden ser en ocasiones incluso peligrosos y contraproducentes. A continuación enumeramos los puntos básicos que se deberían seguir ante una intoxicación de carácter general:

- A las personas inconscientes se las colocará tumbadas y con la cabeza ladeada para facilitar la respiración.

- Igualmente se retirarán de la boca los restos de vómito o de objetos que pudieran dificultar la respiración.

- Se aflojarán las ropas, cinturones u otros objetos que compriman y se mantendrá abrigado al intoxicado.

- En caso de inconciencia, se llamará inmediatamente una ambulancia.

- Intentaremos averiguar la causa de la intoxicación: valorar el olor del aliento, aspecto del vómito, objetos que rodean al accidentado.

- Nunca se forzará el vómito en sujetos inconscientes u obnubilados, ni tampoco en los que sufren convulsiones, ya que el vómito podría invadir los pulmones causando asfixia.

- Tampoco se estimulará el vómito en aquellas personas que tomaron productos corrosivos o derivados del petróleo.

- Los tóxicos que han sido ingeridos pueden ser en parte inactivados mediante el empleo del denominado "antídoto universal". De forma casera, el antídoto puede confeccionarse mezclando té muy cargado y bien azucarado con pan tostado que ha sido prácticamente quemado, para sustituir así al carbón activado.

¡Peligro! Alimentos en mal estado

Los alimentos siguen siendo con cierta frecuencia una gran puerta de entrada de los tóxicos en nuestro organismo. La mayor parte de las veces se trata de intoxicaciones producidas por alimentos en mal estado de conservación. Cuando éstos se ingieren originan habitualmente cuadros leves de vómitos, diarreas, dolores abdominales o también erupciones en la piel similares a las urticarias y que van acompañadas de grandes picores. Sin embargo, ninguno de estos trastornos reviste gravedad. No sucede lo mismo con la intoxicación alimentaria producida por la toxina botulínica, cuyo cuadro es verdaderamente grave. Se trata de un peligroso veneno formado pro ciertos gérmenes que invaden las conservas - tanto animales como vegetales - mal envasadas y que con frecuencia son de fabricación casera. Por desgracia, la bacteria causante no siempre produce el gas necesario que nos avisa del deterioro de la conserva. De cualquier forma, los botes hinchados o de olor desagradable siempre deben ser desechados.

El botulismo da lugar a un gravísimo cuadro clínico caracterizado por laxitud, fatiga, trastornos visuales serios y gran dificultad al hablar y al tragar. También va acompañado de temperatura inferior a lo normal, debilidad e incluso parálisis en brazos y piernas. Finalmente, la persona afectada puede sucumbir víctima de una parálisis respiratoria.

La intoxicación por setas es típica de ciertas épocas del año, sobre todo las producidas por el consumo de amanita faloides y amanita muscaria. También en determinadas temporadas, ciertos mariscos, mejillones y almejas sobre todo, se ven afectadas por la presencia de la llamada marea roja, que imposibilita su consumo por contener una toxina que afecta el sistema nervioso, ocasionando un cuadro que comienza con sensación de entumecimiento alrededor de boca y nariz, náuseas, vómitos, dolores abdominales, debilidad muscular y parálisis, en ocasiones mortal.

Por todo ello es muy importante que siempre despreciemos los alimentos que nos resulten sospechosos o se encuentren en mal estado; nos referimos tanto a los frescos como en conserva. Y sobre todo cuidado con las conservas caseras. A este respecto, un dato: la toxina botulínica, que se encuentra en las conservas mal envasadas, puede destruirse por el calor cuando es cocinada por encima de los 80º C durante treinta minutos.

Salvando los cuadros leves urticariales o diarréicos, el resto de intoxicaciones alimentarias reviste tal gravedad que, ante la menor sospecha, la mejor medida siempre será el traslado urgente a un hospital.

Productos venenosos

El derivado del petróleo que con mayor frecuencia ocasiona intoxicaciones es la gasolina, ingerida accidentalmente al succionar para extraerla de un depósito o bebida por descuido cuando se guarda en botellas de refresco, vino o cerveza, lo cual ocurre principalmente con niños.

El cuadro clínico a que da lugar se caracteriza por una sensación de quemazón en el estómago, acompañado de vómitos, tos, fatiga, dolores de cabeza y aturdimiento y, dependiendo de la cantidad ingerida, un estado de coma. Por su parte, los agentes corrosivos o cáusticos, bien sean ácidos - ácidos para baterías, agua fuerte, desatascadores - o alcalinos - sosa, potasa, lejía -, son responsables de gravísimas lesiones. Ambos productos ocasionan una sintomatología similar: intenso dolor en la boca y en la garganta, con lesiones enrojecidas y ulceradas como si se tratase de verdaderas quemaduras, dificultad para tragar, gran acúmulo de saliva en la boca, vómitos mezclados con sangre, pulso rápido y débil y respiración superficial. El resultado final se resume en un estado de "shock" de especial gravedad.

En ocasiones, el manejo de solventes, pegamentos o barnices en lugares cerrados, sin ventilación al exterior, facilita la inhalación de los vapores causantes de una intoxicación caracterizada por cierta euforia, incoordinación del pensamiento, embotamiento mental y sensación de adormecimiento de los miembros. La duración del cuadro suele ser breve y desaparece al salir al aire libre.

Agua y leche, el primer auxilio

Ante cualquier caso de intoxicación por algunos de los productos citados hay una serie de medidas de urgencia que merecen ser tenidas en cuenta:

- Los productos como la gasolina, salfumán y similares, susceptibles de ser envasados a granel, nunca deben contenerse en botellas de cervezas u otras bebidas, con el fin de evitar dramáticas confusiones. Si ello no es posible, es fundamental etiquetarlas claramente y, sobre todo, alejarlas del alcance de los niños.

- En las intoxicaciones por cáusticos o por derivados del petróleo, nunca y bajo ninguna circunstancia se facilitará el vómito, puesto que podría acarrear desastrozas consecuencias.

- Si la persona ha ingerido un ácido, se le dará a beber grandes cantidades de agua sola o con clara de huevo. También la leche puede ser eficaz para diluir o neutralizar el ácido. Si el producto ingerido ha sido un alcalino, se neutraliza con leche, clara de huevo o aceite.

- Tras la ingesta de gasolina, también está indicado beber un vaso de leche, a ser posible mezclada con aceite de oliva u otro aceite vegetal.

- Si el tóxico afecta a otras zonas del cuerpo - piel, ojos -, estas serán lavadas abundantemente con agua y lo más rápidamente posible.

- En todos los casos citados es necesaria la evacuación inmediata a un centro hospitalario, dada la gravedad de la intoxicación y de sus posibles complicaciones.

Inhalación de gas: qué hacer

Una de las principales intoxicaciones motivadas por agentes gaseosos es la ocasionada por el monóxido de carbono, generalmente proveniente de combustiones incompletas originadas por braseros, estufas, calentadores de agua y motores de coches encendidos en lugares cerrados, como por ejemplo garajes o talleres. También es la intoxicación típica en quienees se ven atrapados en un incendio.

Las primeras manifestaciones consisten en dolores de cabeza, irritabilidad, náuseas, dolor en el pecho, mareos y pérdidas de visión, hasta llegar incluso a la parálisis y el coma, tantas veces mortal.

Para evitar riesgos innecesarios, hay que tomar las siguientes precauciones:

- Revisar ante la menor sospecha los aparatos que son susceptibles de producir monóxidos de carbono. Evitar también dejarlos encendidos durante la noche mientras dormimos.

- Si la intoxicación es incipiente y detectamos su sintomatología, cerrar en seguida la fuente de gas y abrir puertas y ventanas o salir al exterior.

- Ante la sospecha de estar parcialmente intoxicados, lo mejor es no moverse y simplemente arrojar algún objeto que tengamos a mano contra el cristal de una ventana o pedir auxilio para evitar que el esfuerzo origine la parálisis.

- En caso de encontrarnos con una persona que ha sufrido intoxicación, lo indicado es sacarla inmediatamente al aire libre y practicar los primeros auxilios - respiración boca a boca - para posteriormente evacuarla hacia un centro asistencial.

Automedicación: un gran error

La automedicación es una de las causas principales de la intoxicación por fármacos, aunque puede deberse también a intentos de suicidio. De una forma u otra, una de las intoxicaciones por medicamentos más frecuentes es la originada por el ácido salicílico, uno de los preparados de los analgésicos y antitérmicos más profusamente utilizados. Su intoxicación da lugar a un cuadro caracterizado por excitación, confusión mental, incoordinación de movimientos, fiebre, respiraciones profundas e incluso convulsiones.

Otra de las intoxicaciones es la ocasionada por el abuso de tranquilizantes y pastillas para dormir, que origina un estado de somnolencia, dificultad para concentrarse, lentitud en el lenguaje, debilidad y confusión mental. Cuando el cuadro avanza aparece un sueño profundo, depresión respiratoria y un estado de coma que puede llegar a ser mortal. Para evitar el peligro lo mejor es seguir estas normas:

- Se respetará siempre a ultranza la dosis y el número de tomas impuestas por el médico.

- Se evitará consumir estos fármacos junto con alcohol u otros medicamentos que depriman el sistema nervioso.

- Siempre que el afectado esté suficientemente conciente, se facilitará el vómito y se le administrará lo antes posible un antídoto universal (ver cuadro).

- Siempre y desde el primer momento se valorará el traslado urgente a un hospital.

Picaduras y mordeduras

Aunque no son una modalidad de intoxicación especialmente frecuente, todos los años se dan varios casos de picaduras y mordeduras de animales, entre los agricultores y los excursionistas principalmente; dada la gravedad de estas intoxicaciones es interesante conocer la conducta que debemos seguir en cada caso.

La inoculación de veneno de víbora ocasiona inmediatamente cierto dolor en la zona afectada. Posteriormente, la región se inflama y se enrogece y la tumefacción alcanza a todo el miembro. La temperatura corporal suele elevarse y se acompaña de escalofríos, sudoración, debilidad, náuseas e incluso pérdida de conciencia y "shock".

Menos importancia tienen las picaduras de los alacranes y los escorpiones, que también ocasionan dolor e inflamación en la zona afectada, sin que apenas exista repercusión en el estado general.

En los meses de verano y en relación con los baños en el mar no es infrecuente el observar picaduras de medusas, que producen un marcado enrojecimiento en la zona del cuerpo en donde contactan. Sobre esta región aparecen posteriormente unas pequeñas vesículas que se acompañan de un intenso picor.

La primera cura

Tras la picadura de víbora actuaremos lo más rápidamente posible. Lo primero será colocar un torniquete por encima de la mordedura. Después se ampliarán las incisiones de los colmillos sobre la piel, dejando fluir la sangre.

Se succionará sobre ellas tratando de extraer el veneno. Esto se hará lo antes posible y siempre que la persona que chupa no tenga ninguna herida en la boca ni en el aparato digestivo. El miembro afectado se mantendrá inmovilizado y la persona quedará en reposo y abrigada.

El traslado al hospital se realizará lo antes posible. Si posteriormente se mató la serpiente, ésta será llevada al centro asistencial para ser identificada y administrar el antídoto específico.

En las picaduras de escorpión y alacrán bastará tan sólo con poner hielo sobre la zona de la herida y posteriormente aplicar una crema antiinflamatoria.

En las lesiones por medusa es útil aplicar sobre ellas amoníaco, vinagre diluido o zumo de limón, y lavar la picadura con agua salada.

Metales y tóxicos industriales

El trabajador de la industria actual puede contactar con un sinfín de tóxicos, siempre y cuando no respete las normas laborales de protección contra los mismos (uso de mascarilla, gafas protectoras, guantes...).

Estos productos fundamentalmente ingresan en el organismo por vía inhalatoria o a través de la piel.

Un grupo importante de tóxicos industriales lo constituyen los metales, en especial el plomo, arsénico, mercurio... Todos ellos ocasionan cuadros dispares, graves y crónicos, caracterizados por pérdida de peso, alteraciones del riñón, modificaciones de la personalidad de índole psiquiátrica, trastornos del sistema nervioso causantes de parálisis, etc.

Otra causa de toxicidad en el medio laboral es la intoxicación por pesticidas e insecticidas, sobre todo en fabricantes y trabajadores del campo. En estos sujetos producen intensas lesiones en aparato digestivo, hígado, pulmones y riñón.

Tanto la prevención como el tratamiento de estas graves afecciones es complejo y se basa en el respeto de las normas de cada centro laboral para evitar enfermedades y accidentes laborales.

En definitiva, merece la pena tomar todo tipo de precauciones, tanto en nuestras casas como en nuestros lugares de trabajo, para conseguir así que las intoxicaciones dejen de ser una de las causas más frecuentes de enfermedad de estos tiempos.

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